Astoria Greengrass

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La castaña estaba en la habitación donde había dormido la noche anterior. Ya no lloraba, estaba como ida, no podía creer lo que había sucedido. Draco entró a la habitación, se quedó mirándola y le pasó una manta por los hombros. Su cabello goteaba por la ducha que acababa de darse.

–¿necesitas algo preciosa?- ella negó con la cabeza. Draco no sabía qué hacer, eran las 7:30 p.m. y aún no sabía si asistir a su cita con Astoria o no. No era bueno consolando a las personas.

–Deberías empezar a arreglarte para tu cita.- soltó la castaña sin ningún expresión en el rostro. Seguía pérdida. Draco se desconcertó.

–¿Como sabes que saldré hoy?– Hermione alzó los hombros.

–Escuché a Kreacher preguntándote si planchaba tu ropa para tu cita con Astoria Greengass.-Draco guardo silencio. Estaba tratando de inventar una excusa para no ir a su cita y quedarse con ella.- No tienes porque quedarte aquí, ya es suficiente con dejarme quedar unos días en tu casa. No me hagas sentir peor.- le dijo mirándolo seria.

–No tengo ganas para salir, preferiría quedarme aquí haciéndote compañía

–Draco, no. Por favor sal con ella, se ve que le agradas. Además, tal vez sea mejor tener un tiempo para mi. Para pensar bien las cosas.- Él asintió dándose por vencido.

–Todo estará bien, Jean.- se despidió. Ella sólo asintió.

••
Eran ya las 9:00 p.m. y Draco ya estaba entrando a Mc'Ferrars, diviso a su amiga en la misma mesa donde la había dejado esperando la última vez.  Se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla saludando.

–Justo como lo prometí. Puntual.- dijo dedicándole una media sonrisa como de costumbre sólo que estaba vez era más forzada. No dejaba de pensar en Hermione.

–Hombre de palabra. Una de las cosas que más me gustan de ti.- sonrió y puso sus dos manos en el cuello de la camisa del rubio atrayéndolo hacia ella. Lo besó. Y él le correspondió. No se trataba de un beso lento mucho menos tierno. Era apasionado, ardiente. Se detuvieron por falta de aire.– ¿te parece si vamos a un lugar más privado?- le dijo con picardía.

–Lo siento, tengo visitas.- se excusó Draco, no estaba seguro de querer tener sexo con ella en este momento.

–Podemos ir a mi departamento.- acercó más a él y tocó su miembro por debajo de la mesa. Draco gimió. Maldición, esa mujer lo volvía loco.- Toma mi mano.- le dijo Astoria, él la obedeció y al instante desaparecieron.

••
Hermione seguía en la habitación de huéspedes, ya no lloraba, estaba casi segura de no tener más lágrimas.

¿Que habrá pasado con Ron? ¡Vamos Hermione! No seas idiota. Él trató de abusar de ti se reprochó. No sabía qué hacer ¿que le diría a Harry cuándo se enterara? ¿Iba a poner a su mejor amigo entre la espada y la pared? ¿Lo haría elegir entre sus 2 mejores amigos? Además era obvio que Harry elegiría a Ron, era su mejor amigo y además el hermano de su esposa. Hermione estaba segura. Ella estaba sola. Sonrió. No estaba sola, tenía a Draco.

En la habitación resonaban los gemidos provenientes de la pelinegra. Draco estaba encima de Astoria besándole el cuello mientras sus manos recorrían su cuerpo, fue bajando de su cuello hasta llegar a sus senos, le quitó el sostén y observó sus pechos desnudos. Ella sonrió con lujuria, empujó al chico y buscó algo en su tocador. Sacó un condón, se quitó sensualmente las bragas y dejó que el rubio la observara por unos segundos, luego se acercó a él y le quitó el bóxer, tomó con firmeza su miembro y le puso el condón. Los dos se recostaron en la cama, Draco encima de la chica, se besaron y lentamente el rubio la penetro. Un gemido tras otros, después de un rato el chico sentía que estaba a punto de venirse. Tomó a su amante por la espalda al mismo tiempo que su miembro salía y entraba de la vagina de la pelinegra. Cada vez con más ritmo, más salvaje. Hasta que llegó a su punto climax, se quitó el condon y se recostó a un lado de Astoria. Ella sonreía.

–Has mejorado, Malfoy. Iré a darme una ducha ¿vienes?- le preguntó acariciando el pecho de este. Él negó.

–Tengo que irme amor. Lo siento.- comenzó a vestirse y en menos de 10 minutos Draco apareció en la Mansión de sus padres. Fue a su habitación, había un gran silencio pero no le presto importancia lo más seguro es que ella estuviera durmiendo. Busco entre su ropa algo cómodo y entro a la ducha. Astoria. Sin duda ella era su alma gemela, la había conocido hace tiempo debido a que sus padres habían sido buenos amigos pero no había sido sino hace dos años que el rubio comenzó a verla con otros ojos. Unos llenos de deseo.

Hermione tomó su teléfono y marcó: Ginny Weasley. Había dudado mucho de llamarla o no pero necesitaba hablar con alguien.

–Hermione ¿me puedes explicar qué rayos está pasando?- preguntó sin darle tiempo a la castaña de contestar.- ¿Por que mi hermano fue atacado? ¿Acaso no sabes lo que él ha sufrido? ¡Vamos Hermione, di algo! Estás con Malfoy ¿no?- los ojos de la castaña empezaron a cristalizarse y un nudo se formó en su garganta.

–Ginny yo.. tú no sabes cómo fueron las cosas.- declaró con coraje. No quería llorar ¡ya no, maldición!

–Evidentemente no lo sé Hermione, por eso te estoy exigiendo una explicación ahora mismo. ¿Qué le hiciste a mi hermano?- esto fue la gota que derramó el vaso. Hermione se enfureció y se tragó las lágrimas que amenazaban por salir.

–¡¿que tú me exiges que!? ¡Mierda Ginny, yo sólo te marqué para intentar desahogarme con una amiga! Pero ahora veo que llame a la persona equivocada. Ah, y con respecto a tu querido hermanito yo no le hice nada, el muy cobarde me rompió la varita para que no le hiciera nada.– colgó. Estaba llena de ira, de tristeza, arrojó el celular con furia en el suelo. En ese momento Draco entró en su habitación. Había estado escuchando su conversación con la esposa de Harry Potter.

–No los necesitas.- declaró.- Estarás bien sin ellos, pequeño ratón.- Hermione lo miro y sin dudarlo corrió hacia él y lo abrazó. A Draco esto lo tomó por sorpresa pero correspondió a su abrazo. Después de unos segundos se separaron.

–No se que habría hecho si tú no te hubiera acercado a mi aquel día en las Tres Escobas.- le dijo Hermione. Él sonrió.

–Hubieras estado bien preciosa. Al fin y al cabo dentro de ese pequeño ratoncito llevas un gran león.- ella sonrió.

–Ya no quiero estar triste, me odiare toda la vida si me quedo aquí a llorar. ¿Podemos salir a distraernos un poco?

–¿Me estás invitando a salir?- el rubio arqueo la ceja.

–No te emociones Malfoy.- le respondió con una sonrisa.

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⏰ Última actualización: Aug 04, 2018 ⏰

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