Draco
Veo a mi madre corriendo hacia a mi para abrazarme y decirme que todo estará bien. Voldemort se ha ido pero nosotros estamos marcados. Mi madre llega a mi y me abraza. Después desaparece.
Estoy en las profundidades del bosque, tengo lo ojos vendados.
–¡Pagarán todos sus crímenes, miserables!- escucuchó el grito de aquel hombre. Lo escucho una y otra vez, mi madre está sollozando y hay otros tipos riendo a carcajadas, su risa me enferma. Alguien se acerca y me quita la venda de los ojos. El rostro del maldito me sonríe. Quiero matarlo con mis propias manos.- No quiero que se pierda del espectáculo, joven Malfoy.- dijo haciéndose a un lado y veo a mi padre lleno de sangre.Despierto empapado de sudor. Sólo era una pesadilla más. Trato de dormir un poco más pero no lo logró, veo la hora. Son las 6:30 a.m. Me levanto de la cama y voy al baño a darme una ducha con agua fresca. Ya estaba acostumbrado a dormir poco. Abro la regadera y el agua empieza a bajar por mi cuerpo, trato de relajarme pero me es imposible sigo pensando en aquel maldito día. ¿Por qué él seguía viviendo? No era justo, nada en su vida había sido justo.
Termino de ducharme, me cambio y voy a la cocina a beber algo, necesitaba un poco de alcohol. En el camino me cruzo con la habitación donde Hermione dormía ¿debería entrar a ver lo que estaba haciendo? Niego con la cabeza, seguramente seguía durmiendo. Aún así la curiosidad me gana y entro a su habitación, tenía razón ella seguía durmiendo profundamente, su cabello está todo alborotado y esparcido por todos lados, lleva una pequeña bata de seda, una de sus manos cuelga de la cama. Me acercó para verla mejor y sonrió, está roncando suavemente. Le quito un mechón de cabello del rostro, tomó su brazo para que deje de colgarte y me doy cuenta de su marca. Me quedo helado. Sangre sucia. Había olvidado que presencié cómo torturaban a Hermione, sentí un golpe de culpa y rabia. Era un estúpido cobarde. No pude permanecer más contemplando su cicatriz, salí de su habitación rápidamente.
El teléfono sonó:–Hola.- contestó distraído.
–¿Que te sucede? ¡Ayer me abandonaste!- Me reclamo Astoria. La había olvidado por completo. Mierda.
–Lo siento hermosa, me surgió un problema y tuve que abandonar el club. ¿Te parece si nos vemos más tarde?- Tardó unos segundos en contestar, sabía que lo hacía a propósito para hacerse "desear".
–Está bien. Te espero en el club de Andrew a las 10:00 p.m. Te advierto si no llegas temprano me iré.
–Ahí estaré.- colgué.- ¡Kreacher!- el elfo apareció detrás de mi.
–¿Necesita algo, mi señor?- asentí.
–Prepara un delicioso desayuno, tengo visita.- ordené, Kreacher parecía a punto de irse a cumplir mi orden y añadí.- Se trata de Hermione Granger, mas te vale tratarla bien o te sacare a patadas.- Él me miro con recelo y desapareció.
Regrese a mi habitación y me recosté, seguía sin estar tranquilo. Mis pesadillas habían pasado a segundo plano ahora lo que más me intrigaba era Hermione, esa castaña me sorprendía cada vez más. La deseaba. Más de lo que había deseado a ninguna mujer en su vida. Sin embargo, no me atrevía a dar el primer paso, sabía que ella no era como las demás mujeres, no aceptaría tener relaciones con él solo por placer. Esa castaña era ambiciosa no buscaba una aventura pero lamentablemente yo no podía ofrecerle más. Además Astoria estaba de regreso, ella era la mujer con la que sus padres hubieran deseado que se casara.
Un ruido me sacó de mis pensamientos y salí al pasillo encontrándome con Hermione.
–No quise despertarte, sólo fui por un vaso de agua.- se disculpó la chica. Se le veía nerviosa.
–No estaba durmiendo, Jean. No te preocupes.- le sonrió tratando de no hacerla sentir culpable. Ella se acercó a mi.
–¿Que pasó ayer?- preguntó sobándose la cabeza. Seguramente estaba sufriendo resaca. Reí y ella frunció el ceño.– ¿de que te ríes?

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Las Sombras de Malfoy
FanfictionLa guerra ha terminado, las muertes y la violencia han quedado en el pasado pero, ¿por qué el dolor aún sigue? -Cariño, las memorias nos destruyen.