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Camino hacía el Garrison, hay una reunión y yo también estoy invitada, cosa que es rara porque a mí no me involucran en ninguno de sus trabajos.

Estoy a punto de girar la última esquina que me queda pero unos gritos me hacen detenerme, es un niño pequeño, un bebé. Me giro hacía el sonido y lo que veo hace que se me revuelvan el estómago. Hay un hombre, un hombre mayor, intentando tirar de los pantalones de un bebé que no tendrá más de cinco años.

Ni siquiera pienso en lo que hago, mis pies dirigiéndose hacía lo que está sucediendo en la vacía calle. Mis ojos divisan cuando el hombre logra bajar los pantalones del crio gracias al guantazo que le ha dado, lo cual a hecho que el pobre niño se quedé morado.

Eso me hace correr hacía él.

Una vez llego, mis manos empujad al hombre, que se gira hacia mi de inmediato, sus ojos enfurecidos y rojos, huele a alcohol y tabaco, es asqueroso. El niño, cual sigue llorando con hipo, se queda en el suelo, sin moverse.

—Puto enfermo de mierda, vete a tomar por culo antes de que...

—¿De qué, muñeca? —pregunta, acercándose peligrosamente a mí— ¿Quién eres tú, mhm? Una princesita muy rica.

—Soy Violet Shelby, pedazo de desgraciado.

Pero parece darle igual, porque me agarra de los brazos y me da tremendo empujón que me tira al suelo:— Quédate ahí, princesa, y disfruta de lo que ves. —me dice, y se vuelve hacía el niño.

No puedo permitirlo, me levanto del suelo impulsándome con mis manos que ahora me escuecen, y con las mismas empujo al hombre de igual manera que él a hecho conmigo. De lo borracho que va logro que se caiga al suelo, de espaldas, y yo aprovecho ese momento para acercarme a él, a su rostro.

Me dejo llevar por la rabia de ver lo que le iba a hacer al pobre chico, mis manos agarran su cabello y no dudo en estampar su cara contra el suelo de piedras.

—¡John! —escucho un grito en el fondo, pero no miro, mis manos volviendo a repetir la acción hecha segundos antes.

Tiro la cabeza del señor de nuevo, pudiendo ver su rostro, tiene la nariz y boca llena de sangre pero siento que no es suficiente.

Unos brazos rodean los míos y me tiran hacía atrás, mi espalda choca con un pecho duro pero no se de quien se trata hasta que escucho la voz de Thomas en mi oído.

—Violet, vete al Garrison, nos vamos a ocupar nosotros.

Es lo único que me ordena. Sus brazos dejan los míos y mi mirada buscan al niño pero, antes de encontrarse con él, se encuentra con John, que acaba de llegar junto a Arthur.

John se acerca a mí, sus manos pasan por mi rostro, cabello y brazos, supongo que buscando alguna herida o viendo si estoy correctamente. Cuando ve que todo va bien conmigo, me abraza. Sus brazos me rodean y escucho un tipo de suspiro saliendo de sus labios.

—¿Estás bien? —pregunta, buscando mi mirada.

—Sí, estoy bien. —asiento con la cabeza, de golpe sintiéndome rara con el momento— El niño. —me acuerdo y me giro donde estaba el niño.

Seguía en el suelo, su dedo pulgar metido en sus labios simulando un chupete y no me puede doler más el corazón al ver sus ojitos llenos de lágrimas, al igual que sus mejillas.

Alejándome de los brazos de mi marido, me acerco al chico y me agacho a su altura, logro que me de su manito y lo pongo de pie.

—¿Me pueden pasar su pantalón? —cuestiono, y hay un silencio tenso en medio de todo este caos. Es Arthur quien me lo entrega—. Gracias. ¿Cómo te llamas, cariño? —le pregunto al chico, mientras se deja vestir.

—Harry.

—Harry, —repito, dándole una pequeña sonrisa— que bonito nombre.

Una vez termino de ponerle los pantalones me levanto, al igual que el pequeño:— ¿Cómo se llama tu mamá?

—Emma y mi papá Harry. —responde.

—Viven justo ahí. —responde Tommy, cuando ve que lo miro con intenciones, su dedo señala tres casas hacía atrás.

—Ire a dejarlo con su mamá. —les digo.

—No pases por aquí cuando vuelvas, vete a casa. —contesta John.

—Deberías ir con ella. —habla Arthur, su mirada de preocupación en mí.

—Quiero ocuparme de esto.

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