Lucifer es un escritor en busca de un buen lugar para crear su obra maestra, pero en su camino se encontraría con pequeños... Tropiezos... Tenían un nombre
"-. ¿Quien?
-. Alastor, yo me llamo Alastor. "
Si, no era un ¿Cuál? Era un ¿Quien?
Art: @Cran...
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Al día siguiente compartí con Alastor, Al siguiente hice lo mismo y para sorpresa de nadie lo había vuelto a hacer, ahora mis días se resumían a; despertar, ir al trabajo, ver a Alastor, trabajar más y despedirme de él para volver a verlo el día de mañana.
De alguna forma me sorprendía lo rutinaria que se había vuelto mi vida en ese lugar, empezaba a acostumbrarme incluso a las personalidades tan destacables, empezaba a hacer menos preguntas y sobre todo iba al ritmo de los demás, ya no necesitaban golpear mi puerta como si quisieran tirarla, ahora despertaba sin problemas y ya estaba listo para mi día.
De esa forma pase la última semana, ahora no encontraba muchísimo tiempo para escribir, pero en todos mis tiempos muertos hacia anotaciones y escribía lo que podía, siempre que tenía una buena idea la anotaba y después la ejecutaba, venían a mi rápidamente, casi fugazmente.
Algo que antes no sucedía, antes tenía que pensar muchísimo y no venía mucho a mi, pero en este lugar lo tenia todo, todo parecia ser mas fácil ahora.
—. ¿Que haces centímetro cuadrado?.—
Sonreí y alce la mirada, me encontraba recargado en el mostrador de la florería, seguía escribiendo sobre los tickets viejos, ahora mismo lo hacía. Alce una de mis cejas y lo mire con una falsa indignación.
—.¿Ahora soy un "centímetro cuadrado"?.— Sonreí aún más cuando ví que el hacía lo mismo, dejaba de darme tanto miedo su sonrisa, me atrevía a decir que ya no se veía tan falsa, se veía mejor a decir verdad.
—. Podrías ser solo un centímetro, pero tuve piedad en ti.—
—. Oh, que amable Alastor, pero te recuerdo que mi nombre es Lucifer y que tenemos trabajo que hacer.—
Alastor seguía causando curiosidad en mi, ahora sabía un poco de el, sabía que era un raro experimentado, que era alto, que tenía una vista horrible sin sus lentes y que llevaba toda su vida encerrado en este pueblo, claro que lo noté desde nuestras primeras interacciones, pero ahora era mas evidente.
—. Oh si, ahora ¿Que toca?.—
—. Pues debemos ayudar a cargar las cosechas, durante esta semana completa.— Saque mi reloj y le di un golpecito, había dejado de funcionar, era una completa lastima, me encantaba ese reloj y ahora ya no me daba la hora, se había quedado quieto, me caía de extraño, no llevaba mucho con la pila y ahora dudaba que aquí existiera arreglo para este.
—. Oh si, entonces, en marcha, deja de garabatear cosas extrañas.—
Alastor dio una mirada curiosa en el mostrador y me arrebato los tickets, inmediatamente estire mis manos y con dificultades me lance encima de el mostrador, tratando de alcanzarlo, al menos alcanzar sus manos que alejaba de mi, el se reía y añejaba mas sus manos y a mí no me daba nada de risa.
