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El hombre que se enamoró de una bruja

Un día de verano Nisha recorría los senderos de la montaña, aún titubeante descendía en un ritmo lento tal como si esperara que el destino le diese la menor razón para volver a su hogar, usando un sencillo vestido de algodón blanco, su cabello recogido en una larga trenza negra atada con una cinta blanca, perfumada gracias a las sales que sirvieron algún favor que había concedido, sería difícil creer que ella era la bruja de la montaña, no cuando le describían como una sombra con el aspecto de un monstruo y con el aroma de la putrefacción a su andar.

No, nadie creería que ella era la temida bruja de las montañas que se había decidido a ir a la aldea aledaña para comprar harina, ya había intentado varias veces dejar pistas a los lugareños de lo que deseaba, pero al parecer no habían entendido que en lugar de oro o algún otro bien valioso, sólo anhelaba el blanco ingrediente que no era capaz de hacer por su cuenta.

Recorrió el bosque atenta, aún en el día había escuchado a más de un vándalo en la zona en espera de una víctima a la cuál asaltar, sin embargo ese día el sol brillaba en lo alto del cielo, los insectos y las aves hacían una bonita sinfonía tranquila en el trayecto, era un día muy bonito.

Cuando llegó al pueblo no faltaba la mirada curiosa de más de uno, era claro que no era lugareña y eso hacía que incluso los ancianos se fijaran en su andar, sin embargo, así como la gente se sentía curiosidad por la extraña que se paseaba por las angostas calles, los ojos de Nisha miraban todo llena de emoción, era su primera vez fuera de los confines del clan, su primera vez fuera de la seguridad de la montaña y eso le hizo sentir una alegría que no recordaba haber experimentado en los años recientes.

Los vendedores eran amables, pero no faltaba el que al ver la cara nueva tratara de sacar ventaja de ello, sin embargo las sombras a sus pies podían susurrar la malicia de su acto y Nisha terminaba por evadir al embaucador.

Al subir la montaña de regreso sentía sus piernas temblar, había logrado su objetivo, sin embargo la novedad le había hecho sentirse nerviosa en todo momento, por más alegre que se sintiera, en el fondo sospechaba que los amables lugareños no serían igual de amables si supiesen que ella era la bruja de la montaña, después de todo más de uno había rogado al pie de la montaña por un favor, pero ninguno era afable con el monstruo capaz de matar a aquél que les hacía daño.

El paso del tiempo hizo que sus visitas fuesen más recurrentes, Rakda se había marchado y al no saber cuánto tardaría en volver la soledad le había hecho recurrir a otras formas de pasar el tiempo, como visitar la aldea cercana para hacer compras quizá no tan necesarias.

Una mañana mientras disfrutaba por su camino en el bosque sintió la presencia de un hombre entre los árboles, sus sombra le susurró que aquél hombre estaba armado y su malicia le advertía que estaba dispuesto a hacerle daño, siguió su camino tomando las hierbas medicinales que encontraba a su paso, estaba lista para atacarlo cuando se revelara, sin embargo un lamento le hizo volverse sorprendida a la par que el vándalo se desplomaba muy cerca de ella.

Un joven agitado y con una roca aún en su mano observaba nervioso al hombre en el suelo, luego fijó sus claros ojos azules en ella, presuroso soltó la roca, corrió hacia ella tomándole de la muñeca y corriendo juntos en dirección de la salida del bosque.

Nisha no sintió malicia en aquél hombre por lo que ocultó su poder y corrió a su ritmo, al salir del bosque el joven se detuvo soltándole la muñeca para apoyarse en sus rodillas con claro agotamiento.

―Lamento mucho si te he asustado―Confiesa el joven―. Pero ese hombre tenía un puñal en sus manos y sus intenciones lucían todo menos buenas.

Igual de agitada por la carrera imprevista, Nisha trata de acomodar su trenza que hoy estaba atada con un listón azul, podía decirle que ella ya sabía de las intenciones de aquél hombre, podía decirle que un humano con un arma no era un rival para ella, pero sólo sonrío al apuesto hombre que había estado dispuesto a arriesgar su seguridad por defenderla.

Legado de Fuego y SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora