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Al principio creí que salir de esta parte del palacio resultaría mucho más sencillo, sin embargo, la idea perdió fuerza a medida que los días transcurrían mientras intentaba descifrar el cómo seguir avanzando, los soldados apostados en la puerta no son humanos, jamás lo fueron, son armaduras encantadas para volver a armarse si son derrotadas.

Puedo pasar de ellas, sin embargo hay otra formación a lo largo del pasillo que lo convierte en un laberinto infinito, ocupado por más armaduras a las que vencer es más difícil a medida que se avanza, al contrario de la formación de la habitación que aún ocupo, esta no puede ser rota sin morir, así que me he negado a intentarlo mientras crea que puedo escapar.

Estas armaduras han ayudado a fortalecer mis músculos, el combate cuerpo a cuerpo siempre fue una debilidad para mí, pero ahora tengo suficientes voluntarios para practicar el uso de la espada y los diferentes aspectos de la magia de las sombras.

No he visto a Velkan desde la última vez que hablamos, tampoco he visto a alguna otra persona, el silencio sólo fortalece mi decisión, necesito salir de aquí, sólo así podré descubrir eso que el monarca de Verthes se niega a confesar.

Eres el mal que debe ser extirpado del mundo―Recuerdo esas oscuras palabras.

Jamás pensé que hubiera algo tan sombrío detrás de mi nacimiento, lo peor de lo que tuve que preocuparme, fue el nacer con el don equivocado en el clan equivocado, pero cada vez que medito sobre el asunto, más me convenzo de que el secreto que nadie se ha decidido a revelarme, podría cambiar mi forma de ver la vida para siempre.

Trato de dejar esos pensamientos a un lado, ese secreto perturba mi tranquilidad afectando el control que ahora manejo sobre mi don, respiro profundamente e invoco la sombra de la espada de mi padre, gracias al poder que he cultivado hasta ahora me es posible hacer su materialización, así que salgo de la habitación para enfrentar nuevamente aquellas armaduras.

Las armaduras reaccionan de forma inmediata después de que de tres pasos fuera de la habitación, lucho con cautela de no ser tocada por ellas, aunque la habitación es un lugar seguro en el que difícilmente puedo hacerme daño, no es el mismo fin para el encanto que fue colocado en estas armaduras, el hechizo que les permite moverse y por el cuál me atacan, tiene como objetivo hacer el mayor daño posible a su contrincante.

He peleado con estas armaduras por días enteros, no siempre atacan igual, no siempre reaccionan igual y cada día parecen ser más fuertes que el anterior, sin embargo, yo también me he hecho más fuerte desde que llegue y comencé a luchar contra ellas.

Las retengo convocando las sombras a sus pies, clavo mi espada en los agujeros del yelmo ocasionando que se caigan a pedazos ante mí, avanzo encontrando tres armaduras, lucho contra ellas haciendo mi espada aún más dura, atravieso el metal ya abollado de las armaduras tras los combates anteriores, hago mi espada explotar en su interior hasta que se derrumben a mis pies.

El número aumenta a medida que avanzo y el tono de las armaduras cambia a medida que cambio de posición en el pasillo, hierro, plata, negro, verde, hierro oxidado y violeta, esos son los colores que he visto hasta ahora, sin embargo al llegar al verde, la mayoría de las armaduras que he derrotado ya se han levantado de nuevo y vienen por mí.

Extiendo las sombras deteniendo cada armadura que está de pie frente a mí, pero ante las violeta, cada vez que uso las sombras para detener sus movimientos, dos nuevas armaduras del mismo color caen del techo y estás están libres de mis sombras, luchas contra ellas sosteniendo el resto de las armaduras requiere una concentración que aún no he dominado, por lo que a medida que me concentro en el combate, las armaduras que deberían permanecer inmóviles, comienzan a soltarse del poder de mis sombras.

Legado de Fuego y SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora