"Identidades" - Shuumatsu no Valkyrie

Capítulo 4: La discusión, el deseo y la sombra de Londres

—Entonces... ¿Qué desean pedir?—una pregunta de tal calibre en un momento que no debería de sentirse tan tenso como lo hizo, las palabras dejaron los labios de Buddha con aparente inocencia, pero la temperatura en el ambiente había bajado dos grados con tan solo esas líneas y sí era perceptible, la amenaza yaciendo oculta bajo el tono tranquilo y los guerreros de la habitación notándola apenas.

Nadie dijo nada por lo que parecieron horas, un momento de silencio qué se extendió demasiado y terminó rozando la incomodidad, con los sentidos al máximo y sus lobos inquietos, los ojos de los Einherjar recorrieron el mediano espacio evaluando a sus compañeros.

Los dioses no podían tener razón en esto, ¿verdad?, Los humanos no podían empezar a pelear entre ellos ahora.

—Vamos, qué pregunta más directa hombre, ¿no estarás pensando que pelearemos por eso, o sí? —Quin Shi Huang mostró una sonrisa de dientes, los dioses y la realeza habían estado al mismo nivel en tantas culturas qué hablarle con fanfarrias al humano ascendido a divinidad le parecía sumamente innecesario, además de que la actitud del dios difícilmente se prestaba para eso, con toda la confianza del mundo, él continuó —Me atrevo a afirmar qué en esta habitación no existe un solo hombre que intente traicionar a sus compañeros.

—Si bueno, alguien debía de encargarse de recalcar eso— Buddha le devolvió la sonrisa al Emperador, pero el aire qué tuvo fue diferente, el luchador de la sexta ronda dejó al descubierto sus colmillos inferiores en un gesto de hostilidad sumamente breve, pero que qué los alfas dentro de la habitación sin duda notaron, sin un dulce en la boca y con los vendajes tenuemente brillantes cubriendole la cara, el rostro de la deidad era aterrador y el gesto qué hizo, normalmente ligero y determinado para indicar incomodidad o la ligera sensación de malestar, se vio más agresivo de lo que venía al caso, únicamente sumándole tensión al ambiente del lugar.

—Caballeros, si me lo permiten—interrumpió entonces una voz— No es que sea muy cortés de mi parte interrumpirlos y por favor, perdonen todas las molestias, pero, en opinión mía, señores es mejor debatir esta cuestión con una taza de té, cortesía de nuestras amables anfitrionas ¿qué les parece? —Jack se había acercado hasta donde los dos nobles empezaron a retarse con la mirada, parado frente a ellos y con las manos extendidas, el asesino más enigmático de la historia refreno con éxito un ambiente tenso entre dos dominios que habían empezado a retarse en un momento de tensión, algo casi instintivo cabe aclarar, para desviar la atención hacia una pequeña y elegante mesa en el centro de todo, algo que al parecer nadie más que él había notado, con el vapor saliendo de una tetera de fina porcelana y pequeños panecillos desprovistos de cualquier otro color más que el de la harina —ninguno pudo desayunar antes de esto y, me atrevo a especular que la señorita Hlökk se ha tomado las suficientes molestias con nosotros como para desperdiciar tal amabilidad.

Ambos Einherjar, en la medida de lo posible, lo miraron casi boquiabiertos.

¿Qué demonios estaban por hacer?, ¿Soltarse a pelear allí mismo?, ¿Pero en qué pensaban?

—Si me permiten opinar, estoy con Jack en esto— Una voz llegó de nuevo, carismática y avanzada, diferente al tono juvenil y retador que relucía en varios de ellos, perteneciente, por supuesto, a nada menos que al primer campeón de la humanidad. Sasaki era alguien de personalidad conciliadora, le gustaba evitar los conflictos innecesarios y las peleas sin sentido siempre que oportunidad hubiera, claro disfrutaba las peleas, como todo guerrero, pero iniciarlas sin sentido ni propósito no era sensato, menos entre compañeros, mucho peor si no había nada que aprender, y en sus estados ambos peleadores que habían estado retándose solo generarían más problemas sin realmente nada que enseñar— Quizás un té nos caería bien a todos.