6. Te tengo

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- Mírame Kara...¡Te estoy hablando! ¡Mírame!

- ¿Qué quieres mamá?

- ¡A mi no me respondas así! ¡Tu y yo no somos iguales!

- Lo sé, yo no te grito.

Todo estaba bien, hasta que no lo estaba. No importa lo que hiciera, siempre hacía enojar a mis padres.

- ¡Yo te grito si quiero porque soy tu madre!

- ¿Qué necesitas?

Mis ojeras cubrían gran parte de mi rostro. Cada día era peor con ellos.

- ¡Le dijiste a tu psiquiatra que te quieres morir! ¿¡Tan mala madre soy!?

Miré hacia otro lado.

- Ya madura Kara, de verdad, estoy cansada de ti, de tus cambios de humor a cada momento, cansada de tener que llevar a la niña al psicólogo porque ahora resulta que se quiere matar. ¿Eso es cierto?

Tiró un cuchillo hacia la mesa de la cocina, frente a mi.

- ¿Te quieres matar? Hazlo. Ya estoy cansada de ti.

Mis latidos se hacían cada vez más rápidos.

No la escuches.

- No me quiero matar.

Murmuré, mi voz rota ardía en mi garganta.

- No quiero estar aquí, en casa.

Confesé.

- ¡Entonces vete con tu hermana! ¡Ya estoy cansada de ti!

- Lo sé.

- Ojalá nunca hubiera tenido una hija tan inútil, tan enferma.

Podía ver el odio en su mirada, seguía sin acostumbrarme a eso. Pero apesar de su desprecio, yo la amaba, era mi madre y quería que ella también me amara.

Salió de la cocina, yo me quedé ahí, quieta, sin saber que hacer.

Solo miraba el cuchillo, una y otra vez pensando en que tal vez mamá tenía razón.

No lo hagas, no lo necesitas.

Kara, no.

Kara, detente.

- Niña, mírame.

No lo necesitas, Kara.

Kara.

Kara.

Kara.

Mírame.

- Mírame.

Giré mi cuerpo levemente.

- Eso es, mírame.

- Al...

- Aquí estoy.

Sentí sus brazos rodearme.

- Te tengo, aquí estoy.

Comenzó a arrullarme y en ese momento noté el escenario. Yo estaba sentada en el piso de la cocina, recargada en la pared. Miré mis muñecas con miedo.

- Estás bien, no hiciste nada malo.

Alex tomó mi rostro pálido entre sus manos, estaba temblando.

- ¿Qué pasó?

Mi mirada recorría el lugar intentando descifrar la respuesta. Podía recordar la pelea, el mirar la mesa, pero no sabía cómo había llegado al piso.

- Me llamaste y vine tan rápido como pude. Tuviste un ataque. ¿No lo recuerdas?

Negué levemente.

- Perdóname Al, perdón.

- No tienes nada de que disculparte, nada de esto fue tu culpa, nada.

Volvió a abrazarme y yo me aferré a ella.

- Te juro que no quiero matarme.

- Lo sé, te creo.

Seguía arrullandome entre sus brazos.

- Perdón.

- Te amo demasiado Kara. ¿Entendido? No tienes que pedir perdón por lo que sientes, no es tu culpa.

- Estás molesta.

- Si, pero no contigo, estoy molesta con mamá.

- No es solo con ella.

- ...También con tu trastorno.

Confesó en voz baja, pero yo sabía a que se refería.

- No es contigo, cielo. Jamás podría enojarme con mi hermanita.

Sonrió apenas, con tristeza.

- Pero el saber que hay algo que siempre te está lastimando y no poder hacer nada...Odio no poder salvarte de esto.

Me separé para poder ver su rostro, estaba llorando en silencio al igual que yo.

- Eres la mejor hermana que pude pedir, Al.

Besó mi cabeza y volví a sus brazos.

- Te tengo.

Susurró.

- Te tengo. Siempre.

Ella siempre me protegió, fue la razón principal por la que seguí con vida. Ahora tendrá que aprender a seguir sin mi...








Gracias por todo el amor que le dan a mis historias ♡. Los amo. Beso tronado
-Nat

I miss you || Supercorp Donde viven las historias. Descúbrelo ahora