10. Cat Grant.

30 5 0
                                    

Seis meses después...

- ¿Entonces aún no le dices?

- No.

- ¿Le dirás pronto?

- No lo sé, no quisiera arruinar la amistad.

- Está bien, pequeña Danvers.

Recargué mi cabeza en el hombro de Maggie mientras esperábamos a Emma y Alex, quienes se habían quedado a un taller nuevo en la escuela de combate cuerpo-cuerpo.

La novia de mi hermana tomó mi mano y empezó a jugar con ella, pasó sus manos a mis pulseras donde observó cada una a detalle. Algo que siempre me sorprendía de Sawyer era lo observadora que llegaba a ser.

No sabía si era parte de su personalidad o un lado que solo mostraba con la gente que quería.

- ¿Cómo te has sentido en casa de los señores Swan?

- Bien, son muy amables y la verdad es que nos aman demasiado.

- ¿Segura?

Asentí.

- ¿Entonces que pasó Ka? ¿Por qué volviste a hacerlo?

Sostuvo mi muñeca con suavidad, sin hacer nada más que eso. Me miró unos segundos y recorrió mis pulseras hacia abajo, mostrando cicatrices viejas y nuevas.

- ¿Qué pasa, niña?

Me quedé sin palabras un momento.

Dios, no quería que viera eso. Nunca pensaba las consecuencias de mis heridas, lo hacía por impulso y no lograba contenerme.

- No le digas a Alex, por favor...ella está bien y no merece estas preocupaciones.

- Sabes que no le puedo ocultar eso a tu hermana.

- Maggie, por favor.

- Cariño, es tu seguridad, no puedo hacerlo.

- Maggie.

Empezaba a desesperarme, Al no tenía que saberlo.

- Lo siento niña.

Le quité mi brazo con enojo, me levanté y empecé a caminar hacia el baño mientras la oía llamarme.

- No puede saberlo, no puede saberlo.

Solté un quejido de frustración. Entré a los baños y me encerré en un cubículo.

- ¡Mierda!

Busqué algo en mis bolsillos, lo que sirviera para sacar todo mi enojo, pero no había nada. Habia dejado mi mochila con Maggie.

Escuché los pasos y voces dentro del baño, había una voz de señora pidiendo a las niñas que salieran para que limpiaran el lugar.

Mordí mi lengua. ¿Algo peor podía pasar?

Empecé a rascar mi piel, dejando más marcas.

"Respira, Kara"

Pensé en escribirle a Lena, pero no había señal.

- Señoritas, les pido por favor que se retiren para limpiar los baños.

Tomé torpemente mi teléfono y le mandé un mensaje rápido a mi niña.

"Len ¿Podemos hablar más tarde? No me siento bien"

De alguna manera ella siempre sabía como calmarme.

- Señoritas, salgan.

Alguien tocó la puerta.

- Señorita, le pido por favor que salga.

Abrí sin decir nada, solo miré a la mujer frente a mi. Por algún motivo parecía más enojada que yo.

- ¿De qué grupo es?

Espero una respuesta que nunca llegó.

- Ah ¿No sabe hablar o qué le pasa? Mayor falta de respeto. ¡Vamos con la orientadora! A ver qué opina ella.

No tuve tiempo de reaccionar cuando ella tomó mi brazo y tiró de él. Su mano apretaba firmemente mi muñeca pero yo no pude decir nada, las palabras no me salían.

"Respira, Kara"

Cruzamos toda la escuela hasta llegar a la oficina de la orientadora.

- Señorita Grant, le traigo a esta alumna mal educada.

Volvió a tirar de mi brazo para entrar en la habitación. Tal como mi madre lo hacía cuando estaba enojada.

Me sentía tan culpable que las lágrimas corrían como cascadas por mi rostro.

La orientadora me miró de arriba a abajo, mientras yo solo lloraba al borde de otro ataque.

"Maggie, ven por mi"

- Puede dejarla conmigo, gracias, yo me encargo.

La señora soltó mi mano y dio dos pasos hacia enfrente.

-  Debo decirle que no hablará, parece que el ratón le comió la lengua.

- Como dije, puede retirarse.

Bajé la mirada y escuché sus pasos alejarse y cerrar la puerta detrás de ella.

- ¿Cuál es tu nombre? Yo soy Cat Grant, la orientadora.

Lo único que obtenía de mi parte eran pequeños sollozos.

- ¿Puedo acercarme?

Por alguna razón su voz era demasiado calmada, no parecía estar enojada. Quise asentir, pero mi cuerpo había dejado de responderme.

Ella se levantó y rodeó su escritorio quedando frente a mi.

- Hola.

Se agachó un poco para que su mirada contectara con la mía.

- ¿No hablas? Está bien si no quieres hacerlo, pero ¿Cómo sabré cómo puedo ayudarte?

Evité sus ojos a toda costa. Quería decir algo, mover aunque fuera mi mano, pero nada me servía.

- Te está dando un ataque de ansiedad, pero vas a estar bien, estoy contigo.

Tomó mi mano con delicadeza y sentí mi cuerpo tensarse.

- No quiero lastimarte, estoy aquí para ti. Respira conmigo.

Empezó a dibujar círculos en la palma de mi mano al mismo tiempo que respiraba profundamente. Me tomó algo de tiempo imitarla, pero logró que mi respiración volviera a la normalidad.

- Eso es, muy bien.

Me sentía tan incómoda, aunque de alguna manera la señorita Grant parecía ayudar.

Ese día no pude hablar con ella, ni a la semana siguiente, tampoco al mes, pero ella siempre me tuvo paciencia y cariño.

Sin saberlo, ese día fue un efecto mariposa demasiado importante para mi.












Hola amores, gracias por todo su apoyo ♡ Beso tronado.

-Nat

I miss you || Supercorp Donde viven las historias. Descúbrelo ahora