Huida

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Con la llegada del Wolkenreich en el año 1000 después del Primer impacto comenzó un proceso de sometimiento corto pero sangriento de los nueve reinos conocidos. La llegada de la modernidad de la esencia facilitó al ilustre emperador Rabbe en su afán de extender su imperio sobre todo el territorio de Pangea. Solo cien años después, con el casamiento del príncipe Augusto con la princesa Avah'ni del reino de Mak'utah, logró parcialmente calmar las ascuas del malestar y la guerra latente con los demás ocho reinos que aún no habían aceptado ser sometidos a la voluntad del gran emperador de los cielos Rabbe.

Sobre el pergamino holográfico de Historia moderna N°1 del Sadreich 

La noche amenazaba con llegar desde el oeste mientras el sol se escondía detrás del castillo imperial, pasando por al lado de las cuevas del Za'hará. La gente de los reinos cercanos a la franja amarilla comenzaban a resguardarse en sus casas mientras de la arena podían distinguirse alguno bultos nadando por debajo. El cielo comenzaba a oscurecerse tiñendo de azul el celeste mientras la temperatura comenzaba a descender y el silencio era interrumpido por algunos débiles silbidos ocasionales. 

—Un pequeño grupo de forasteros caminaba por fuera de la franja amarilla abarrotados de una gran diversidad de productos varios—asintió un soldado raso del imperio quien fue testigo de los hechos en los límites de la zona segura. 

Estaban a alrededor de un kilómetro de distancia de las primeras manchas doradas sobre la arena negra de las dunas del Desierto Oscuro que indicaban proximidad hacia los nueve reinos pertenecientes al imperio. La negrura de la arena poco a poco se tornaba de un color mostaza cuando uno de los cuatro mercaderes gritó al aire asustado.

—Una mano huesuda y sin piel que cubra las pocas tiras de carne lo había agarrado por uno de sus tobillos—afirmó otro de los soldados en la torre de vigilancia. 

Inmediatamente los demás mercaderes comenzaron a correr desesperados mientras escuchaban como los gritos del primero se ahogaban debajo de la negra arena del desierto. 

—Cuando el ruido cesó empezaron a correr más lentamente dado a que estaban a solo doscientos metros aproximadamente de las torres de vigilancia del imperio—añadió el soldado que habló al principio. 

Cuando estaban a punto de llegar a el campo de energía repulsora que estaba apunto de levantarse, una enorme duna de arena de aproximadamente diez metros de altura se alzó en frente de ellos. 

—Debido a la oscuridad no podía distinguirse de que se trataba y el color mostaza de la arena no ayudaba en nada—prosiguió el segundo soldado.

Comenzó a distinguirse en aquel montón de arena que parecía estar viva, en un estado alterado similar a la superficie del agua en ebullición, algunas extremidades deterioradas por la ausencia de piel en su superficie, con algunos ápices de carne que estaban chamuscada y hecha unos rulos, similares a los que deja la madera cepillada. 

—Cuando la arena terminó de caer vimos lo que solamente habíamos leído en los manuales de preparación del soldado proporcionados por el imperio. Por primera vez vimos a los descarnados —añadió para finalizar el cabo que dio el primer testimonio. 

Los mercaderes trataron de huir bordeando a aquel gran monstruo conformado por cientos de cuerpos desprovistos de piel, pero este se abalanzó sobre ellos como una ola gigantesca, un cúmulo oseo cargado hasta arriba como un gran edificio, una gran masa de huesos llena de resquicios dónde colgaba la carne como los hilos de una tela arañada y desgarrada. Todo sucedió tan rápido que no alcanzaron a tener ningún tipo de reacción antes de ser aplastados por aquellas criaturas mientras la arena cobriza se volvía marrón ante la poca refracción de la luz que se da durante el anochecer. 

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⏰ Última actualización: Jul 26, 2024 ⏰

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