NIGHT MEET [JEONGHO][FINALIZADO]

9

— ¿De qué estás hablando Jeongin? Natty no...

Dice en un susurro, separándose de su lado. Levantándose sin creerlo aún. Es tan imposible que no lo entiende y lo mira con ¿decepción?. Jeongin no sabe que puede estar pasando en la cabeza de Minho luego de haberle dicho la verdad. Sin embargo, ahí enfrente suyo, este lo ve con desconfianza, tristeza, dolor, confusión y decepción. Mezclas tan corrosivas para este amor.

¿Es que siempre pudo con todo?

¿De verdad?

— Minho. Te digo la verdad. —intenta tomar su mano, pero este la aleja sin esperar, haciendo que en sus ojos haya desconfianza y demasiado miedo entre los dos. Jeongin aprieta los labios y su llanto se retiene para mostrar en sus ojos un sentimiento de odio y dolor. Resentimiento impregnado. ¿Cómo puede estarle dando la espalda en este momento que necesita que le crea? Si él lo hizo. Le entendió. Entonces, ¿qué hay de diferente entre los dos? Si no sabía que este tenía un lado egoísta igual que su propio padre— Minho. Natty es tu hija. Ella es tuya, Minho. Es nuestra hija. —menciona de pie a minutos de decirle la verdad, dándole la cara a quien lo ve con los ojos rojos y aguados sin pensar en que fuera real.

— Eso es... —menciona. Su nariz se ajusta y su ceño también.

— Eso es verdad. —arremete puntual.

Jeongin coge las sábanas y se dispone a subir cuestas arriba dejando a Minho. Pero este no es así, así que saca algunas pruebas de un cajón con los días en que Natty nació. Saca las ecografías y algo más. Esa eterna prueba con la prueba de vencimiento de aquel año en que dejaron de verse; y lo avienta en las manos de Minho con furia. Hay varios registros de muestra de sangre con el nombre del padre del mayor pues, aunque nunca lo quiso, Jeongin no pudo negarse a que este se sacara una prueba ante los ojos del millonario Lee, el abuelo de los bebés. Quien, al igual que Minho, nunca lo creyó. Y es lo que más dolor le da. Que ni siquiera la persona que debería de creerle, quiere abrir los ojos. Está ahí frente a él, fallándole otra vez.

— ¿Lo ves ahora? ¿O vas a seguir desconfiando? —se hace presente con desdén. Su voz es áspera, nada a comparación de siempre. Su corazón duele. Su desconfianza ha dañado hasta lo más profundo de su alma— Minho. Fuiste la única persona con la que tuve relaciones. Fuiste mi primer amor; y aunque no fuiste el primer hombre en mi vida, fuiste el único hombre al que me entregué. Sé que es tan odioso creer que alguien como yo traiga vida a este mundo, pero lo hice. Y no sabes cuantas veces me pregunté porque siquiera soy así. Pero no puedo cambiarlo. Soy un monstruo, tal vez. Tan anormal, tan incapaz de impedir que suceda. Pero te di lo más importante en este mundo. ¿No es eso lo único que debe importar para los dos?

Pregunta.

Su fuerza se ha desvanecido.

Pero el hecho de tratar de demostrar su punto, nunca le impedirá que luche porque sea visto ante los demás. Por eso se convirtió en maestro. Para enseñarle al mundo que es crecer. Que es creer. Que es formarse con un sentido de confianza y esperanza. Que nadie es incapaz de defender su verdad y sus principios. Eso es lo que le hace un buen profesor en verdad. Y como uno, como persona, no puede permitir que alguien venga a echarle culpa de ser diferente a los demás, sin que pueda pelear contra esa idea. Sin que pueda ser defensor de sus propios derechos.