Marie Jeanne Storm siempre fue una chica bastante protegida, ¿y cómo no?, si es la única hija de una bruja del aquelarre Géminis
Jamás creyó quedar embarazada a tan corta edad
Pero de alguna manera sintió que todo salió de su cerebro aquella noche
H...
*ૢ✧.LIGH UP, LIGHT UP, AS IF YOU HAVE A CHOICE, EVEN IF YOU CANNOT HEAR MY VOICE, I'LL BE RIGHT BESIDE YOU, DEAR ˚ ⚘ ˏ'
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A pesar de los ataques de ira de Liam en el campo, este no era el juego más agresivo que Marie Jeanne había presenciado
Liam, Scott, Kira y Marie Jeanne quien tenía en brazos a Anniebeth hablaban después de que un golpe hiciera que Brett saliera lastimado del juego
-Hablé con el entrenador, no voy q terminar el partido-Informó Liam-
-¿Qué vamos a hacer?-cuestionó la castaña-
-No sé, hay algo más, algo que me desconcierta-hace saber Scott-
Stiles pronto apareció
-Oigan, Lydia descifro otro tercio de la lista
-¿Está mi nombre?-preguntó el beta
-No pero si hay otros-la mirada de Stiles se detuvo en su hija-
Anniebeth Stilinski 30
Casa Stilinski
Marie Jeanne observaba a su hija dormida en la cuna, su pequeño rostro sereno y ajeno a las sombras que acechaban fuera de su hogar. El corazón de la madre latía con un ritmo frenético, atormentado por el temor
El precio sobre la cabeza de Anniebeth, 30 millones, era el más alto registrado en la lista de muerte. Sabía que esa cantidad era suficiente para atraer a los seres más despiadados
Stiles entró en la habitación en silencio, acercándose a Marie Jeanne con pasos medidos. Colocó una mano suave pero firme sobre su hombro, buscando transmitirle fuerza y calma
Marie Jeanne giró su rostro, sus ojos llenos de preocupación
-No puedo dejar de pensar en ello, Stiles -dijo en un susurro tembloroso- ¿Qué haremos si alguien viene por ella?
Stiles la miró con una determinación que parecía hecha de acero. Sus ojos, normalmente llenos de calidez, ahora brillaban con una feroz resolución
-No dejaremos que eso suceda -respondió, su voz firme-Anniebeth está segura con nosotros. Haré todo lo que esté en mi poder para protegerla, para protegerlas a las dos
Marie Jeanne bajó la mirada, sus dedos jugueteando nerviosamente con una esquina de la manta de la cuna. Sentía el peso del mundo sobre sus hombros, el miedo amenazando con aplastarla
