Marie Jeanne Storm siempre fue una chica bastante protegida, ¿y cómo no?, si es la única hija de una bruja del aquelarre Géminis
Jamás creyó quedar embarazada a tan corta edad
Pero de alguna manera sintió que todo salió de su cerebro aquella noche
H...
*ૢ✧.My conscience burning, my eyes are too, couddled up with a heart condemned, i should love you and i swear i do˚ ⚘ ˏ'
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La luna brillaba alla en el cielo, iluminando los pasillos vacíos del instituto de Beacon Hills. Las luces tenues de los postes exteriores proyectaban sombras alargadas mientras Stiles y Marie Jeanne caminaban por el terreno de la escuela.
Stiles mantenía sus manos en los bolsillos, inquieto, mientras su mirada recorría constantemente el entorno, esperando que el resto de sus amigos llegara. Pero el tiempo pasaba, y no aparecían.
—¿Por qué te importa tanto esto? Solo es una tradición..."
—No lo es... puede que sí... Le pregunté a mi papá sobre sus amigos de la preparatoria, ¿sabes con cuántos habla? Con ninguno, ni uno solo. Ellos eran sus mejores amigos, y empecé a pensar en cosas... Scott es mi mejor amigo ahora, pero... ¿no será mi mejor amigo toda la vida?
Marie Jeanne se acercó a él, comprendiendo el origen de su ansiedad. Sabía lo mucho que Stiles valoraba sus amistades, especialmente con todo lo que habían vivido juntos.
—Eso solo pasa si dejamos que pase, Stiles. No tienes que perderlos
—Eso es lo que digo... ¿Cómo esperan que, cuando nos graduemos, simplemente nos separemos? Si he encontrado a las mejores personas de mi vida, quiero quedarme con ellas
Marie Jeanne se quedó en silencio por un momento, asimilando las palabras de Stiles. Ella también sentía el peso de la inminente graduación, y aunque no lo decía, la idea de que todos se dispersaran la inquietaba. Pero más que nada, estaba decidida a mantener esas conexiones, especialmente la que tenía con Stiles.
—Pensé que era el plan, el sueño
—La visión... Y no te burles de la visión."
MJ no pudo evitar sonreír ante el comentario de Stiles. Su tono juguetón y la suavidad de sus palabras lo tranquilizaban, aunque solo un poco.
—Me gusta la visión... especialmente si estamos juntos. Y entiendo ahora... Querías que todos vinieran porque no quieres perder a tus amigos en este último año, ¿verdad?"
Stiles asintió, y en ese momento, la distancia entre ellos se desvaneció cuando se unieron en un beso. El nerviosismo de Stiles comenzó a disiparse, reemplazado por el calor reconfortante que sentía con Marie Jeanne. Sin embargo, el momento de calma se vio interrumpido cuando Marie Jeanne se apartó de repente, alzando la vista con alerta.
—Alguien se acerca...
Ambos se giraron justo a tiempo para ver a Taylor aparecer entre las sombras. Su expresión era grave, lo que de inmediato puso a Stiles en alerta.
—Scott está en peligro. Tenemos que irnos, ahora
Y así, la noche que debía ser un simple ritual de fin de curso, se convirtió en otro capítulo en la historia de supervivencia y amistad que los había unido desde el principio.
Marie Jeanne, Stiles y Taylor llegaron al lugar y se quedaron paralizados ante lo que vieron: un hombre lobo había clavado sus garras en el pecho de Scott. Marie Jeanne quiso acercarse, pero justo antes de hacerlo, Scott retiró su mano, dejando sus uñas hundidas en su pecho. Para su sorpresa, Scott las quitó sin mostrar el más mínimo dolor, y con un movimiento rápido, le quebró el brazo al hombre lobo.
—No sé quién eres —dijo Scott, su voz firme—, pero te daré una opción: puedes quedarte y te quebraré algo más, o puedes correr.
El hombre lobo miró a todos los presentes, sopesando sus opciones.
—Yo correría —le informó Stiles, con una sonrisa sarcástica.
El hombre lobo no necesitó más. Dio media vuelta y salió corriendo sin mirar atrás. Toda la manada observó al chico que había llegado a ayudar a Scott, pero nadie lo reconocía.
—No me reconoces, ¿verdad? —dijo el recién llegado, con una media sonrisa—. Creo que me veo diferente desde cuarto año.
—¿Theo? —preguntó Scott, sorprendido.
—¿Lo conoces? —preguntó Taylor, mirando a Scott.
—Me conocían —aclaró Theo—. Créanme, no pensé que volvería a verlos, pero hace un tiempo supe de un alfa en Beacon Hills. Cuando supe que su nombre era Scott McCall, no podía creerlo. Y no solo un alfa... un alfa verdadero.
—¿Qué quieres? —le preguntó Scott, sin bajar la guardia.
—Volví a Beacon Hills, a casa con la familia —respondió Theo—, porque quiero ser parte de tu manada.
Después de esa inesperada revelación, el tiempo pareció acelerarse. Marie Jeanne, Stiles, Taylor, Scott, Kira y Malia caminaban hacia la entrada de la escuela, todavía asimilando lo que había pasado.
—Pero no lo hemos visto en años —comentó Stiles, preocupado—. ¿No te parece sospechoso?
—A mí me preocupa más el que intentó matarme —dijo Scott, mientras echaba un vistazo a su alrededor.
Todos miraron a Malia cuando su teléfono sonó con un mensaje. Ella lo leyó rápidamente y sonrió.
—Pasé a último año —informó, con una mezcla de alivio y orgullo.
Los demás la felicitaron justo cuando Lydia apareció, visiblemente irritada por la espera.
—Al fin, ¿por qué tardaron tanto? —preguntó Lydia—. Los de último año llegaron... ¿lo haremos o...?
Sin más dilación, todos se dirigieron al lugar donde los estudiantes de último año dejaban sus iniciales. Era una tradición, una manera de dejar su huella en la escuela antes de graduarse.
Cuando llegó el turno de Marie Jeanne, se detuvo, sintiendo un nudo en el estómago. Sus dedos rozaron la superficie lisa donde debía grabar sus iniciales, pero dudó.
Antes de Beacon Hills, antes de conocer a Stiles y de tener a Anniebeth, Marie Jeanne era simplemente una bruja Storm. Tenía un aquelarre y vivía como cualquier otra bruja adolescente. Pero ahora... ahora era Marie Jeanne Argent, la última Argent conocida, la primera bruja cazadora, y la futura cabeza de la familia.
Había encontrado una nueva manada que se sentía como una familia, tenía a su padre y aún conservaba a su madre, y, por supuesto, tenía a su hija, una de las brujas más poderosas existentes, y a Stiles, el amor de su vida.
Las dudas se agolparon en su mente, pero al final, con decisión, grabó sus iniciales:
M.J.A. —Marie Jeanne Argent.
Justo antes de ceder el turno al siguiente, algo dentro de ella la impulsó a escribir dos letras más:
A.A. —Allison Argent.
Marie Jeanne se quedó un momento más, sonriendo al recordar a su hermana mayor, a quien había conocido al descubrir quién era su familia paterna. Pensó en los momentos que habían compartido, sintiendo que, de alguna manera, Allison seguía allí, con ella.
Con un último vistazo a las iniciales que ahora adornaban la pared, Marie Jeanne dio un paso atrás, permitiendo que el siguiente estudiante tomara su lugar.
