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POV ABRIL

Samantha me sostiene hacia ella, sus brazos envolviéndome fuertemente mientras yo lloro inconsolablemente. No tengo idea de lo que hubiera hecho hoy sin ella. Ha sido mi roca a través de todo. Ayudándome a moverme a través de las emociones.

Cuando fui a comprobar a mi abuela esta mañana, la encontré inconsciente. El resto fue una borrosa luz roja y doctores diciéndome que no había nada que pudieran hacer. Se había ido. Ella se había ido probablemente mientras dormía en algún momento de la noche.

Es tan escalofriante estar en un hospital, mientras te dicen que alguien que amas se fue. Luego te dicen que vayas a casa. Solo te vas sin la persona que amas. No sé por qué pensaba que era tan extraño, pero me golpeó fuerte. No quería irme del hospital, todo se sentía tan rápido y definitivo. Había más silencio del que necesitaba decir mientras las enfermeras y los doctores se movían alrededor mío atendiendo otros pacientes. Pero ellos estaban en lo cierto. No había razón para que me quedara ahí. Pero no quería ir a casa.

-Déjalo salir, Duquesa.

Samantha acaricia mi cabello mientras lentamente me acuna en su regazo. Estamos de regreso en su casa, en su cama. No tengo idea de cuánto tiempo he estado en su regazo, pero no hay ningún otro lugar donde quisiera estar en este momento.

Cuando el llanto finalmente se detiene y creo que no puedo derramar otra lágrima, Samantha me apoya en su cama, me pone bajo las mantas.

-Nena, necesitas comer. -La mención de comida hace que mi estómago se revuelva, y niego con la cabeza.

Ella se deja caer a mi lado. Cuidadosamente quita algo de cabello de mi cara, y pienso en cómo pude haber creído que ella alguna vez me lastimaría. Esta mujer que ha estado sosteniéndome todo el día no dañaría ni un pelo de mi cabeza. Quiero patearme a mí misma por dudar de ella, lo cual me hace llorar incluso más.

-La última conversación que tuve con ella estuvo llena de mentiras -le dije, confesando mis errores - Le hablé sobre esa estúpida boda. Desearía haberle hablado sobre ti. Lo hubiera querido tanto. Deberías haber oído del modo que hablaba de mi abuelo.

-Lo hice, Duquesa -susurra ella mientras pone una roja caja de terciopelo entre nosotras. Noto que luce familiar porque la estuve sosteniendo el día anterior.

-¿Cómo hiciste...?-Estiro la mano para agarrarla, pero ella la quita, dándome una dulce sonrisa.

-Ella me dejó entrar anoche. -Ella abrió la caja, sacando el hermoso anillo, un contraste a sus rudas, duras manos-. Ella lo sabía, quería que fueras feliz, y le dije que gastaría mi vida asegurándome de que lo fueras. Sabía mucho más de lo que crees, y creo que vio en mí lo que tú. Entonces me dio el anillo.

Me siento, sin saber lo que decir. ¿Ella habló con mi abuela anoche, y ella le dio el anillo? Se pone de rodillas junto a la cama, bajo la mirada hacia ella.

-Quería hacer esto de manera diferente, darte flores y decir palabras llenas de poesía. Algo que una mujer como tú merece.

-¿Una mujer como yo?- pregunto, sin saber lo que ella quiere decir.

-Una Duquesa.

-Tu Duquesa-corrijo, haciendo que sus ojos crezcan posesivos.

-Puede que no tenga un castillo para ponerte en el, pero construiré
uno si es lo que quieres.

-Seré feliz siendo tu Duquesa donde sea que me pongas, Samantha. Si tú lo pides.

-Lo estoy intentando, nena -se burla ella, haciéndome sonreír por primera vez en el día. Esto es de lo que mi abuela estaba hablando. A ella no le importaban todas las cosas que mi abuelo le dio. Era solo estar con él. Me di cuenta de lo que ella estaba queriendo decir, y no me importaba eso tampoco. La idea de regresar al gigante patrimonio familiar no es atrayente. Quiero estar justo aquí en la casa de Emma por el resto de mi vida.

Samantha agarra mi mano, sus ásperos dedos rozando mis nudillos antes de ponerme el anillo. Se inclina a besarme, su boca tomando posesivamente la mía como nunca. Esto es seguro, como si ella estuviera tratando de dejar una marca en mí para que el mundo la vea. El deseo se dispara a través de mi cuerpo, y trato de tirarla más cerca de mí, queriendo su cuerpo contra el mío. Justo mientras tengo este pensamiento, ella rompe el beso y roza su mejilla contra la mía, ambas respirando con dificultad.

-Nada de eso esta noche, cariño. Necesitas dormir.

-Dijiste que me darías lo que sea que quiera-. Trato de hacer puchero, pero ella me gira, de espaldas mientras se acurruca detrás de mí, con sus brazos envolviéndome. Empuja mi espalda contra su pecho mientras me cucharea, y yo cierro mis ojos ante la sensación de seguridad. Esto es algo que haremos por el resto de nuestras vidas, y siento otra sonrisa empujar mis labios.

-Duerme- susurra en mi oído antes de poner un beso en mi cuello.

-Ni siquiera me pediste que me case contigo.

-No- dice ella, y envuelve sus brazos a mi alrededor incluso más fuerte. Tengo la sensación de que muchas cosas con Samantha serán como esta. Quiere algo y lo consigue. Debería hacerme enojar, pero todo lo que hago es sonreír y caer dormida.

La Mecánica | Rivari G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora