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POV SAMANTHA
 
—Abril —murmuré para mí misma, tomando otro trago de mi cerveza.
 
—Si dices esa palabra una vez más, voy a golpearte con ese puto taburete—, dice Alana, dejando caer su vaso de nuevo en la barra. Parece que no soy la única tratando de ahogar mis penas, pero estoy medio fallando ya que esta es sólo mi segunda cerveza. Tal vez debería cambiarme a cosas más fuertes como Alana. Ella parece estar bien con su forma de no estar recordando la noche.
 
No puedo malditamente creer que dejé que saliera de aquí. Ella probablemente va para la casa de su prometido. Yo debería haber dejado claro que no hay más puto prometido en su vida. Puede haber sido suya ayer, pero ella fue mía esta noche. Yo cubri su coño y boca con mi semen y la marqué como mi territorio. Ella no lo sabe, pero ahora es mía. Cuanto antes ella llegue a un acuerdo con esto, mejor.
 
Joder, ni siquiera conozco su apellido. A todo al que pregunté en la barra no tiene idea de quién es. Mierda. Paso mi mano por mi cabeza, tratando de liberar algo de la tensión. Ni siquiera he conocido a esta chica diez horas y estoy toda clase de jodida. Ella me tiene retorcida como nunca, y fue tan duro y rápido que no pude detenerlo—. La cagué—, le digo a Alana, mirándola jugar con la etiqueta de su cerveza, despegándola y volviéndola a pegar.
 
—Si, lo hiciste. Fuiste por algo que no puedes tener y no deberías desear—, dice ella, con sus ojos cafe en los míos. Brillando algo así como comprensión en ellos. Me pregunto si ella está hablando más por si misma que por mí. No me refiero a que la cague por estar con mi pequeña Duquesa, me refería a que la cagué por dejar que se deslizara a través de mis dedos esta noche. No me gusta la sensación de no saber dónde está. No se siente bien en mí.
 
—Buenas noches, Sheriff. ¿Qué puedo hacer por usted esta noche? —dice el barman. Esto arrastra mis ojos al espejo detrás del bar, y veo a la sheriff parada a cinco pies detrás de Sandra y yo. Sandra se estremece, y veo que agarra fuertemente su vaso vacío en su mano.
 
Bueno, esto no es tan interesante. Seguro espero que no sea lo que creo que es. No estoy segura de cómo me siento sobre la Sheriff Ama Garza, la hija del alcalde. El alcalde nombró a su hija Ama, como si supiera que un día ella lo usaría, que es lo que me preocupa de él. Cualquier persona bajo el pulgar del alcalde es alguien para mantener un ojo encima.

Había oído que solía ser una gran detective en Chicago hasta que papá alcalde le hizo volver a casa. Y así él tuvo su propio sheriff en su bolsillo trasero dos punto cinco segundos después. Ama no es la tipa por el que pensé que Alana iría o viceversa. Alana tiene el pelo castaño. A veces ella se pone colores salvajes que coinciden con los tatuajes que tiene en sus hombros y espalda. Ella está siempre en vaqueros simples, botas y camiseta, y nunca tiene un rastro de maquillaje o nada femenino en ella. Supongo que siempre pensé que ella iría por un tipo motero todo tatuado, o tal vez una tatuada chica motera. No le hago muchas preguntas. Pero nunca imaginé que ella iría por la tipa, buena chica de al lado como Ama Garza.
 
—Sólo comprobando las cosas—, ella responde, pero sus ojos permanecen en la espalda de Alana. Ella pretendiendo que ella no está allí. Hasta que le habla—. ¿Cómo has estado, Rivera?
 
¿Rivera? Jódeme. Esto no es bueno. Espero que ella se levante y le dé en la cara de Ama, pero sólo levanta su mano, mostrándole el dedo. Todavía no se ha dado la vuelta y se niega a encontrar sus ojos en el espejo.
—Rivera, cariño, no...
 
—Cariño...-Yo trato de decir algo, pero ella nos corta a ambos fuera—. ¿Qué coño estás haciendo aquí, Garza? Bastante segura que acoso es contrario a la ley.
 
Veo la mandíbula de la Sheriff apretarse. El bar se ha vuelto extrañamente tranquilo ahora porque todos están viendo lo que está pasando. La Sheriff luce incómoda hasta que rompe el silencio.
 
—Joy, ¿mi hermana está alrededor? Pensé que venían para acá esta noche—, dice Ama, mirando al barman.
 
—¿Ella está con la despedida de soltera?
 
—Podría seguir con ellas—. Si la hermana de Ama estaba en la despedida de soltera, me doy cuenta de que podría encontrar la manera de averiguar quién es mi Abril. Empiezo a hablar, pero sus siguientes palabras me golpean duro—. Ella es la novia.
 
De repente todo encaja en su lugar.
 
Un lejano recuerdo de la hija del alcalde regresando a casa para casarse con su abogado, Juan Guarnizo. He estado apretando mis dientes con tanta fuerza que me sorprende que no se rompan. Juan y yo, todo regresa de nuevo y la historia no es jodidamente buena. El tipo es un bastardo arrogante que piensa que su mierda no huele, y él es tan torcido como el alcalde. Dos guisantes en una puta vaina, eso son los dos.
 
Por lo menos ahora sé dónde encontrarla. Ella estará ya sea en la casa del alcalde o en la vieja propiedad de su familia. Si está en la puta casa de Juan, voy a quemar el lugar hasta los cimientos con Juan todavía en ella.

La Mecánica | Rivari G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora