Capitulo 3

293 24 0
                                    


Regresandome el alma al cuerpo, asimilo lo que acaba de suceder.

¿Quién era aquel hombre?

¿Por qué se detuvo en mi piso?

La curiosidad revive mi sed de verdad y es entonces cuando miro a mi izquierda hacia la puerta de escaleras, pienso en cada detalle como nos enseñaron en la vieja escuela, analizo el tiempo de subida, lo que me tomaría tal vez un minuto, de ese instante comprobar el perímetro a diez metros a la redonda...

Debo actuar rápido pero a unos cuántos pasos escuchó mi nombre saliendo de los labios de Haytham, se nota inconforme mis cinco sentidos están alerta ahora, había olvidado el accidente.

Doy media vuelta hacia las personas heridas, moviendo un pie tras otro lo más rápido que puedo, a pesar de ignorar mi dificultad para respirar por mis pulmones, inconscientemente coloco mi mano en medio de mi tórax, hasta que tengo en vista mi objetivo.

Alguien quita mi atención de ello, cuando miro al frente y hay un hombre bastante alto, esperando en la acera.

Al principio mi instinto me susurra que puede ser cualquier otro espectador, pero adaptándome a la luz del lugar me doy cuenta que sus razgos son distintos, lo que busca no es saber que paso.

Ajena a cualquier sonido entrante me concentro en su imponente figura, viste un saco elegante de lino, combinado con un pantalón color azul marino, no tengo muy presente como es su rostro por causa de la misma distancia.

Tras unos segundos de mirarlo detenidamente, no hay respuesta, no registro ningún movimiento, lo que me hace pensar que espera algo, porque sus ojos están dirijidos al cielo, sigo la dirección de su mirada, un poco cautelosa de lo que pueda encontrarme, dando un paso en retroceso hago el mismo gesto.

Ante mi estan aquellos balcones, que suelo admirar estos últimos días, lo que no entiendo es, ¿Qué es lo relevante aquí? reflejan mil historias de regreso a esta inmensa ciudad.

Pero hay una de ellas que llama mi especial atención, pienso en mi habitación, cuento el número de las ventanas tratando de encontrar la mía y en el momento en que lo hago, en ese mismo instante, se enciende la luz.

Entra un sentimiento recorriendo despacio mi espina dorsal, mi inconsciente se siente desprotegido, como si alguien me desnudara el alma con tan solo una mirada, palpando fuego.

Acomodo mi cabeza a su posición original, viéndome sorprendida por aquel hombre realmente intimidante, me siento observada y en un acto reflejo me abrazo a mi misma, intentado esconderme.

Él solo se limita a sonreir, infame es su presencia, al notar mi inseguridad radiar por él, decido acomodar mis brazos a cada lado de mis caderas.

Es cuando cambia de postura, por una más segura, de nuevo mira mi balcón logro notar un pequeño asentimiento y a mi, me mira agachando su cabeza, dando señal de una reverencia, colocando la mano derecha, como si existiera un sombrero proveniente de mi pueblo, invisible para él, porque yo sé lo que eso significa.

Sin embargo comprendo que es quien ha mandado a quien sea que es, buscándome a mi.
Tenia la esperanza de no ser encontrada, al menos un tiempo.

Claramente estaba equivocada.

Errante a mis actos, mi mente reacciona hacia el sonido, provocado por la persona lastimada, en el accidente, a penas logro asimilar a mi alrededor.

Una moto esta abandonada a un lado, bastante lejos del conductor, noto su cara de dolor cuando Haytham, de un instante a otro, acomoda su pierna, cierro los ojos un momento, aún no he logrado superar esa fase.

Exquisita Seducción©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora