-"Yo no estoy aquí para que me cuides, sino para ser yo la que cuide de ti, Meliodas"-
-"Si amarte es un pecado, sucumbiré ante el todo lo que pueda"-
-"¡Maldita! ¿Cómo es que sigues con vida?" -
¿Cómo es que una frase como esa me describe tan bien...
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Narra Tn.
Abrí la puerta de aquel peculiar lugar, y al hacerlo me topé con mucha gente bebiendo, claro, era normal, era una taberna, y había mucho ruido, eso hizo que me doliera la cabeza, por lo que puse una mano en mi frente adolorida. Luego escuché:
—Guau, una chica acaba de entrar, pero parece que literalmente cayó del cielo— comentó un hombre sentado en una mesa, ¿Tan así me veía?
Entonces iba a acercarme a preguntar por el encargado pero vi que un chico rubio me había volteado a ver, parado, desde la misma mesa, y venía hacia mí con cara de preocupación.
—Disculpe señorita, ¿Se encuentra bien? ¿Qué sucedió?— me pregunto mientras se me acercaba, con una mirada preocupada.
—Si, y-yo, disculpa niño, ¿Conoces al encargado?— hable como pude cuando se paró frente a mi, sin responder, se me quedó mirando un segundo y luego sus ojos se abrieron de par en par durante un instante.
Pude ver sus enormes ojos verde esmeralda, y en ese instante una imagen apareció en mi cabeza con una punzada de dolor, era el mismo rubio, pero tenía una ropa color blanco, con "X" color rojo en el cuello, y me sonreía ampliamente, al siguiente instante sentí un fuerte dolor de cabeza y me desmayé.
Desperté unos instantes después sobre algo suave, al parecer era una cama, abrí los ojos y lo primero que vi fue la cara del rubio con su penetrante mirada sobre mi rostro, me sonroje un poco por la cercanía y me levanté de inmediato, él se alejó un poco de mi.
—¿Qué? ¿D-donde estoy?— pregunte aún confundida por recién despertar, luego recordé que estaba en una taberna.
— Ya despertaste, que bien, ¿Cómo te sientes? — me pregunto sin dejar de miarme mientras sonreía.
—Disculpa, ¿Quién eres niño?— le pregunté al rubio que me miraba atento con los brazos cruzados.
—Bueno yo- — su presentación se quedó interrumpida por unos fuertes gritos en la parte de abajo. — Espera un poco, ya vuelvo— dijo y salió de la habitación, dejándome sola.
Examine el cuarto un momento, era lindo y acogedor, y luego me mire el brazo herido, al parecer el chico me lo había vendado, "que lindo, gracias" pensé y traté de levantarme para ir a darle las gracias.
Para mi sorpresa, pude pararme sin complicaciones, al parecer mi tobillo ya había sanado, "¿Tan rápido?" Me pregunté, aunque no era la primera vez que mis heridas sanaban rápidamente, mis compañeros solían decir que tenía una gran regeneración.
Me dirigí a la puerta de la habitación y la abrí, para salir y bajar unas escaleras que debían llevar hacia la plata baja.
Al llegar me detuve al borde de las escaleras y vi que había todo un alboroto, el lugar estaba lleno, realmente debía de ser popular.
