Rumbo a Baste

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Tan pronto salieron del bosque se digirieron a la taberna y tomaron nuevo rumbo, la pelimorada atendió al rubio que ahora se encontraba sobre el hombro de la gigante.

—Ban está en la prisión Baste, y King está en una tumba en la Necrópolis, ¿Qué opinas?— le preguntó el capitán.

—No lo sé, el único hombre que me importa eres tú capitán— respondió la castaña.

<<Que directa es>> pensó Tn.

—Mira, ¿Me veo mejor que hace diez años o que?— preguntó Diane mostrándole al capitán su afiche de "Se busca".

—Es solo la concepción del artista— respondió simple para luego bajar de un salto al lomo de la mamá de Hawk. —Diane escucha, primero iremos a la prisión Baste por Ban—

—¿Por qué elegiste la prisión Baste?— preguntó Hawk.

—Está más cerca—

—Ay, pero que simple— se quejó.

—Pero, señor Meliodas, ¿Seguro de que está en condiciones?, es decir, ¿Ya no le duele?— preguntó la princesa refiriéndose al golpe que había recibido por parte de Gilthunder.

—Ah, ¿Esto? Nop, Tn hizo un gran trabajo— contestó sonriente mientras volteaba a ver a la pelimorada.

Ella le respondió con una sonrisa, y se sonrojó al recordar el torso desnudo del rubio, si que tenía una buena figura escondida tras su ropa holgada.

—Bueno— dijo cabizbaja la albina.

—Bien, iré a descansar un poco, los veo luego— anunció Meliodas entrando a la taberna.

—Iré con él— Elizabeth entró tras el rubio.

—¿Qué no puede estar un segundo sin él?— se quejó celosa Diane.

De un momento a otro se escuchó un golpe desde la habitación de Meliodas y Tn y Hawk salieron corriendo a ver que pasaba. Al llegar se encontraron con Elizabeth sosteniendo a Meliodas, que estaba desmayado.

—No lo entiendo, ¿Qué paso?— preguntó Tn.

—No lo se, vine a buscarlo y lo encontré así— respondió la princesa. —¿No se supone que lo habías curado?— se había alterado.

—Lo hice, pero quizás los truenos le hicieron un daño interno que no pude tratar, que tonta, no lo había pensado— se regañó la pelimorada. —¡Hay que buscar ayuda!— decidió.

Tan pronto llegaron a la aldea se dispusieron a buscar a un doctor, pero había un problema, Diane había a tomado al capitán en sus manos y se había negado a soltarlo

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Tan pronto llegaron a la aldea se dispusieron a buscar a un doctor, pero había un problema, Diane había a tomado al capitán en sus manos y se había negado a soltarlo.

—¡Un gigante!— gritaban aterrorizados los aldeanos al verla acercarse y al instante salían corriendo.

—No, esperen... solo quiero saber si hay un doctor en la aldea— la castaña estaba desanimada al no poder ayudar a su amado.

º Mi Fortaleza º  MeliodasxtnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora