Introduccion

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Porqué los hombres aman a las cabronas es una guía de relaciones para lasmujeres que «se pasan de buenas». No tomo muy en serio la palabra cabrona; la uso en forma burlona, acorde con el tono jocoso de este libro.Título y contenido de este volumen tratan de cosas que muchas mujerespiensan pero no dicen. Todas nos hemos sentido avergonzadas alguna vez por parecer demasiado rogonas. A todas nos ha perseguido un hombre que pierde el interés en cuanto cedemos. Todas sabemos qué se siente no ser valoradas.Estos problemas son comunes a la mayoría de nosotras, casadas o solteras.¿Por qué los hombres aman a las cabronas? Para empezar, distingamosentre el sentido peyorativo de esa palabra y la manera como se le usa aquí. No es para nada mi intención recomendar a las mujeres que sean bruscas yantipáticas. Las cabronas a las que me refiero no son las «brujas sobreruedas» ni las mujeres malhumoradas como la que Joan Collins interpretó en Dynasty (Dinastía). Tampoco son las clásicas «perras de la oficina» que todos odian en el trabajo.


La mujer a la que describiré es bondadosa pero fuerte. Posee una fortalezasutil. No renuncia a su vida ni anda detrás de un hombre. No permite que unhombre piense que la «controla» al cien por ciento. Y se defiende cuando élse pasa de la raya.Esta mujer sabe lo que quiere, pero no se pone en una situacióncomprometida para conseguirlo. De todos modos es femenina, aunque como una «magnolia de acero»: flor por fuera y metal por dentro. Usa su feminidad en su beneficio. Y no porque se aproveche indebidamente de los hombres, ya que juega limpio. Posee algo que la «niña buena» no tiene: aplomo. No se deja llevar por fantasías románticas. Su aplomo le permite ejercer su poder cuando es necesario.Además, esta chica es capaz de conservar la calma bajo presión. Mientrasque una mujer que «se pasa de buena» da y da hasta quedarse sin nada, lamujer con aplomo sabe cuándo detenerse.


Más de noventa por ciento de los centenares de hombres que entrevistépara este libro rió por el título y lo aprobó en menos de treinta segundos.Algunos rieron entre dientes, como si su secreto mejor guardado acabara desalir a la luz. «Los hombres necesitamos un reto mental», dijeron. Éste fue,una y otra vez, el tema recurrente.Aunque cada hombre que entrevisté lo expresó a su manera, el mensajefue siempre el mismo: «Nos gustan las mujeres con garra». En todos loscasos, dos cosas quedaron claras: que ellos usaban el término reto mental en asociación con una mujer no rogona y que empleaban la palabra cabronacomo sinónimo de reto mental. Y esta característica es la que consideran lamás atractiva de todas.Al hablar con ellos sobre el reto mental, los hombres me entendían alinstante. En cambio, muy pocas entre los cientos de mujeres que entrevistécomprendían lo que yo quería decir. Solían relacionar ese término con lainteligencia, no con el hecho de no ser rogonas. Estas entrevistas no sóloconfirmaron algo que ya presentía, sino que, además, me afianzaron en mipropósito: pensé que algo tan obvio para los hombres no debía seguir siendo un secreto para las mujeres.Este libro trata justo de los temas que los hombres no tocan. Un hombrenunca te dirá: «No deberías ser tan abnegada», «No digas que sí a todo», «Nohagas girar tu vida alrededor de mí». Este libro es necesario porque loshombres no explican esas cosas a su pareja.Los capítulos siguientes te transmitirán un mensaje muy claro: que en elamor, el éxito no depende de la apariencia, sino de la actitud. A los medios de comunicación les gusta hacernos creer otra cosa. Una adolescente lee en una revista: «Llama la atención de ese chico...» con cierta prenda o apariencia.«Este color de uñas o aquel lápiz labial lo volverá loco». ¿Qué aprende ella de esto? A obsesionarse con la aprobación de los hombres.Lo mismo puede decirse de la visión de la edad en los medios. Cuando esaadolescente se convierte en una veinteañera segura de sí, los medios labombardean con imágenes negativas sobre la edad. El mensaje es en estecaso: «Dos arrugas y una estría, y serás mercancía "rebajada" de la temporada anterior». ¿Qué aprende ella de esto? A obsesionarse con la reprobación delos hombres.¿Cuál es entonces el mensaje de este libro? Que para tener siquiera unmínimo de autoestima se necesita algo de irreverencia. No irreverencia hacia los demás, sino hacia lo que piensan. La cabrona es una mujer fuerte que saca buena parte de su empuje de su capacidad para pensar por sí misma,particularmente en un mundo que todavía enseña a las mujeres a ser abnegadas. Esta mujer no cumple normas ajenas, sólo las propias.Es una mujer que opera bajo sus reglas, y que tiene una sensación deseguridad, libertad y poder. Y es precisamente esta sensación la que esperoque todas las mujeres experimenten al leer este libro.La mujer con experiencias positivas con los hombres posee las cualidadessutiles que explicaré en estas páginas: sentido del humor y un aura quecomunica el mensaje «En este tren mando yo. Te diré dónde subiremos ydónde bajaremos». Esta mujer posee aplomo para hacer lo que más leconviene, y una actitud que hace saber que no está ahí por necesidad, sino por decisión propia.Las cabronas que los hombres aman parecen despreocupadas y, sí, soningeniosas, justo la cualidad a la que ellos atribuyen propiedades magnéticas.La diferencia es que estas mujeres no buscan esa cualidad especial fuera de sí mismas; la llevan dentro.


Nota: algunas de las personas entrevistadas para este libro pidieronaparecer en él con otro nombre.

Por qué los hombres aman a las cabronasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora