3 - La dulcería

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Cómo aprovechar al máximo tus poderes femeninos y sexuales

El sexo es como una pequeña empresa: tienes que ver por ella.

MAE WEST

Un caramelo a la vez 

Si lees la encuesta promedio de qué atrae a los hombres en una mujer,obtendrás las aburridas y predecibles respuestas básicas: «Los estudios hanconcluido que lo que a los hombres les gusta es... la apariencia, la química yla forma de comportarse de una mujer». ¡Vaya, qué gran sorpresa! 

Luego le das vuelta a la página. «Compra un nuevo brillo de labios...Depílate las cejas para atraparlo... Aplícate tres frascos de colágeno en laboca...». Y con sólo esto lo tendrás a tus pies, ¿no es así? Pero no en estavida. Volverás al punto donde empezaste, pero sin cejas. 

¿Alguna vez te has preguntado por qué ese hombre tan apuesto se casócon su vecina? A ti te parece fea, pero para él es una «belleza natural». Noimporta si lo más que ha logrado ha sido ganar el concurso Señorita Calabazade una granja, a los seis años de edad. Cuando se acuesta con ella, él gozacomo enano. 

En general, una mujer hace dos cosas para que un hombre se enamorelocamente de ella después de haberlo atraído. Primero, apela sexualmente a suimaginación. Segundo, espera un poco antes de consumar sexualmente larelación. Esto nos lleva a la teoría de la «dulcería»: no regales de golpe ladulcería entera. Ofrece los caramelos uno por uno. 

PRINCIPIO DE ATRACCIÓN # 21 

Si a un hombre se le hace esperar para acostarsecon una mujer, no sólo le parecerá más hermosa,sino que además tendrá tiempo para apreciarla. 

Los hombres no quieren que se sepa que, casi inmediatamente después deconocer a una mujer, la clasifican en una de dos categorías: «para pasar elrato» y «decente». Si un hombre te ubica en la categoría de «para pasar elrato», te será casi imposible salir de ella. 

La cabrona no es inmoral ni más conservadora; exige que se le trate como«decente». En la mayoría de los casos, esto significa que revela poco a pocosu sexualidad. 

Con su conducta, la cabrona asume sutilmente «el mando del tren». Ydado que le parece un poco distante a un hombre, él sabe que es inalcanzablepara muchos. De hecho, ni siquiera él mismo está seguro de poder acostarsecon ella, así que apenas si puede permitirse suponer que se trata de una chica«para pasar el rato». 

En términos sexuales, la arrastrada tiene más probabilidades de que se leconsidere «pan comido», porque tiende con mayor facilidad a acostarse conun hombre por las razones equivocadas, y anees de tiempo. Esto es así aun siparece conservadora. Así use falda larga y cola de caballo y asista a un cursopara doblar servilletas, o vista ropa sensual y parezca siempre a punto de ir auna fiesta, el resultado puede ser el mismo. En cualquiera de ambos casos, sitiene relaciones sexuales con un hombre porque cree que debe hacer eso paraconquistarlo, él se dará cuenta y le perderá el respeto. 

Brad, uno de mis entrevistados, describió así esa distinción: «Hay dostipos de mujeres sexys: las que intentan serlo y las que lo son. La mayoría delos hombres consideramos mucho más sexys a las del segundo tipo. Alprincipio puede parecer que no es así, porque uno tarda en darse cuenta deque la mujer que se empeña en ser sexy en realidad no lo es, y que la que nopretende serlo lo es. Esta última es a la que tomamos en serio». 

Cabe señalar que Brad acaba de poner fin a sus estudios universitarios. Ysi un veinteañero que comienza apenas ve las cosas así, ten la seguridad deque la mayoría de los hombres piensa lo mismo. 

Por qué los hombres aman a las cabronasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora