04 - Valentina

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–Hace dos semanas que no la vemos por aquí señorita Moretti, se ha perdido unas clases muy interesantes sobre anatomía

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–Hace dos semanas que no la vemos por aquí señorita Moretti, se ha perdido unas clases muy interesantes sobre anatomía.

–Lo siento profesor, he estado enferma, recuperaré las horas la próxima semana.

–No se preocupe, ¿Está bien? Aún está algo pálida. Es usted buena estudiante, no le costara trabajo coger de nuevo el ritmo.

–Gracias, nos vemos mañana.

–Adiós señorita.

Echo mi mochila al hombro y me dispongo a buscar a Maica en la cafetería de la universidad, aunque ella estudia económicas y yo medicina, nuestros pabellones están muy cerca y solemos coincidir en la cafetería. Llevo sin verla dos semanas, con la excusa de estar enferma. Y necesito que me cuente algún cotilleo, algo que me saque de la rutina de mi vida.

No le he contado nada de aquella noche, y la culpa me corroe las entrañas, pero más me duele la humillación y el dolor, no puedo confesarle nada. Entonces, ¿porque se lo he contado al ejecutor?

Perdida en mis pensamientos llego a la cafetería y la encuentro en nuestras mesas de siempre, junto a varios compañeros que se alegran de verme de nuevo por aquí. Nos abrazamos con cariño y me siento a su lado, pidiendo un café a un camarero.

–¿Cómo estás? Aún sigues muy pálida, ¿seguro que el médico te ha dado el alta? -su voz preocupada me golpea el vientre, haciéndome sentir culpable por ocultarlo.

–Sii, estoy bien, ¿quien estudia medicina, tu o yo? -intento sonar divertida y disimular mi dolor, si nota algo raro se pondrá muy pesada.

—Vale, vale, por cierto, mañana vamos a ir a cenar, te apuntas ¿no? -me mira, sujetando su móvil entre las manos esperando una respuesta para apuntarme en el grupo.

–Ehh, tengo que pensarlo.

–No hay tiempo Valentina, decide, solo es una cena...

–Ay, vale, apúntame...pesada.

—Estupendo, me voy que llego tarde a mi siguiente clase, te llamo luego, tengo un montón de cosas que contarte...—se levanta de la mesa, dándome un beso en la mejilla y corriendo hacia la salida, típico de ella, llegar tarde.

Termino mi café en un sorbo y me levanto, ya he terminado por hoy, saludo con la mano al resto de compañeros mientras me dirijo a la salida, Sebastian debe estar esperándome fuera.

Cuando ya estoy en el camino de entrada al campus, un brazo me pasa por el hombro y me atrae con fuerza, susurrándome al oído que he sido una chica mala. Me congelo en el sitio, y empiezo a temblar, la ansiedad regresa de golpe y mi visión periférica se reduce drásticamente.

–¿Por qué no me contestas a los mensajes, Tina? —Enzo me mira con cara de pocos amigos, pero aquí en público debe disimular.

No le contesto, no puedo, estoy paralizada por el miedo. Empieza arrastrarme hacia un arco de piedra y me empuja contra una columna, ocultándome de la gente que pasa y me da una bofetada en la cara.

Una Joven Tentación (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora