Tokito respira profundamente el dulce aroma de la mañana mientras sale de su casa. La fresca brisa acaricia su rostro y lleva consigo un delicado aroma a flores. Su abuela, que está en la cocina, le grita desde la ventana: "Ve con cuidado y asegúrate de volver antes de que oscurezca". Tokito asiente con una sonrisa y camina hacia el patio.
Al salir, nota a su hermano trabajando en el auto que está estacionado bajo el cobertizo. El motor parece estar en desorden, con herramientas esparcidas alrededor y una expresión de frustración en el rostro de su hermano. Tokito se acerca y observa el escenario.
—¿Qué ha pasado? —pregunta con curiosidad.
Su hermano levanta la vista con una mueca de cansancio. —El auto no arranca. Estamos intentando arreglar el motor, pero parece que es más complicado de lo que pensábamos.
El abuelo, que también está cerca, se encoge de hombros. , —Paciencia, chicos, que todo se resolverá.
Tokito mira a su hermano, notando el evidente estrés en su rostro. —Ojalá termines pronto —dice, intentando ofrecer un poco de aliento.
Luego añade—Voy a dar una vuelta al lago que vi hace unos días.
—Está bien, pero no te tardes demasiado.
—No te preocupes, volveré pronto.
Con una última mirada al patio y a su hermano, muichiro se dirige hacia el camino que lleva al lago, ansioso por disfrutar de un momento de paz en medio del caos del día.
...
Muichiro comienza su caminata con pasos ligeros, sintiendo cómo el suelo bajo sus pies se vuelve cada vez más suave. A medida que se aleja de la casa, el ruido del motor y las herramientas se disipan gradualmente, dando paso al canto alegre de los pájaros y al susurro de las hojas en el viento.La senda que lleva al lago está bordeada de árboles frondosos cuyas ramas forman un dosel verde sobre su cabeza. Los rayos del sol se filtran a través de las hojas, creando patrones de luz y sombra en el sendero. El aire está impregnado de un fresco aroma a tierra y vegetación, mezclado con el tenue perfume de las flores silvestres que crecen al borde del camino.
Tokito avanza con una sensación de tranquilidad creciente, su mente alejándose de las preocupaciones del día. Cada paso lo acerca más a la calma que busca. Observa cómo las flores se mecen suavemente al compás del viento y cómo pequeños insectos zumban entre el follaje. Los sonidos de la naturaleza parecen acallar el bullicio de la vida cotidiana, dándole un respiro necesario.
Mientras sigue caminando, el sendero se torna más angosto y se adentra en un pequeño claro rodeado de árboles más altos. En el horizonte, puede vislumbrar el brillo del agua del lago. Tokito acelera el paso, ansioso por llegar y sumergirse en la paz que ofrece el paisaje.
Al llegar al borde del lago, se detiene y observa la superficie del agua, que brilla bajo el sol como un espejo. El lago está rodeado de juncos y plantas acuáticas, y el sonido del agua que se mueve suavemente le proporciona un bálsamo a su espíritu. Tokito respira profundamente, sintiendo cómo la serenidad del entorno le envuelve, mientras se sienta en la orilla para disfrutar de un momento de calma y reflexión.
Tokito se sienta en la parte de madera del puente, quitándose los zapatos y preparándose para adentrarse en el lago. La superficie del agua está tranquila, y la sensación fresca que promete es tentadora. Pero antes de que pueda mojarse mucho, escucha una advertencia:
—¡Cuidado! No deberías entrar al agua, la marea sube rápido.
Desafortunadamente, la advertencia llega tarde y, distraído por la voz, Tokito resbala y cae al agua con un chapoteo.
— ¡Mierda! —murmura con frustración mirando su ropa empapada.
Genya, que había sido el que lo advirtió, se acerca rápidamente al borde del puente con una expresión de arrepentimiento. —Lo siento mucho, no era mi intención empeorar las cosas.
—No hay problema.—todavía molesto y empapado, responde con un tono irritado
Al notar el desagrado en la respuesta de Tokito, Genya se disculpa nuevamente, tratando de remediar la situación. Se estira para ayudar a Tokito a salir del agua y subirlo de nuevo al puente de madera.
Una vez en el puente, ambos se sientan, y Genya, aún un poco nervioso, le dice
—La marea sube rápido. Creo que, en lugar de ayudar, solo te hice empeorar las cosas.
Tokito, tratando de calmarse, responde— No hay problema. Supongo que solo querías ayudar.
Genya asiente, aliviado de que Tokito no esté demasiado enojado. —Sí, exactamente. Me llamo Genya. ¿Y tú?
—Yo soy muichiro Tokito.
Genya sonríe con una mezcla de vergüenza y simpatía. —Encantado de conocerte, Tokito. Espero que tu día mejore.
—Estoy empapado y con frío. No creo que mi día mejore mucho.
— De verdad lo siento, quería ayudarte de verdad.—responde, con una expresión de
—Está bien, no hay problema.
Ambos se quedan en silencio por un momento, con el sonido ocasional del agua salpicando a su alrededor. Finalmente, Genya rompe el silencio
— Nunca te había visto antes. No eres de aquí, ¿verdad?
—Así es, me acabo de mudar hace unos días.
Genya, con curiosidad, pregunta— ¿Por qué te mudaste?
Tokito, sintiéndose incómodo con la pregunta, responde de manera cortante— No es realmente tu problema.
Genya se sonroja un poco y dice—:Perdón, solo quería saber por qué un chico de la ciudad vendría a un pueblo tan escondido como este.
Tokito lo mira sorprendido y pregunta— ¿Cómo sabes eso?
Genya, intentando parecer casual, dice—: Bueno, es porque tengo poderes y... —Luego se ríe—. No, en realidad solo lo adiviné por tu ropa, es ya sabes ¿De chico de ciudad?
—Tienes sentido.
Genya sonríe aliviado y añade—Si necesitas algo más o quieres hablar, aquí estaré. Aunque, sinceramente, espero que tu día mejore pronto.
Tokito, todavía con el rostro un poco serio pero con una leve sonrisa, agradece— Gracias, Genya. Lo aprecio.
Genya, sintiendo que ha sido un estorbo, se levanta y se dirige hacia el sendero, pero de repente se detiene y se golpea la frente con la mano. —¡Carajo, soy un estúpido! —exclama—. Puedes venir a mi casa a cambiarte, puedo prestarte ropa.
Tokito lo mira con incredulidad. —No, gracias. De todas maneras, ya iba de regreso a mi casa.
Genya, con una expresión de arrepentimiento, le dice—: Bueno, si necesitas algo, no dudes en decírmelo. Mi casa no está tan lejos de aquí. —Señala en dirección al sendero—. Está justo por allí. Es la segunda casa a la derecha, la de las paredes azules y el jardín bien cuidado.
Tokito observa el punto de referencia y asiente. —Lo tendré en cuenta. Gracias.
Genya sonríe, aliviado de que Tokito no esté molesto, y dice—: Cuídate, Tokito. Espero que te mejores pronto.
Tokito le devuelve la sonrisa y responde—: Igualmente, Genya.
Ambos se despiden, y Tokito comienza a caminar hacia su casa, mientras Genya se aleja en dirección opuesta, sintiéndose aliviado de haber ofrecido su ayuda, a pesar del pequeño contratiempo.
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Cuando la marea sube | Genmui
RomanceTokito Muichiro vivía en la gran ciudad de Tokio hasta que un trágico accidente lo dejó huérfano. Sin más familia en la ciudad, se muda junto a su hermano a un pequeño pueblo con sus abuelos. Allí conoció a Genya, un chico alto y de aspecto rudo, p...