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"𝐴𝑙𝑔𝑢𝑖𝑒𝑛 𝑞𝑢𝑒 𝑡𝑖𝑒𝑛𝑒 𝑢𝑛 𝑠𝑜𝑙𝑜 𝑎𝑚𝑜𝑟 𝑒𝑛 𝑠𝑢 𝑣𝑖𝑑𝑎 "
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Tras ser raptado por los bárbaros y vendido a los lacayos del imperio enemigo de su tierra natal, Izuku decide ganarse el favor del sultán del gran imperio...
Escribiendo a las 12 de la mañana porque luego no hay chance
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Las feromonas de sándalo y caramelo se mezclaron después de un par de horas.
El cuerpo desnudo de Eijirou se mantenía acostado entre las sábanas rojas mientras que regulaba su respiración. No dejaba de ronronear ante los espamos por la unión reciente que tuvo con el sultán.
Incluso logró que el sultán ronroneara después de que su nudo se deshiciera.
Acomodó su cabeza sobre los almohadones de plumas, haciendo que su cabello rojizo cayera como cascada a los costados.
Veía al alfa de cabellos cenizos sentado en la silla de su escritorio, le había permitido quedarse en sus aposentos en lo que terminaba de ver documentos y planes para la siguiente campaña.
Después de eso dormirían juntos como el omega tanto quería.
Hasta que la voz de Touya interrumpió él trabajo.
Katsuki se levantó de su asiento para salir un momento.
Bufó por la interrupción. Observo los aposentos hasta que sus ojos distinguieron un brillo verde entre las cosas del sultán.
— ¿acaso será mi...?
Se levantó rápido con una sonrisa, se colocó la bata de seda rosa para cubrir su desnudez. Tomó el anillo, viendo con detenimiento la bonita pieza. La esmeralda en forma de gota envuelta por una línea de pequeños diamantes.
Era precioso.
No escuchó cuando Katsuki regresó para colocarse atrás de él y quitarle con cuidado el anillo.
— aún no esta lista —murmuró.
— pero así esta bien —sonrió con las mejillas sonrojadas.
Se retiró el anillo de ópalo de su dedo anular para extender su mano levantando el dedo ligeramente esperando a que el sultán lo colocará.
— no puedo esperar a usarlo —susurró con felicidad.
— dije que aún no esta listo —habló con más seriedad.
El alfa vio como la expresión del pelirrojo cambiaba a una más sería y deprimida.
— quiero que sea digno de ti —continuó para dejarlo en la mesa—. te lo daré cuando esté listo
— por supuesto mi señor
Abrazó el pecho fornido del más alto disfrutando de la calidez y el aroma. Sintió como el rubio correspondía al abrazo dejando un beso en la coronilla.
Eijirou sentía como si fuera un sueño, uno hermoso donde solo eran él y Katsuki.
Sus días en Gamze donde ambos corrían como dos enamorados por los jardines, o cuando el alfa lo llevaba a pasear en los grandes dragones de Ddraig.