Daño colateral

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Es difícil cuando somos nosotros quienes cometemos los errores, sin embargo, en esa situación somos nosotros mismos los que podemos buscar la solución a las consecuencias de nuestros actos. En cambio, cuando nosotros no somos quienes cometen el error y solo somos parte del daño colateral que se genera, es ahí cuando el dolor te invade, la tristeza echa raíces desde tu corazón hasta los pulmones, genera un pesar que creías haber vivido, solo que esta vez viene acompañado de frustración. La frustración de saber que no puedes hacer nada, que las consecuencias son inminentes, la frustración que conduce a lágrimas de pesar, de dolor...

Habiéndome convertido en daño colateral mi mente navega en un nuevo sentimiento de soledad, la casa a la que llamaba "hogar", las personas a las que llamaba "familia", de pronto todo se sienten fuera de lugar, como si lo único que me hacía pertenecer se hubiera ido y entonces volviera a ser solo yo, con mi sentido del humor, lo que considero bueno o malo, solo yo sin ese alguien en la familia que de algún modo me comprendía y apoyaba en una posición no muy popular. Vuelvo a sentirme fuera de lugar anhelando estar fuera la mayor cantidad de tiempo posible, los caminos de ida se sienten como un alivio y los de regreso se viven con pesar, mirando por la ventana del transporte público el camino con un sentimiento que creí haber dejado atrás hace no mucho tiempo.

El miedo aflora inevitablemente, sabiendo que al haberse ido no habrá un mediador y probablemente todo se vuelva más difícil. Ya no habrá quien me siga la corriente en las cenas en las que coman juntas todas las personas de las casa, seré solo yo y ese sentimiento de frustración al saber que no puedo reclamar nada, que no tengo derecho a hacerlo pues la situación en si no era de mi incumbencia, saber que el silencio es lo mejor, saber que debo tragarme palabras que luchan por salir, solo porque ante toda esa guerra que se formó lo único que podía hacer era ver como todo lo que había querido que durara se desmoronara, como una parte aún luchaba por quedarse y la otra solo dejó que su orgullo ganara, que las apariencias fueran más importantes que los sentimientos, que el enojo nublara todo a su alrededor. Desde la vista del espectador no podía hacer más que ver y tener la esperanza de que la parte impulsiva se diera cuenta de su error, que buscara remediarlo. Sin embargo, caí en la decepción con relatos que no era necesario que fueran probados pues por más que quisiera defender a quién se cerraba, las palabras que me decían eran palabras que ella me había dicho, que le había escuchado... ¿Realmente valía la pena tirar por la borda todo solo por eso?

Pruebas en contra las había, pero ella solo se enfocaba en no dar brazo a torcer, en que ella estaba bien, no importaron sentimientos, llegaba con indiferencia, con enojo, y lo hacía sentir miserable. ¿Y yo? Bueno yo solo podía ver desde mi lugar sin opción a decir lo que consideraba que estaba mal en toda esa situación pues yo ya había tenido esa batalla con ella, había visto esas mismas incongruencias en sus palabras mucho antes de que él llegara a nuestras vidas, fue fácil explicarle a él que no ganaría esa batalla, que lo que ella consideraba que estaba bien lo protegería con uñas y dientes incluso frente a sus otras dos hijas. Hacía años que yo sabía quien de los tres era el más importante, pero no creí que ese afán por proteger a alguien que se aprovecha de esa incondicionalidad haría que perdiera una de las cosas más preciadas que tenía después de haberme levantado de uno de los puntos más bajos de mi vida.

Y la impotencia de saber que ese protegido fue lo que acabó de fragmentar todo y saber que disfruta haciendo ese daño solo me genera odio hacía esa persona. Él ni siquiera vive aquí ni se va a quedar, solo viene de paso y en vez de respetar lo que teníamos aquí se encargó de destruirlos, de crear problemas y generar una partida...

Confirmando un sentimiento de años atrás en los que evitaba a ese protegido por paz mental, agradeciendo haberme mudado kilómetros lejos para vivir sin ese factor, hoy vuelvo a entender que por más que se nos obligue a "querer" a la familia de sangre hay personas externas que le dan más sentido a ese lazo incondicional que se supone que representa la familia. Ese protegido que solo vino a quitarme algo más aparte de lo que había hecho años atrás, provocando todo esto...

A pocas semanas de una partida dolorosa llega otra que duele de manera diferente pues se pudo haber prevenido, pudo haber sido todo diferente si la amenaza hubiese sido firme a todos y no solo a los demás, evitando que el protegido hiciese lo que quisiese.

Vuelvo a sentirme sola en esta casa, vuelvo a sentir que no pertenezco, intranquila, como si en cualquier momento pudiera ser lanzada al fuego por quienes me acompañan solo para salvarse a ellos mismos, vuelvo a sentir que las personas con las que vivo no me conocen realmente, y descubro un sentimiento de decepción pues por más que la quise entender me di cuenta de sus errores mucho antes de que los dijeran en voz alta. En otra noche donde los recuerdos duelen, la idea de que estas paredes se vuelvan a sentir como un hogar se vuelven lejanas, la urgencia de irse se realza y el saber que las personas que podrían calmar este pesar están lejos solo hace que todo se sienta como un aislamiento que no entiendo como podría haberlo provocado yo.

Sé que en los días que se avecinan se me hará sentir más importante, como si fuera necesaria, solo para que sea más fácil contar con mi ayuda, para que sea sencillo hacerme cambiar planes por un sentimiento de deber hacia esta casa, saber que de algún modo será una obligación que sé que no debería cargar pero tendré que por llevarlo en paz, que será normal romper en llanto en las noches como lo fue antes y no saber como detenerlo, convencer a mi mente de que todo fuera de estas paredes vale la pena para hacer caso y ser obediente.

En un momento tan bello como mi carrera de ensueño me veo contrariada con emociones amargas de días que aparentarán ser soleados para quienes miran desde fuera.

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