Corazón de Alfa

|Epílogo|

Los pájaros cantaban una alegre melodía, acompañada de los ocasionales ronquidos de Naruto, quien seguía durmiendo cómodamente. Hinata soltó una risita detrás de su almohada. 

Ella había aprendido, en las últimas dos semanas, que el amor no crecía inexorablemente. Pero se hacía más cálido, envolviéndolo a uno como una cómoda manta. Tener a alguien en quien confiar siempre, que te sostenga, y que, a la vez, te de libertad, eso tenía que ser la cosa más valiosa del mundo. 

Naruto a veces se comportaba de forma gruñona, implacable cuando se trataba del liderazgo de la manada. Pero, cuando estaban a solas, era el compañero más dulce y, al mismo tiempo, más apasionado que ella podría desear. Solo el hecho de pensar en sus caricias; la hacía ronronear como una gatita.

— ¿Qué estás tramando nuevamente, eh?

— Nada.

Ella parpadeó inocentemente. Quería practicar un poco más su pequeño discurso. Ayer había recibido un mensaje de Sakura. La compañera de Sasuke, la había invitado a ella y a Ino al castillo. Desde ahí, querían hacer un viaje a la ciudad natal de Sakura. 

Ella no quería perderse eso bajo ninguna circunstancia. Indudablemente sería divertido pasear libremente con sus dos amigas por el mercado de los humanos. Por supuesto, ella no necesitaba el permiso de Naruto. Pero no quería lanzarle su plan sin más, sino que quería que él también entendiera lo importante que era para las mujeres el contacto con otras manadas.

En cualquier caso, hoy no era el día para molestarlo con eso.

— ¡Realmente eres la peor mentirosa en todo el mundo!

Naruto se rio, y la besó en el hombro.

Ella hizo un divertido mohín. No, realmente ella no podía engañarlo. 

— Te lo diré más tarde ¿sí?

Después de haber sacado las piernas de la cama, ella continuó hablando. 

— ¿Entonces Kiba no estaba enfadado con nosotros por no haberle devuelto a Ino personalmente?

Naruto cruzó las manos detrás de la cabeza, y la miró con placer. 

— No, se lo tomó con sorprendente calma. Supongo que se lo debo a ella. Al igual que debemos agradecerle a él y a Sasuke por haber enviado a sus hombres. Después de nuestro encuentro, Ino había cambiado de rumbo y se había dirigido directamente al territorio de Sasuke. Esa es la única razón por la que fueron informados a tiempo. Me agrada esa mujer humana.

— ¡Oye!

Ella le dio un puñetazo en el costado. Naruto sonrió, y la atrajo hacia él.

Tras unos cuantos besos ardientes, él murmuró:— ¡Ah, mi pequeña Alfa! Solo tengo ojos para ti.

Riendo, ella sostuvo el puño bajo su nariz. 

— ¡Te aconsejo que así sea! Y ahora, apresúrate, el alcalde de la ciudad del norte está por llegar y la visita desde el límite de las montañas también debería llegar hoy.

Naruto había enviado un mensajero. Los hermanos, que estaban viviendo temporalmente con sus padres, se lo habían pedido. Ellos añoraban su hogar. Los otros niños, la mayoría de ellos de las manadas de Sasuke y Kiba, ya habían regresado a sus casas. Y algunos ni siquiera podían recordar de dónde venían. Hinata quería encontrar una nueva familia para ellos lo antes posible.

Solo, poco a poco, se iba haciendo visible el alcance completo de las actividades de Chino. Ella había suministrado el polvo a lobos descontentos y sedientos de poder, probablemente incluyendo a los afectados de la manada de Kiba.