Llego la hora: ¡Rumbo a la gran batalla!

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En la penumbra de la guarida de Caesar Shark, el ambiente estaba cargado de tensión y misterio. En su oscuro laboratorio, Caesar Shark sostenía un antiguo collar de conchas marinas que destellaban con un brillo estelar. Sus dedos, firmes pero temblorosos, pasaban sobre la superficie del collar mientras sus pensamientos vagaban hacia recuerdos lejanos.

A pocos metros, el Doctor Whip, un pez gato de apariencia delgada y nerviosa, trabajaba frenéticamente en los tanques de contención, asegurándose de que los nuevos soldados híbridos estuvieran listos para la batalla. Las burbujas de los tanques iluminaban el espacio con un resplandor verdoso, mientras criaturas mitad bestias, mitad máquinas, flotaban en su interior, esperando su despertar.

"Doctor Whip..." llamó Caesar Shark con su voz grave, fría y cargada de autoridad.

El científico se sobresaltó, casi derramando un frasco de líquido brillante. Con movimientos apresurados, se giró hacia su maestro, inclinándose profundamente mientras su cola temblaba visiblemente.

"To-todo va p-perfectamente, mi señor," tartamudeó el Doctor Whip, evitando encontrarse con la intimidante mirada de Caesar Shark.

Con pasos lentos pero firmes, Caesar Shark se acercó a los tanques, observando las formas híbridas en su interior con una expresión de desdén mezclado con curiosidad.

"Estos soldados..." comenzó Whip, esforzándose por mantener la compostura, "han sido creados utilizando Pirazoms como base. Son más fuertes, más rápidos y más resistentes. A diferencia del Arma 1, estos no fallarán en su propósito."

Caesar Shark lo escuchaba en silencio, su rostro impasible mientras el científico hablaba. Finalmente, rompió el silencio, su voz resonando con una mezcla de determinación y desesperación oculta.

"Lo que necesito..." dijo con un tono cortante, "es que esos niños, junto con mi hijo Killer Shark, Eagle y Liogre, alcancen su máximo poder. Solo entonces, el amo Dragul cumplirá la promesa que me hizo."

De repente, un espasmo de dolor recorrió el cuerpo de Caesar Shark. Su mandíbula se tensó mientras su rostro se contorsionaba en una mueca de agonía. El collar que sostenía cayó de sus manos, emitiendo un leve tintineo al chocar contra el suelo metálico.

"¿Mi señor?" preguntó Whip, alarmado, dando un paso hacia él. "¿Está usted bien?"

"No es nada..." murmuró Caesar Shark entre dientes, enderezándose con esfuerzo. "Sigue con tu trabajo, doctor. No me hagas repetirlo."

El Doctor Whip retrocedió de inmediato, inclinándose en señal de obediencia mientras Caesar Shark salía del laboratorio.

En el pasillo, lejos de las miradas curiosas, el dolor persistía, como brasas encendidas quemando desde su interior. Apoyándose brevemente contra una pared, Caesar Shark dejó escapar un amargo suspiro.

"Las secuelas del ritual... están comenzando a afectarme," murmuró con una sonrisa amarga en sus labios. "Irónico, ¿no? Usé mi fuerza vital para traerte de vuelta, Killer Shark, y ahora te has aliado con el enemigo. Qué cruel es el destino."

Mientras su mirada se perdía en las sombras del pasillo, continuó con un tono sombrío:

"No me queda mucho tiempo. Pero estoy cerca... Solo necesito un poco más de tiempo..."

Un rugido profundo resonó desde las entrañas de la guarida, la voz del propio Dragul, como un recordatorio constante de la presión que se avecinaba. Caesar Shark cerró los ojos un instante, reuniendo fuerzas, antes de volver a caminar hacia los preparativos de la batalla que estaba a punto de estallar.

Mientras tanto, en el interior del submarino, el grupo trabajaba arduamente organizando la bodega. Mantaray, con una expresión de concentración, cargaba pesadas cajas como si fueran plumas, mientras Billsword trapeaba el suelo con desgana, su rostro reflejando puro aburrimiento.

Beast Saga: Tamer RisingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora