Tú y yo - Beth y Ryan .♡

Capítulo 11

Voy a la oficina del jefe y dejo sus horarios de mañana sobre el escritorio. Ryan está de espaldas en su silla ejecutiva mirando la ciudad pensativo.

_¿Cómo te fue?_pregunta girandose.

_Bien. ¿Puedes creer que me propusieron hacer prácticas en Francia?_sonrio y él se queda serio mirando el horario._ Pero las haré aquí, seré maestra en cursos intensivos.

Se levanta del escritorio y parece cabreado, camina de lado a lado y no sé que hacer. Se detiene, parece que está contando del uno al diez y me mira fusilante.

_¿Cómo coño puedes dejar prácticas en Francia para quedarte haciendo un curso intensivo aquí?_grita molesto.

_Primero, ¡no grites! Segundo..._lo corto molesta.

_¡No me digas que hacer carajo!_ suaviza su tono cuando ve que doy un brinco._¿Qué no ves que estás arruinando tu futuro solo por... estar aquí?

_No estoy arruinando nada. Estoy pensando en lo mejor para mi familia y lo mejor es que me quede aquí por ahora.

_Joder. ¿Cuando vas a pensar en ti?_ suspira molesto.

_Ellos son todo para mí. No me puedo ir sabiendo que me van a necesitar._ derramo una lágrima._ Mi padre dice que están bien pero no lo están, ni siquiera puede pagar sus deudas sin meterse en otras nuevas. Hoy fue la renta, mañana que será el seguro médico o la prepa.

Su rostro se suaviza por completo cuando ve mis lágrimas. Jamás pensé que estaría llorando delante de alguién, no me gusta. Me hace ver débil como esas malditas princesitas en apuros.

Me da un fuerte abrazo besando mi cien en el proceso. Me hace sentir segura.

_Por favor. No le digas nada a mis padres de esas prácticas. No me lo perdonarían._ mi padre me sacaría de la casa hasta que aceptara esos cursos.

_No te preocupes por eso. Hablando de la renta, Albert me lo dijo, le pagué a ese hombre y ahora la casa es permanentemente de ustedes. No más rentas.

Lo suelto confusa y enojada con él y Albert.

_Es un chivatón._ lo miro enojada y retrocedo dos pasos cuando se va a acercar._ ¿Cómo pudistes hacer eso? Eso no era tu problema.

_Albert no tiene la culpa._no se altera con mis miradas de odio._ A diferencia de lo que dices yo si valoro a mis empleados. Por eso tengo que saber todo lo que tenga que ver contigo.

_¿Por qué? No te pedí que hicieras eso._creo que la confusión es mas fuerte que la rabieta.

_Y nunca lo harías, por eso lo hice._se acerca a mí tocando mi mejilla._ No te preocupes, la casa estará a tu nombre. Ya hablé con mis abogados y solo hace falta que firmes un papel.

_¿Cuánto fue?_evito su contacto._Te pagaré cada centavo de esa casa y hasta el abogado.

_No tienes que pagarme nada yo..._se revuelve el pelo frustrado, joder se ve tan sexy.

_¡Quiero hacerlo!_me acerco a él apuntando con el dedo._Y tú lo vas a aceptar.

_¡Joder! Que no me gusta que me den ordenes._ estoy tan cerca que siento sus respiros frustrados.

Estamos frente a frente, mirada con mirada y frustración contra frustración porque los dos estamos bien cabreados el uno con el otro. El momento es excitante... y mucho. Me acerco a su oído poniendome de puntitas.

_Ahora si te van a gustar porque las doy yo y me vas a escuchar porque vas a aceptar ese dinero._susurro en su oído, no me doy cuenta y rozo los labios bajando por su cuello y se siente caliente, muy caliente.