Parte 10

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—Las heridas no se ven muy profundas. Te recetó para que se curen más rápido y te sientas mejor —dijo el doctor al revisar a Aome. Luego, salió del consultorio para ir por los medicamentos.

En el consultorio solo se encontraban Aome, Inuyasha y Kikyo. Aome seguía sospechando de Kikyo, mientras que Inuyasha permanecía a la defensiva.

—Aome, sé que desconfías de Kikyo, pero ella ha pasado por mucho —dijo Inuyasha, cruzando los brazos y mirando a Aome con seriedad—. Naraku la manipuló durante mucho tiempo. Ahora que estamos tratando de vencer a Kirinmaru, debemos apoyarnos mutuamente.

Aome frunció el ceño y cruzó los brazos, manteniendo su postura firme.

—No puedo evitarlo, Inuyasha. Algo en ella no me convence —respondió Aome, su mirada fija en Kikyo.

Kikyo, notando la tensión, dio un paso adelante con una expresión de arrepentimiento en su rostro, aunque sus intenciones eran menos sinceras de lo que parecía.

—Aome, ¿cierto? Lamento mucho cómo me comporté anteriormente contigo. Naraku me amenazó muchas veces y me obligó a ser grosera contigo. En verdad, lo lamento muchísimo —dijo Kikyo, su voz temblando ligeramente para añadir credibilidad a su mentira.

Aome la miró fijamente, buscando en sus ojos alguna señal de falsedad. Aunque aún tenía sus dudas, decidió ceder un poco para evitar más conflictos.

—Está bien, Kikyo. Yo también lamento mi actitud —respondió Aome con una leve sonrisa, aunque su desconfianza no se disipó por completo.

Inuyasha, observando el intercambio, no pudo evitar sonreír al ver la empatía y el perdón que Aome ofrecía a Kikyo, aunque sabía que la situación seguía siendo delicada.

—Gracias, Aome —dijo Inuyasha con gratitud en su voz—. Necesitamos mantenernos unidos si queremos derrotar a Kirinmaru.

Kikyo asintió, sintiendo un peso aligerarse de sus hombros, aunque su mente seguía calculando sus próximos movimientos. La reconciliación con Aome le daba una ventaja, pero sabía que debía ser cautelosa para no despertar más sospechas.

———

Mientras tanto, en otro lugar, Sesshomaru había invitado a su padre y madrastra a un elegante restaurante para que conocieran por primera vez a Rin. Izayoi, estaba entusiasmada por el encuentro. Aunque Sesshomaru no era su hijo biológico, lo amaba como si fuera suyo. Con el tiempo, Sesshomaru también llegó a ver a Izayoi como una madre, a pesar de haberla tratado con frialdad en el pasado.

Izayoi vestía un elegante vestido azul marino con delicados detalles de encaje en los hombros, mientras que Toga lucía un traje negro con una corbata dorada. Sesshomaru, siempre impecable, llevaba un traje blanco con una camisa gris y una corbata plateada.

Izayoi sonrió cálidamente. -Querido.-dijo, refiriéndose a Sesshomaru.-gracias por invitarme en estos momentos tan importantes para ti.-

Sesshomaru asintió con respeto. -Gracias, Izayoi, por estar aquí.-respondió con serenidad.

Después de un breve rato, Rin apareció, vistiendo un sencillo pero elegante vestido rosa pálido. Sesshomaru, al verla, se levantó y se dirigió hacia ella con elegancia.

—Rin, por favor, acompáñame —dijo, invitándola a sentarse.

Sesshomaru, al ver a Rin, no pudo evitar mostrar una sonrisa ligera. —Estás radiante esta noche, Rin —dijo con sinceridad, sus ojos reflejando admiración.

El cumplido hizo que Rin se sonrojara, bajando la vista modestamente mientras se acercaba a la mesa. Sesshomaru, con un gesto de caballerosidad, tomó la silla de Rin y la deslizó suavemente para que se sentara.

Los Espias 2 (Pausado Temporal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora