Parte 11

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Al día siguiente, todo transcurría con normalidad en ECO, la comunidad en la que vivían. Sin embargo, había un aire de preocupación que flotaba entre los residentes. Todos preguntaban por Aome, pero nadie sabía nada de su paradero. Naomi, su madre, estaba visiblemente preocupada porque Aome no había llegado a casa la noche anterior.

Naomi paseaba por los pasillos, con el rostro marcado por la preocupación, y preguntaba a todos los que se encontraba.

—¿Han visto a Aome? No llegó a casa anoche —decía, su voz temblando ligeramente.

—No, Naomi, no la hemos visto desde ayer —respondían algunos, mientras otros simplemente negaban con la cabeza, compartiendo su preocupación.

En el centro de ECO, el grupo de amigos de que Aome se reunía para practicar combates, discutían la desaparición de su amiga. Ellos eran espías, entrenados en diversas habilidades para misiones de alto riesgo.

—Esto no es normal. Aome siempre avisa si va a llegar tarde —dijo Eri, frunciendo el ceño y revisando su dispositivo de comunicación cifrada.

—Tienes razón. Algo debe haber pasado —agregó Yuka, mordiéndose el labio inferior nerviosamente mientras analizaba posibles ubicaciones con el rastreador en su tablet.

—Necesitamos movilizarnos. Si alguien la tiene, es probable que no esté muy lejos —intervino Ayumi, ya preparando su equipo de infiltración.

—Conozco algunos contactos que podrían ayudar a rastrear su paradero —dijo Houjo, ajustando su auricular y activando su comunicador de largo alcance.

Mientras tanto, Naomi no dejaba de pensar en su hija, susurrando una oración para que estuviera bien.

—Aome, por favor, donde sea que estés, regresa pronto —murmuró para sí misma, con lágrimas en los ojos.

En ese momento, Sango y Miroku llegaron a ECO. Al ver la actividad frenética de los agentes, Sango sintió una punzada de preocupación.

—¿Qué está pasando? —preguntó Sango a uno de los agentes que corría cerca.

—Aome ha desaparecido —respondió el agente, sin detenerse.

El pánico se apoderó de Sango al escuchar esas palabras. Sin perder tiempo, buscó a Naomi, seguida de cerca por Miroku.

—¡Naomi! —gritó Sango al verla, corriendo hacia ella—. ¿Qué ha pasado con Aome?

Naomi levantó la vista, sus ojos llenos de preocupación y tristeza.

—No lo sé, Sango. No ha vuelto desde anoche y nadie sabe dónde está —respondió, su voz temblando.

—Naomi, anoche Aome estuvo en mi departamento. Cuando se marchó eran alrededor de las nueve de la noche —dijo Sango, tratando de recordar cualquier detalle que pudiera ser útil—. Tendremos que investigar la zona donde desapareció. Quizás encontremos alguna pista.

Miroku puso una mano en el hombro de Sango, tratando de calmarla mientras él mismo intentaba asimilar la noticia.

—No te preocupes, Naomi. Haremos todo lo posible para encontrarla —dijo Miroku con determinación.

Sango asintió, aunque su rostro seguía reflejando la angustia que sentía.

—Sí, Naomi. Vamos a encontrar a Aome. No descansaremos hasta que esté a salvo —prometió Sango, apretando los puños con resolución.

Kikyo salió de la habitación que Naomi le había dado para pasar la noche. Al ver la movilización de los agentes, se detuvo extrañada, le preguntó a un agente y, al escuchar que Aome había desaparecido, sonrió para sí misma, sabiendo que el plan se estaba ejecutando a la perfección. Fingió preocuparse, adoptando una expresión de preocupación.

Los Espias 2 (Pausado Temporal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora