Día 15: Orfeo y Eurídice.

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Si te dijera que hubo dos seres que se amaron locamente más allá de la misma muerte, ¿en quiénes pensarías?

Quizás la historia les haya dado otros nombres, otras vidas, otros lugares, pero el amor que se tuvieron quedaría intacto por generaciones, pues este cuento aunque pasado sigue presente y aunque no exista más, existirá para siempre.

Esta quizás es la historia de alguien llamada Wednesday y alguien llamada Enid.

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Wednesday era la reina de un pueblo muy lejano, allá en la época en la que los dioses aún vagaban por la tierra entre los hombres, ella era hija de la Musa de la Poesía y la Elocuencia, gracias a esto Wednesday tenía una habilidad única para la música y ejecutaba con gracia cualquier instrumento que se le pusiera al frente, lo que la llevó a ausentarse de su reino por un largo tiempo.

Al volver notó que el lugar atravesaba por una sequía despiadada, por lo que sentándose sobre una gran roca que daba hacia los campos de cultivo comenzó a hacer música, la flauta y la lira se mezclaban con armonía llamando la atención de todos los agricultores, que comenzaron a danzar alrededor de ella.

Y de improviso una tenue lluvia comenzó a caer, el espíritu de la diosa Deméter danzaba entre ellos trayendo consigo la fertilidad perdida en sus campos, había gritos de alegría y una fiesta interminable en agradecimiento a la reina y su música que parecía ser capaz de tocar las raíces de toda planta sobre la tierra.

Danzaron durante toda la noche, mientras la tierra por fin respiraba bañada en el agua caída del cielo, danzaron hasta que Helios trajo consigo el amanecer, danzaron y se abrazaron llorando de alegría porque el regreso de su reina traería consigo abundancia en las cosechas.

Un día mientras ella paseaba por sus terrenos con la flauta entre sus manos sintió que un árbol en lo más profundo del bosque le hablaba, como si llevase dentro una voz que susurrara su nombre, con cautela y sin dejar de tocar se fue acercando hasta este, se acercó tanto que casi podía sentir la fría madera contra su piel.

Escuchó un latido golpeando con insistencia desde adentro, la savia brotaba como llanto desde una grieta, como si la melodía fuese capaz de atravesar la corteza, Wednesday no se detuvo, enajenada de ese espectáculo viviente, mientras las ramas se retorcían y la madera crujía cada vez con más fuerza.

Sin aviso el tronco se rajó por la mitad mostrando a una joven de cabellos rubios, cuya mirada azul no despegaba la vista del instrumento que Wednesday tenía entre sus manos y que mantenía un sonido armonioso que parecía danzar alrededor de ese ser.

Ella era Enid, una Ninfa de la madera, atraída por la música de Wednesday había emergido al mundo de los mortales ansiosa por seguir escuchándola.

¿Hola? —indagó Wednesday sin estar segura de que esa criatura pudiese responder al lenguaje humano.

Hola.

¿Cuál es tu nombre? Yo soy Wednesday

Wends... Enid —respondió señalándose a si misma.

Enid ¿te gusta mi música?

Y desde ese entonces todos los días, Wednesday cuidaba de Enid, enseñándole su música, admirada por su belleza, enamorándose de su presencia y amando su compañía, tanto como Enid amaba la de ella, pues su amor profesado intenso y eterno parecía ser una bendición traída del Olimpo.

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Tal vez aquí podríamos concluir esta historia, pero estamos contando una tragedia y como tal el momento en el que dos amantes por fin encuentran su felicidad muchas veces solo es el inicio de esta.

Wenclair Mitológico - Reto Julio 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora