5. Hogsmeade

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- Pero profesora, me preguntaba si me podría firmar usted la autorización – pregunté con una pequeña chispa de esperanza de poder ir a Hogsmeade con Ron y Hermione.

- Lo siento Potter, pero tienen que firmarlo tus tutores legales, y yo no soy ninguno de ellos – dijo con simpatía en su voz.

Los alumnos finalmente partieron hacia Hogsmeade, Hermione y Ron se despidieron de mí después de preguntarme si quería que se quedasen conmigo. Tenía muchas ganas de finalmente ir a la aldea mágica, no podía creer que estaría todo el año sin ir, porque mandarles una lechuza a mis tíos quedaba totalmente descartado. Decidí meterme dentro del castillo y buscar algo que hacer hasta que volviesen.

Iba rememorando algunas tareas de las escasas primeras clases que habíamos tenido que podía ir comenzando cuando repentinamente me choqué con alguien.

- ¡Ay! perdón Harry – exclamó la profesora Scamander - ¿Estás bien? – me miró algo preocupada ayudándome a levantarme del suelo después del golpe. – es que no sé ni por dónde voy – dijo mientras reía algo incómoda.

- Sí, sí estoy bien – dije mientras me sacudía un poco los pantalones – no pasa nada profesora, yo tampoco estaba fijándome. – hubo un pequeño silencio dónde Scamander simplemente se quedó mirándome algo confusa.

Seguía dándome curiosidad desde la selección. Desde ese día no había visto nada fuera de lo normal en ella, pero me seguía provocando rareza, sobre todo queríamos saber de qué se conocían Snape y ella y también qué le había ocurrido en la ceremonia de selección. Habíamos tenido alguna clase de defensa, y además de afirmar que Lupin es el mejor profesor que he tenido nunca, no había pasado nada extraño, simplemente se dedicaba a ayudarnos en clase, resolver dudas, y a veces explicarnos parte del temario.

- ¿No deberías estar en Hogsmeade? – preguntó después de unos segundos

- No tengo autorización – murmuré algo avergonzado. – se me olvidó pedírselo a mis tíos – mentí al ver la confusión en la cara de Scamander.

- Ah, bueno, les puedes mandar la autorización y así poder ir en la siguiente salida – dijo sonriendo algo dubitativa, aunque duró poco al ver como mi expresión se entristecía al pensar que tampoco me autorizarían.

Me miró algo preocupada, rápidamente miró alrededor y me dijo que la siguiera. Entramos a una clase vacía y cerró la puerta detrás suya.

- ¿Tienes la autorización? – me dijo en voz baja, con las cejas alzadas en expectación y una sonrisa pícara intentando asomar por su boca.

- Pero... ya le he explicado que no la tengo firm- – Scamander me interrumpió.

- Sí, sí te he escuchado, pero quieres ir a Hogsmeade ¿no? – siguió explicando, pero no entendía a dónde quería ir con todo esto – y por la cara que has puesto, tus tíos no te la van a firmar – dijo mientras su expresión se endurecía un poco – pero, creo que podemos arreglar eso – terminó de explicar, mientras su cara se suavizaba y sonreía.

Le di la autorización sin entender mucho qué quería hacer, no me la podía firmar ella al igual que no lo había podido hacer McGonagall. De repente apoyó la autorización en una mesa y transfiguró una horquilla de su pelo en una pluma, sin varita. Comenzó a escribir concentrada y con cuidado en la hoja, me acerqué para ver qué estaría poniendo.

- ¿Cómo se llama tu tío? – preguntó repentinamente.

- Eh, Vernon, Vernon Dursley – titubeé al no esperarme la pregunta.

- Ale, ya tienes autorización – me dio el papel mientras volvía a convertir la pluma en una horquilla, sin siquiera decir un hechizo.

Había rellenado todo el documento e improvisado una firma con el nombre de "Vernon Dursley", la verdad, era una muy buena falsificación.

Nos volvemos a encontrarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora