A la mañana siguiente, sentiste los rayos del sol tocar tu rostro, lo que te hizo levantarte sobresaltada. La noche anterior habías estado en guardia esperando su llegada, pero eso no sucedió. Al despertar, lo único que encontraste fueron varias mujeres ordenando la habitación y limpiando el desastre del florero que Mikey había dejado.
—Buenos días, señorita —dijo una chica con una suave sonrisa mientras se acercaba a ti con una bandeja— Le traigo el desayuno.
Tus ojos se fijaron en el plato, pero de inmediato miraste a la chica. Te aprsuraste hacia hacia donde estaba ella y la tomaste de los brazos provocando que soltara la bandeja, te arrodillaste frente a ella.
— Ayúdame, me acaban de secuestrar!! yo no debería estar aquí...
Un silencio llenó la habitación, y las empleadas que estaban limpiando te miraron sin decir nada. Obviamente, sentían compasión por ti, pero bajaron la cabeza al escuchar pasos masculinos acercándose.
—¿Qué demonios pasa aquí? Tu, vuelve a trabajar.—exclamó un hombre con una pistola en mano, caminando hacia ustedes con una expresión severa—
—S..sí, señor... —respondió la joven, intentando zafarse de tu agarre. Te aferraste a ella, negándote a soltarla.—Por favor, suéltame —suplicó la chica, mirándote con desesperación.—
Te aferrabas a ella con desesperación, pero antes de que pudieras articular una palabra, sentiste una mano áspera apretarse contra tu hombro. El hombre te empujó con tal fuerza que caíste al suelo, el impacto aturdió tus sentidos. Apenas intentaste levantarte cuando él volvió a sujetarte, clavando sus manos en tus hombros, inmovilizándote.
—¡Liam... No! —La sirvienta intentó intervenir, pero fue rápidamente silenciada. Bastó un solo gesto frío y autoritario del chico para detenerla en seco. Las palabras murieron en sus labios, mientras retrocedía, aterrorizada.
—Escúchame bien... No molestes a las sirvientas con tus problemas prostituta desubicada. Mantente en tu lugar. —dijo con frialdad,aquellas palabras llegaron a sorprenderte por la forma en la que las decia. Apreto su agarre en ti provocando que soltaras un gemido de dolor— ¿Entiendes?
.
.
.
—Liam..... ¿Por que tus manos estan en la mujer del jefe? —intervino una voz suave pero cargada de autoridad. El hombre de cabello rosado, Sanzu, se acercó con una sonrisa en su rostro, pero sus ojos no reflejaban ninguna calidez.
Liam sorprendido por la presencia del pelirosa te soltó inmediatamente, visiblemente nervioso pero de nuevo intento mantener aquella actitud fría en su mirar.
— Señor yo.......
— Ah?
— No sabía que ella era la mujer del jefe... disculpeme —Esto ultimo lo dijo en un tono bajo—
—Se...señor —Aquella sirvienta quiso intervenir, pero las palabras se le atoraron en la garganta bajo la gélida mirada de Sanzu limitandose a bajar la mirada.—
—¿Qué es esto? Los peones se creen rudos y los plumeros... intentan hablar. Pfff, qué patético —rió Sanzu, su risa resonando en la habitación como un eco macabro. La burla se deslizó en el aire, pesada y fría.
—Liam, me duele decir esto, pero ya sabes cómo son las reglas. Lo que hiciste fue... imprudente. —Sus ojos se encontraron brevemente con los de los hombres que estaban en la puerta, un intercambio silencioso que sellaba el destino de Liam. La tensión se palpaba en el ambiente, y la sensación de inminente peligro creció como una tormenta en el horizonte. Cada mirada de esos hombres era una advertencia, un recordatorio escalofriante de que las consecuencias de los actos de Liam estaban a punto de desatarse.
ESTÁS LEYENDO
Donde tu estés yo estaré (Mikey X Lectora)
RomanceUn romance tóxico es la primicia de esta historia, donde una simple promesa terminará siendo tu perdición al ser el punto de obsesión de uno de los hombres más poderosos en el bajo mundo de Japón. Esto es una historia FICTICIA