Capítulo 4

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El sol ya se había ocultado cuando Clara se acercó a mí con una expresión que apenas podía disimular su entusiasmo. Su invitación a la fiesta de esa noche era como una pequeña luz en medio de mi oscuridad. Aunque mi mente aún estaba llena de sombras, acepté su oferta, deseando distraerme aunque fuera por un rato.

"Annie," dijo Clara con una sonrisa alentadora, "creo que sería bueno que salieras un poco. La fiesta será divertida, y podríamos ir juntas."

Nos arreglamos rápidamente, y, al llegar a la casa de la fiesta, nos vimos envueltas por una explosión de luces de neón y música a todo volumen. La energía en el lugar era palpable; la gente reía, conversaba y bailaba con una intensidad que contrastaba con mi estado de ánimo.

Clara me llevó a un rincón más tranquilo, donde la música era menos abrumadora. Aunque estaba agradecida por el respiro, no pude evitar sentirme desconectada de todo. Con el paso de la noche, el alcohol comenzó a nublar mi mente, y me dejé llevar por la euforia momentánea que ofrecía la fiesta.

En medio del bullicio, Jake apareció entre la multitud. Mi corazón dio un vuelco al verlo. Aunque habíamos pasado por momentos difíciles, su presencia era una mezcla de consuelo y familiaridad.

"Annie, ¿estás bien?" preguntó Jake, acercándose a mí con una mirada de preocupación. "Parece que has tomado más de lo que deberías."

"Solo un poco," respondí con una sonrisa tambaleante, intentando parecer más equilibrada de lo que me sentía.

Jake no parecía convencido. "Vamos a buscar un lugar más tranquilo. El aire fresco te hará bien."

Lo seguí, sintiendo cómo el mareo se hacía más intenso mientras subíamos las escaleras. Jake me guiaba suavemente, y la familiaridad de su tacto me daba un atisbo de estabilidad. Al llegar al piso superior, me sentí aún más desorientada.

"Necesito descansar un momento," dije, apoyándome contra una pared en uno de los pasillos. Jake me miró con ternura.

"Voy a buscarte algo de agua," dijo Jake antes de desaparecer por un momento.

Cuando regresó con un vaso de agua, se sentó a mi lado. "Bebe esto. Te ayudará."

Tomé un sorbo, sintiendo la frescura del agua, pero aún así, la confusión y el mareo persistían. Jake se acercó más, y la cercanía era reconfortante. Nos miramos a los ojos, y, en un impulso desesperado, me incliné hacia él y lo besé. El beso comenzó con suavidad, pero pronto se volvió más intenso. Las manos de Jake exploraron mi cuerpo, y yo respondí, dejándome llevar por el momento.

Mientras nos tocábamos, la intensidad de la situación me sobrepasó. Sentí sus manos en mi cuerpo, y mi mente se nubló aún más. Tragué saliva, y de repente, una ola de claridad me golpeó. La realidad de mi dolor y la confusión de lo que estaba sucediendo me hicieron darme cuenta de la gravedad del momento.

Me aparté rápidamente, respirando con dificultad. "Lo siento," murmuré, la vergüenza y el arrepentimiento llenando mi voz. "No debí... no debí haber hecho esto."

Jake, con una expresión de comprensión, se levantó y se alejó un paso. "Annie, está bien. Solo quería asegurarme de que estés bien. Si necesitas espacio, lo entiendo."

Me levanté tambaleándome, sintiendo el peso de la situación en mi pecho. Me vestí rápidamente y me dirigí a la puerta, sintiendo el calor de las lágrimas que se acumulaban en mis ojos. Salí de la habitación, tratando de escapar de la confusión que había dejado atrás.

La fiesta seguía en su apogeo, pero me sentía como una espectadora distante en medio del caos. Caminé hacia la salida, el aire frío de la noche me recibió como una bofetada.

Reconstruyendo el CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora