━Cuando Edmundo Díaz llega, cambia por completo la estadía de Evan Buckley en el hospital Cedars-Sinai, no solo transformando su vida dentro de él, si no también su compañía.
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Historia desligada de la serie original. Inspirada en Grey's...
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La cirugía que tenía programada para ese día salió mejor de lo esperado. El pequeño quedó lo suficiente recuperado como para salir del hospital a la semana y volver a hacer su vida normal al mes. Le gustaba cuando las cosas le salían según lo planeado, le hacían sentir bien consigo mismo.
Ravi estaba eufórico, tanto así que le dio un pequeño abrazo antes de ir a festejar con sus compañeros de residencia, por un momento se planteó la idea de detener al joven y recordarle que no eran amigos, que esas muestras se las reservara para sí mismo, pero estando igual de contento que él lo dejó pasar.
— Me enteré de tu éxito hace unos minutos, felicidades —se tensó ligeramente ante la presencia a un lado suyo, volteándose para ver la sonrisa alentadora que le ofrecía el latino. Apretó los labios—.
— Gracias, Doctor Díaz –contestó rápidamente, para luego agarrar las históriales clínicas que estaba completando y marcharse de ese sitio, dejando a Eddie con una mueca de confusión en el rostro—.
Chim vio todo el intercambio, dejando salir una sonrisa divertida y pasando por el lado del castaño, palmeando su hombro. — No te sientas mal, a todos nos llama por nuestro apellido, lleva un año en el hospital y no conseguimos que nos diga por nuestros nombres, a nadie.
El neurólogo se despidió rápidamente y partió a realizar sus labores.
Eddie pensó un buen tiempo en que hacer, si lo que su compañero le decía era verdad, sería bastante complicado ganarse la amistad del rubio, más si este no estaba interesado en tener alguna relación más allá de compañeros, algo más amistoso.
Pero Buck no buscaba amistades, creyó haberlo aclarado cuando dejó solo al otro en la habitación sin mayor explicación. Le incomodaba no poder actuar normalmente en su ambiente laboral, sabía separar su lado profesional con el personal, pero se juró a sí mismo no hacer amistades que luego le lastimarían cuando se fuera. Tenía miedo, miedo de que sus padres llegaran de un día para otro y le exigieran trabajar en su hospital, tenía miedo de no poder rechazarlo, de no poder negarse.
— Supe lo del nuevo —Maddie, tan oportuna como siempre, llegó a su lado y se aferró a su brazo, comenzando su caminata diaria de la cual no estaba preparado—. ¿De verdad le quitaste a su primer paciente?
Soltó un suspiro mientras doblaban en una esquina. —Dicho de ese modo, sí. Pero ya era mío desde el momento en que supe que era un niño, es de mi área.
La mujer silbó, amaba los dramas que atraían a su hermano sin que él lo quisiese. Aún recordaba el drama del mes pasado con su compañera enfermera, Abby. Por los pasillos aún se oían susurros cada vez que ambos se cruzaban por casualidad.
— Hablarás con él, ¿no?
— Ya lo hice, bueno, él me buscó para hablar —pararon frente a su oficina, entrando a ella y quedándose en la comodidad de esta, sin ojos ni oídos chismosos.
