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1 de Enero, 10:00 p.m.

Después de un par de horas enredados uno con el otro, compartir suspiros y cuerpos entrelazados y ducharse, Mikey se encuentra en el sofá de la sala principal, acurrucado en una esquina y en una posición un tanto extraña, puesto que quizá está demasiado cansado de la cintura para abajo.

Draken se encuentra en la cocina, preparando un poco de arroz con carne y verduras salteadas para la cena. Mikey solía preguntarse en qué punto de su vida aprendió a cocinar, pero Draken se lo confesó horas atrás mientras compartían un tazón de ramen que Draken había preparado lo más rápido que pudo pues no querían, ni se sentían capaces, de estar demasiado lejos el uno del otro.

"Creo que es momento de que lo confiese" había dicho. "Asistí a un curso de cocina a escondidas luego de que el señor Sano muriera, pues me preocupaba que con las responsabilidades que habías adquirido en el dojo, el cambio de rutina y el duelo dejaras de lado el alimentarte. No podía hacer nada más que estar para ti, así que estuve yendo a clases los días en que no venía a visitarte".

Mikey lo había besado en respuesta.

Mikey se pregunta ahora qué puede hacer o decir para demostrarle al otro que para él es lo mismo. Que él también siente una inquietante pulsada en el pecho cuando lo ve decaído, que desea que su vida sea plena y que golpearía a cualquiera que le hiciera daño.

La diferencia radica en que Draken lo ha mimado lo suficiente en los últimos más de diez años, y Mikey no es capaz de asegurar que para el otro es lo mismo. Pese a haberse ablandado con el tiempo, la realidad es que no es una persona muy habladora o expresiva. Le cuesta hablar de sus sentimientos y, como alguien a quien alguna vez le costó llorar, las lágrimas no son más que una muestra de vulnerabilidad.

Aún sigue intentando abrazar esa parte de su humanidad, pues ¿no es esa vulnerabilidad la que precisamente nos hace humanos?

Se levanta del sofá y camina hacia la cocina en silencio, deteniéndose en el marco de la puerta para observar al otro.

Draken lleva puesto un pantalón de chándal y una playera ajustada que le remarca los músculos de la espalda y los brazos. Mikey nunca lo admitiría en voz alta, pero la altura de Draken es la única excepción al odio que le guarda a la suya, pues la diferencia entre ambos siempre le ha gustado.

Draken no se da cuenta de su presencia, sino que se mueve de espaldas a él como si esa fuera la casa en la que ha vivido toda su vida y estuviera completamente familiarizado con cada espacio, encimera o cajón.

¿Seguiría Mikey sintiendo esa entrañable familiaridad dentro de otros diez, veinte, treinta años?

Hay ocasiones en las que a Mikey se le dificulta pensar en el futuro, sin embargo. Y es que no se siente capaz de soportar que el paso del tiempo y el ciclo de la vida le quiten a alguien más.

¿Está mal dar por sentado que Draken seguirá a su lado por las siguientes décadas? ¿o es solo que está lo suficientemente enamorado como para desear pasar cada año, mes y día a su lado?

Detiene su hilo de pensamientos y se lleva una mano a la boca.

Enamorado, se repite a sí mismo. Una, dos veces.

Sale de su ensoñación cuando ve que Draken apaga el fuego y sirve dos platos, lo que lo impulsa a acercarse a él en silencio y abrazarlo por detrás, sobresaltándolo en el proceso.

"Me asustaste" le dice, y Mikey sube sus manos por el costado del otro hasta que tiene las palmas extendidas a la altura de su pecho. "No tenías que levantarte, te dije que yo mismo te llevaría la cena" pero Mikey no responde nada, perdiéndose en el calor del otro y aspirando profundamente, el olor de la comida recién hecha llenándole las fosas nasales al mismo tiempo que el detergente para ropa que desprenden las prendas del otro. Cierra los ojos y se pega aún más hasta que Draken vuelve a hablar. "Mikey, ¿estás bien?"

Casi rueda los ojos al escuchar la pregunta, que parece no dejar ni por un día el vocabulario del otro. No le apetece burlarse su tono de preocupación, sin embargo. No ahora que se puede permitir el sentirse cuidado por él debido a algo más que una simple amistad.

No ahora que Draken le ha confesado su amor, lo ha besado y lo ha tocado.

La urgencia de hacerle saber que para él es lo mismo provoca que las dos palabras que durante tantos años mantuvo atascadas y encerradas bajo llave en su garganta le toquen la punta de la lengua. Solo ahí y después de tanto tiempo no se sienten como una condena, sino como la expresión que resume, aunque no en su totalidad, lo que siente por el otro.

"Te amo" confiesa, bajito y amortiguado por la posición en la que abraza al otro, con la cara enterrada en su espalda todavía.

No lo repite, pero siente a Draken tensarse apenas pronuncia las palabras, y cree que va a tener más tiempo para esconder su cara cuando el más alto retira las manos de Mikey de su cuerpo. No deja de sostenerlas, sino que se voltea para estar de frente a Mikey. Dedos largos levantan el mentón de Mikey y los ojos de Draken se encuentran con los suyos.

"Repítelo" su voz suena más como una súplica que como exigencia. "Necesito escucharlo de nuevo".

Mikey vuelve a abrazarlo y sus ojos no flaquean a medida que eleva las manos para posar sus palmas en ambas mejillas de Draken.

"Te amo, Kenchin" dice. "Ni siquiera puedo decirte desde cuando lo hago, porque si lo pongo en retrospectiva siento que no he pasado ni un solo día de mi vida sin amarte desde que te conozco. Y sé que mis dudas y pensamientos han conspirado para alargar esto, pero por alguna razón no puedo pensar en si existe algo como el tiempo perdido. ¿Qué podría tener de perdido cuando puedo asegurar que me has querido, tratado y procurado con la misma devoción que antes me has confesado? Cuando me has abrazado en la tristeza y acompañado en la alegría, sin importar cuán duro, feliz o difícil fuera" hace una pausa para acariciar la piel suave de los pómulos del otro. "Te amo, y no puedo esperar para seguir amándote durante lo que me reste de vida e incluso después de ella. Mi alma responde a la tuya, así que no importa lo que venga o pueda pasar, mi corazón siempre encontrará su camino hacia el tuyo".

Draken se agacha para besarlo y Mikey le corresponde, un vaivén suave y delicado formado solo por dos pares de labios acariciándose entre sí.

"Te amo" dice Draken en medio del beso y Mikey se derrite entre sus brazos como siempre imaginó. Como siempre lo hará.
































"solo ahí y después de tanto tiempo no se sienten como una condena, sino como la expresión que resume, aunque no en su totalidad, lo que siente por el otro"

esta fue mi frase favorita de este capítulo junto a la confesión final de mikey. disfrute mucho corrigiéndola hasta su versión final. 🫂💝

gracias por leer. :)

have i ever had you? | drakeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora