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1 de Enero, 1:00 p.m.

Decir que Mikey está nervioso es todo menos una exageración. Le sudan las palmas de las manos, se recoge el cabello con una pinza y vaga de un lado a otro por su habitación. En el proceso se cuestiona todas las decisiones que ha tomado hasta llegar a ese momento, ponderado un sin fin de posibles resultados y dando vueltas a todo lo que sus amigos y Emma le han dicho.

¿A qué le tiene tanto miedo?

Sigue dándole vueltas a la situación y preguntándose cuánto tardará Draken en llegar que no se da cuenta del sonido ligero un motor apagándose, lo que le cuesta un sobresalto desde su lugar en el sofá cuando la puerta de su habitación se abre sin aviso y Draken entra al lugar, sobresaltándose un poco también.

"Siento no haber tocado, estaba buscándote dentro" deja el casco que sostiene contra su costado en el pequeño librero que hay junto a la puerta. "¿Ya se han ido todos?"

Mikey asiente, aún recargado en el reposabrazos del sofá. Dobla sus piernas y las abraza con ambas manos, sin decir una palabra.

Mierda, ¿cómo se inicia una conversación así?

Draken se acerca a él ante el silencio, sentándose junto a sus pies y estirando una mano hasta que su dorso toca la mejilla de Mikey.

"¿Estás bien?" le pregunta, y Mikey siente su rostro calentarse antes de volver a asentir.

Draken está apunto de retirar la mano cuando Mikey levanta la suya y obliga a la de Draken a permanecer en su piel, palma contra palma.

Draken se sorprende y Mikey se recarga en la calidez de la mano, cierra los ojos y frota su mejilla contra ella.

La mano se mueve un poco y a Mikey se le estruja el corazón, pensando que quizá el otro encuentra la situación algo incómoda, pero el pensamiento desaparece cuando Draken retira su mano para poder entrelazarla con la de Mikey, acercándola hasta su cara para copiar las acciones del otro, frotando su mejilla contra ella y dirigiéndola a su boca para darle tres pequeños besos que hacen que los labios de Mikey se sientan secos.

Draken acerca su cuerpo aún más al del otro, lo suficiente para que Mikey sienta su calor corporal cubriéndolo en ese primer y helado día del año. Toma con su otra mano la que Mikey tiene libre y la coloca sobre su propia mejilla, siseando ante la sensación de la piel fría de Mikey contra el calor de la suya.

Mikey observa cada movimiento, cada caricia y cada beso con detenimiento. En algún punto Draken cierra sus ojos, pero tiene en ceño ligeramente fruncido. A Mikey la situación le  parece tan íntima que desea quedarse así para siempre. Que el momento nunca termine.

Es el mismo Mikey quien rompe el silencio.

"Mírame".

Draken abre los ojos inmediatamente, y Mikey se estremece cuando ve algo en ellos que nunca antes ha visto. No flaquean, clavados en los suyos.

"Es imposible no hacerlo".

"Basta" le dice Mikey, poniéndole ambas palmas de las manos en toda la cara para empujarlo. "Lo estás haciendo más difícil".

"Es la verdad" protesta, tomándolo por las muñecas y besando sus dedos. "No puedo apartar la mirada de ti".

Mikey traga saliva y observa al otro durante un minuto entero sin decir nada. No es justo lo atractivo que es, lo que le hace sentir.

"Me trajiste hasta aquí luego de que me quedara dormido en la sala" Draken asiente. "En algún punto entre esas dos cosas fuimos al kiosco y, aunque no recuerdo qué fue lo que te dije ni la razón, te pedí un beso" otro asentimiento. "Y por alguna razón no lo rechazaste, sino que prometiste que me besarías después" uno más. "Esta mañana... ¿ibas a besarme?"

have i ever had you? | drakeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora