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Rhaenyra sabía lo cruel que podía ser su compañera de la infancia; después de todo no tuvo escrúpulos en intoxicar a sus propios niños

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Rhaenyra sabía lo cruel que podía ser su compañera de la infancia; después de todo no tuvo escrúpulos en intoxicar a sus propios niños ... aunque eso les costase la felicidad.

Marcaderiva cambió a sus hijos.

Lloró junto a Lucerys, le pidió a su pequeño perdón todas las noches mientras lo arropaba con sus manos temblorosas, mientras besaba su frentecita, asegurando que él solo quiso defender a su hermano, y hizo bien.

Tuvo que hacer de Jacaerys un chico fuerte, en todos los malditos sentidos, y jamás pensó a futuro que aquello haría crecer en su hijo un rencor que lo estaba matando lentamente.

Ella pensaba constantemente en sus medio hermanos, todos esos dulces niños que no necesitaron más que el calor de su madre, y en cambio ella no les entregó más que astillas al corazón, tan incrustadas que parecían casi imposibles de sacar.

Lo que pasó en Marcaderiva cambió algo en ella; por fin pudo ver las intenciones de los Hightower.

No importaba si Aegon había sentido las palabras que pronunció aquella noche o no, Rhaenyra tuvo que ver la imagen mayor . . . el bienestar del reino.

Evitar una guerra estaba en sus manos, tenía que jugar su papel al máximo.

Se mudaron a Rocadragón, pero aún así tenía que cumplir en la corte, por lo que realizaba viajes entre lunas; algunos más largos que otros, pero sin duda, todos necesarios. Convenció a su padre de que ella, como hermana mayor, le asignaría a sus hermanos los maestres y profesores de confianza. Sus hermanos no lo sabrían, pero no importaba. Finalmente, después de varias disputas, lo logró.

Aunque hubiesen habladurías sobre la doncellez de Aegon, sus comportamientos y aquellos terribles rumores de que era un omega seco y viejo; Rhaenyra siempre supo la verdad, su hermano se había convertido en toda una delicia, los señores aunque no lo admitieran, creían de él como alguien capaz de liderar. Jamás pensó que su precaución se pudiese convertir en un arma contra su propio reclamo.

" Sara no está llena de complots, ni tiene motivos ocultos ante sus acciones. Ella es sincera "

" Él ya no es de quien me enamoré, no me hagas esto madre, no tú. Ya no lo conozco. "

¿Era aquel el mismo hijo que le pidió de rodillas que le consiguiera a Aegon como si fuera un juguete?

Ella sabía que su primogénito no toleraría otro no como respuesta, menos después de deshacer su alma frente ella de esa manera. Jacaerys se convirtió en un chico fuerte, pero impulsivo.

Le dedicó una mirada a su esposo, el culpable de lo último; una mala influencia había sido a sus hijos. " Los Hightower me la chupan " era una frase que solía usar . . .

Cartas al invierno - Jacegon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora