Capítulo 13

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NARRA LISA CON 17 AÑOS

Abrí los ojos, me quejé de la espalda de haber estado tumbada en el suelo y me levanté frotándome los ojos. Eché un vistazo rápido a mi alrededor y me encontraba en una sala blanca, que parecía no tener fin. 

O estaba en el cielo con San Pedro para que me mande al infierno o me encontraba en mi propio sueño.

Me estiré crujiéndome la espalda y decidí avanzar para ver si me encuentro con algo o con alguien que me ayude a salir de aquí. Pasaban los minutos y me encontraba desubicada completamente ya que no sabía si había pasado por la misma zona más de una vez o si estaba dando vueltas en círculos como una tonta. Después de veinte minutos andando, me encontré con una mesa y, a su lado, habían dos sillas en el que alguien estaba sentado en una de ellas dándome la espalda.

Conforme me iba acercando, podía ver la silueta de esa persona y se me hacía bastante familiar. Demasiado familiar.

—¿Hola? —dije con un poco de miedo. 

La persona se levantó y se giró para mirarme con una sonrisa en su rostro.

—Hola, Lisa. Cuanto tiempo sin vernos, ¿no? 

—A-Abuela... ¿E-Eres tu...? —asintió sonriendo, corrí hacia ella para abrazarle y escondí la cara en su pecho llorando desconsoladamente.

—Ya está, mi niña... Llora todo lo que necesites. —me dio un besito en la cabeza y me acarició la espalda para consolarme.

Cinco minutos después pude tranquilizarme, me quité las lagrimas con un pañuelo que me dio mi abuela y nos sentamos en las sillas que había allí. Estuvimos un buen rato hablando sobre mí, contándole todo lo que había hecho desde que ella murió hasta la actualidad y ella me escuchaba atentamente con una sonrisa de oreja a oreja.

—Abuela, ¿por qué estamos aquí? —le dije con un tono asustadizo. —¿E-Estoy muerta...?

—No, mi amor. No estás muerta. —posó una mano sobre la mía para tranquilizarme. —Pero estás en coma en el hospital.

Abrí mucho los ojos y la miré. —¿E-En coma...? ¿Por qué...?

—A mí no me corresponde decírtelo, cariño. Pero si estoy aquí es para ayudarte a salir de aquí porque, cuando salgas, despertarás del coma. —asentí y agaché la cabeza mirándome las piernas. —Pero antes de volver, me gustaría saber una cosa. ¿Reconoces la voz de esta chica?

—Vamos Lisa... despierta... —le dije acariciándole la mano. —Te echamos mucho de menos, te echo de menos. Te necesitamos aquí con nosotros.

Jennie. Es Jennie.

Asentí y la miré. —Es Jennie, abuela... La conozco desde que éramos pequeñas. —sonreí un poco y noté como mis ojos empezaban a llenarse de lágrimas.

—Es una persona muy importante para ti, ¿verdad? —asentí despacio. —¿Sabías que lleva todo este tiempo contigo en el hospital? Necesitas despertar ya, Lisa. No ha llegado tu hora de morir, hazlo por ella y despierta.

—Pero... Es que no quiero dejarte aquí sola, abuela... quiero que te vengas conmigo... quiero que Minnie te vuelva a ver y que conozcas a Jennie y... —me puso una mano en el hombro cortándome y negando con la cabeza.

—No puedo, cariño. Yo ya he vivido lo suficiente y ahora te toca a ti vivir. Vas a tener una serie de inconvenientes por el camino pero, prométeme que podrás salir de esto y que nunca te rendirás.

La miré un poco extrañada por lo que estaba diciendo pero asentí igualmente. —Te lo prometo.

Se levantó y me levanté detrás de ella. Nos abrazamos durante un minuto, me despedí de ella con lágrimas en los ojos y me dirigí hacía el destello de luz que había en frente de mi.

Cómo conocí a vuestra madre | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora