Capitulo 4.

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Alastor es un pintor, o al menos eso deseaba ser, ya que era muy apropiado para su personalidad. Un hombre con un comportamiento rebelde y un aura de soledad a su alrededor, sus pinturas fueron las que le permitieron desahogar sus años de abandono y maltrato de sus padres al odiar a su hijo diferente.

Plasmar los paisajes, personajes inexistentes y lugares atractivos en un cuadro, trajo una sensación de calma a su mente tumultuosa. Las pinturas habían sido su mejor amigo mientras crecía, le dieron una razón para esperar el próximo día. Una razón para seguir adelante en ese mundo.

Desde su infancia, había sido un niño desgraciado como muchos lo llamaron, sus padres lo dejaron en un internado así que solo podía continuar como si ellos no lo abandonaron, solo necesitaban espacio para ellos dos. Continuó hasta su adolescencia y se prolongó hasta su adultez, cuando finalmente logro abandonar ese lugar infernal. Él se desarrolló bien en la soledad y alejarse de los demás. La paz y la tranquilidad cuando desahogaba sus penas y frustraciones eran algo reconfortante, y muy preciado para él.

Aunque...

Algunas noches, logró soñar con una vida en un lugar alejado del ajetreo y el bullicio de la vida, solo con él mismo, tal vez en unas raras ocasiones imaginando la compañía de alguien.

Nunca entendió porque, pero en sus más profundos sueños, se imaginaba una voz que no fue capaz de escuchar por completo, unos orbes rojizos que ocultaban un misterio e incluso un edificio en llamas donde emergia un hombre de traje blanco y le gritaba que todo estaría bien, que se marchara sin él. Pero era lo de menos, solo tal vez, necesitaba alguien con quien conversar.

Un día, mientras organizaba sus pinturas para evitar algún daño o perderlas, se encontró con una imagen encantadora, frente a su tienda caminaba un joven con una calma reflejada en sus ojos. Los pasos de Alastor tropezaron cuando deseo observarlo más de cerca, pero ya no estaba.

Se había ido.

Ese día una mezcla de inquietud y curiosidad nació en su pecho, hasta que alcanzó su punto máximo. Por lo que llevo sus pinturas esa tarde a su cuarto en contra de su mejor juicio, para pintar el contenido de su mente.

Dibujo a un hombre con un aspecto ligeramente delicado, sus labios fueron pintados con unos trazos obsidiana de una manera elegante, derramado el tono oscuro como si se tratara de una imagen sensual que lo atraía como una corriente; Los cortos cabellos rubios caían por su fino rostro con una piel de jade blanco, mechones los cuales parecían bailar armónicamente cuando se movía, cosa imposible en una pintura. Mordiendo indeciso la punta de su pincel Alastor se tomó el atrevimiento de dejar un toque especial cuando traviesamente agrego un toque sonrosado en esas mejillas, logrando un contraste encantador sobre ese lienzo.

Le gusto.

Esa pintura se convirtió en su mayor tesoro.

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Never Forget Love. -RadioApple-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora