capitulo 5.

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Los días se arrastraron lentamente después de haber hecho esa pintura. Siempre observando por el ventanal. Esperaría algo, cualquier cosa, a alguien. Sin embargo, no pasaba. Alastor sintió una picazón en su pecho, un conflicto en su mente, como si estuviera ansioso por lo que esperaba, a ese alguien importante.

Alguien que se había quedado solo para esperar.

Era un idiota.

La impaciencia y el anhelo crecían cada vez más fuerte, día a día, tenía problemas para concentrarse. Solo lo acompañaban los pensamientos de un hombre con una mirada suave caminando lejos de él.

Eran pensamientos alocados, antes de acercarse a esas promesas pintadas de colores y creer en un amor incumplido, así como pasajero.

Un primer amor.

Uno de esos días cuando estaba terminando un paisaje extraído de un libro, el gato del vecindario tropezó con sus objetos de trabajo sacando consigo una leve maldición de su parte antes de perseguir ahora el envase de pintura que dejo un recorrido carmesí en el suelo -una fina línea roja que lo guiaba- cuando se levantó cerca de la puerta se sorprendió, ese mismo hombre se acercaba a él con pasos lentos, uno, dos, tres... Y se alejó. Alastor dio algunos pasos antes de observar cómo se adentraba en un tienda de flores, el cartel cambio de cerrado a abierto.

Un simple cambio, como aquello que ocurrió en su pecho.

Luego de esos días, su nueva afición de tener su tienda perfumada con flores inicio, ¿Sera por ese ser que es el culpable de una de las crisis más importantes en su vida? De ese que cree se ha enamorado, el tiempo paso y vio a ese hombre joven, esperando.

Siempre esperándolo, junto a un cuerpo de flores rodeándolo, y acompañándolo por algún tiempo. Pidiéndole flores, dejándole elogios y esperando respuesta que nunca vendrían. Buscando calor solo para abrazar el frío cuando ese joven se alejaba luego de dejarlo frente a los flores que quería. Cada vez, se acercaba a ese hombre con una sonrisa brillante, a veces genuina, la mayoría de las veces rota, ese cariño le estaba doliendo.

Y cada vez que quería pedir más de su presencia, cada vez que lo hacía, la ilusión se rompía con sus miedos, temor a no poder volver a ver esa sonrisa.

Por mucho que quisiera estar con ese hombre, no pudo alcanzarlo. El pasaría junto a Alastor, lo ignoraría como si no existiera, nunca le daría una palabra.

Al menos, existía un lugar donde Alastor tiene permitido estar con él, uno que nadie le puede quitar, uno donde esos orbes rojizos solo le pertenecen a él, y es solo en sus pensamientos.

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Never Forget Love. -RadioApple-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora