28. ¿Vas A Matarme?

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Había escuchado a mi abuela más de una vez decir que siempre debíamos pensar con la cabeza fría, que debíamos saber lo que estábamos por hacer antes de que fuera demasiado tarde, ya que de esa manera era mucho más fácil tomar decisiones coherentes y no una decisión de la que nos llegáramos a arrepentir en un tiempo.

¿Pero en mi posición cómo era eso posible?

Con cautela miré mis manos ahora sueltas, después de mil intentos solo uno de ellos me ayudó a soltarme con éxito. Ahora de pie debía encontrar la manera de salir de aquí antes de que alguien apareciera y me viera intentando escapar.

Rápidamente me dirigí hasta la mesita de noche buscando algo entre las gavetas, algo que me pudiera servir en caso de que tenga que defenderme o que se yo, pero fallé al no encontrar  nada, sin más que buscar  me dirigí hasta la puerta y con cuidado le di la vuelta al pomo de la misma hasta que escuché el "clik" dándome cuenta de que estaba sin seguro y eso me extrañó y me alegro al mismo tiempo.

¿Habían dejado la puerta sin seguro todo este tiempo?

¿Cómo era eso posible?

Era mi oportunidad de escapar.
Con cuidado saqué mi cabeza de la habitación observando el perímetro en busca de alguien en alguna parte pero no encontré a nadie así que salí completamente con mucho cuidado vigilando cada pequeño lugar y movimiento.

Solo tengo que caminar con cuidado y no hacer ningún ruido.

Al doblar hacia una de las esquinas llegando hasta las escaleras finalmente pude admirar con mucha más claridad el lugar en donde me encontraba, esto, no era más que una mansión, en realidad tenía la pinta de un castillo, era irreal, su enorme estancia me dejaba con la boca abierta del asombro en el que me encontraba, su silencio era agobiante pero daba la impresión de que tenía mucha historia en ella.

¿Cuantas cosas pudo haber visto  y escuchado estas paredes?

Muchas, estoy segura...

Sin poder perder más tiempo del que ya estaba perdiendo acelere mis pasos al caso de casi correr tratando de no llamar la atención, con éxito lo logré.
Con éxito llegué hasta la parte trasera de la casa sin ser vista por nadie y eso tenía que aprovecharlo lo más posible ya que estaba consciente de que lo que estaba haciendo podía costarme la vida y cuando vi, lo que vi fue más que un hecho, podía ser este mi último día de vida. Lo sentí.

La ecena frente a mi me dejo paralizada y fría. Lo que pasaba frente a mis ojos no hacía más que gritarme qué debía salir de ahí lo más antes posible que pudiera antes de que la siguiente fuera yo, cosa que me estaba ganando a pulso al estar ahí parada como estúpida.

Demom o como se llamara estaba de espaldas a mi con dos hombres más a su lado ¿el problema? El problema no era Demom, el problema era lo que estaba pasando justo en el momento. En una silla frente a ellos había un hombre amarrado de pies y manos, su cuerpo se veía gravemente herido, en su rostro habían golpes que  poco a poco se volvían más morados con tonos claros alarmantes a su alrededor, de su boca salían dos grandes líneas de sangres que se deslizaban por su mandíbula y más, pero lo que me álarmo más fue lo que vi segundos después.

—Te lo voy a preguntar una última vez. —amenazó —¿Quién te ayudo?

—Señor, le juro que yo no tuve nada que ver, ya se lo dije. —soltó con un quejido al golpe que le proporciono el loco desquiciado.

Demom ladeo su cabeza.

—Respuesta incorrecta Pool. —le soltó antes de clavarle un cuchillo en una de sus  piernas, el hombre grito en potencia al dolor —Voy a volver a preguntar y esta vez me vas a responder correctamente.

Peligrosa Tentación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora