En un mundo donde las enfermedades mentales son vistas como portales a realidades alternas, el Hospital Psiquiátrico "Laberinto" se dedica a estudiar y explorar estos fenómenos. Los pacientes no solo reciben tratamiento, sino que también son "viajer...
La mañana en el Hospital Psiquiátrico "Laberinto" comenzó con un aire de expectación. Un nuevo paciente estaba a punto de llegar: Changbin, un antiguo soldado con trastorno de estrés postraumático. Hyunjin, junto con Seungmin, se encontraba en la entrada del hospital para recibirlo.
Changbin apareció escoltado por dos agentes de seguridad. Su presencia era imponente, y sus ojos reflejaban una mezcla de determinación y cansancio. Vestía ropa sencilla y llevaba una mochila desgastada que parecía ser su único vínculo con el pasado.
—Bienvenido a "Laberinto" —dijo Hyunjin con una sonrisa profesional—. Soy el Dr. Hwang y este es Seungmin. Vamos a asegurarnos de que te sientas lo más cómodo posible.
Changbin asintió, pero no dijo nada. Su mirada era fija y distante. Mientras se dirigían a su habitación, Hyunjin le explicó las reglas básicas del hospital y le mostró las áreas comunes.
—Vamos a hacer todo lo posible para ayudarte a encontrar la paz —dijo Hyunjin con un tono tranquilizador.
Seungmin observó a Changbin con preocupación. Sabía que el caso sería difícil, pero también estaba decidido a brindar el mejor cuidado posible.
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Más tarde en el día, Hyunjin organizó una sesión introductoria con Felix y Jisung para que conocieran a Changbin. La idea era que los pacientes pudieran compartir sus experiencias y quizás encontrar una conexión que les ayudara a lidiar con sus problemas individuales.
Felix y Jisung estaban sentados en la sala de terapia, esperando a Changbin. Felix parecía nervioso, mientras que Jisung trataba de mantener una actitud positiva.
—Creo que puede ser útil para todos nosotros compartir nuestras historias —dijo Jisung, tratando de romper el hielo—. Todos hemos visto cosas diferentes, pero podemos aprender unos de otros.
Cuando Changbin entró, su presencia llenó la sala. Se sentó en una esquina, manteniendo una postura rígida. Hyunjin presentó a los pacientes, y pronto comenzaron a compartir sus experiencias.
Felix habló sobre su mundo alterno lleno de color y paz, mientras que Jisung describió el caos y la energía frenética de sus visiones. Changbin, al principio reservado, finalmente se abrió un poco al describir sus visiones violentas y desoladoras, un reflejo de sus traumas y miedos.
—En mi mundo, hay constantes batallas y destrucción. No hay paz, solo un conflicto interminable —dijo Changbin con una voz grave.
Hyunjin notó la tensión en la sala y trató de redirigir la conversación hacia un terreno más positivo.
—Quizás, si compartimos nuestras experiencias, podemos encontrar puntos en común y apoyarnos mutuamente en este proceso.
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A medida que los días pasaron, Jeongin, un joven enfermero en prácticas, se hizo cercano a Changbin. Su naturaleza amable y su habilidad para escuchar sin juzgar crearon un vínculo especial con el nuevo paciente.
Un día, después de una sesión particularmente dura, Jeongin encontró a Changbin en el jardín, sentado en una banca. Se acercó con una bandeja de té y galletas.
—Pensé que podrías necesitar algo para relajarte —dijo Jeongin con una sonrisa cálida—. ¿Te gustaría hablar de lo que pasó hoy?
Changbin miró el té y las galletas, y a pesar de su habitual resistencia, aceptó. Mientras tomaba un sorbo del té, comenzó a hablar sobre su pasado, sus experiencias en el ejército, y cómo esos eventos aún lo atormentaban.
—A veces siento que no hay salida. El pasado sigue persiguiéndome —admitió Changbin con voz quebrada.
Jeongin escuchó atentamente, proporcionando palabras de aliento y apoyo. Su empatía y comprensión ayudaron a Changbin a sentirse menos solo en su lucha.
[...]
Minho se dedicó a encontrar formas de integrar la terapia de artes expresivas en el tratamiento de Changbin. Organizó una sesión de terapia en la que Changbin fue invitado a participar.
—La danza y el arte pueden ser poderosos métodos para expresar emociones que a veces son difíciles de verbalizar —explicó Minho—. Quiero que uses estos medios para expresar lo que sientes.
Changbin, aunque escéptico, aceptó participar. Minho lo guió a través de una serie de ejercicios de movimiento y expresión creativa. Al principio, Changbin se mostró reacio, pero poco a poco, comenzó a liberar sus emociones a través del baile y el arte.
Durante una de las sesiones, Changbin dibujó un paisaje que representaba una batalla épica. Aunque era oscuro y caótico, también había elementos de esperanza en los bordes del dibujo.
—Nunca he intentado algo así antes. Es... liberador, de alguna manera —dijo Changbin, mirando su obra.
Minho sonrió con satisfacción.
—A veces, permitirnos explorar nuestras emociones de maneras no convencionales puede ayudarnos a sanar.
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Mientras Changbin comenzaba a adaptarse al entorno del hospital, la relación entre Minho y Jisung se hacía más evidente. Jisung, que había estado lidiando con sus propias luchas internas, encontraba en Minho un apoyo constante.
Un día, Minho y Jisung se encontraron en el jardín, compartiendo una conversación íntima.
—No sé cómo explicar esto, pero siento que realmente entiendes lo que estoy pasando —dijo Jisung, mirando a Minho con admiración.
Minho, que estaba a su lado, le tomó la mano con una expresión de cuidado genuino.
—A veces, simplemente estar allí para alguien puede hacer una gran diferencia. Y quiero que sepas que estoy aquí para ti, Jisung.
Jisung se sonrojó, sintiendo una conexión más profunda con Minho. Esta cercanía comenzó a evolucionar en algo más que una simple relación terapeuta-paciente.
