The night

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Daniel's POV

Ya estábamos en casa. Eran las 5:00 de la mañana. A pesar del cansancio, aún tenía energía y deseaba estar con Sara, entregarme a ella.

Recuerdo que estábamos mareados, pero ambos queríamos un poco más del otro.

Me tumbé en la cama y Sara se echó sobre mí.

-Mi campeón -dijo ella mientras se acercaba para besarme.

Yo correspondí al beso con desesperación. Tenía ganas de sentirla más cerca, de experimentar un poco más con ella.

Sin darnos cuenta, ambos nos habíamos despojado de la ropa y estábamos disfrutando del uno al otro.

El mundo a nuestro alrededor parecía desvanecerse. La emoción de la noche y el triunfo se mezclaban con una intimidad profunda que solo nosotros podíamos compartir en ese momento. Cada caricia y cada beso se sentían intensos, llenos de una pasión que se había acumulado durante la velada.

Sara se movía lentamente sobre mí, y sentí su calidez y su cercanía. Sus manos exploraban mi cuerpo con ternura, mientras yo respondía con la misma devoción. La conexión que compartíamos era tan intensa que, en ese instante, el resto del mundo parecía no existir.

Sus labios se encontraron con los míos nuevamente, y esta vez el beso fue más suave, más lleno de significado. Era como si estuviéramos comunicando todo lo que no se podía decir con palabras. Cada gesto, cada susurro era una expresión de nuestra alegría, nuestra confianza y el amor que sentíamos el uno por el otro.

Cuando finalmente nos separamos, ambos estábamos exhaustos pero satisfechos, envueltos en una sensación de calma y plenitud. Nos abrazamos, y Sara apoyó su cabeza en mi pecho, mientras yo acariciaba su cabello. La noche había sido un torbellino de emociones y triunfos, y ahora, en la quietud de nuestra habitación, todo parecía perfecto.

-Te amo -susurró Sara, con voz cansada pero sincera.

-Yo también te amo -respondí, abrazándola más fuerte.

Nos quedamos así durante un rato, disfrutando del silencio y de la compañía mutua. Aunque el mundo seguía girando fuera de estas cuatro paredes, aquí, en este pequeño rincón, estábamos en paz.

Finalmente, nos quedamos dormidos, ambos exhaustos pero felices, sabiendo que esta noche sería solo el comienzo de una nueva etapa en nuestras vidas, llena de promesas y de amor compartido.

Desperté antes que Sara, a las 8:00 de la mañana. La luz del sol se filtraba suavemente a través de las cortinas, creando un ambiente cálido y acogedor en la habitación. Me levanté con cuidado para no despertarla y me dirigí a la cocina para prepararnos algo de desayuno. Aunque aún me sentía agotado, la satisfacción de la victoria y el amor que compartíamos me daban una energía renovada.

Mientras preparaba café y algunos croissants, pensaba en lo increíble que había sido la noche anterior. La velada había sido un éxito, y la forma en que Sara y yo nos habíamos conectado aún me hacía sonreír. Cada momento, desde el triunfo en el ring hasta la intimidad que compartimos después, estaba grabado en mi mente.

Escuché a Sara moverse en la cama y, unos minutos después, la vi aparecer en la cocina con el cabello desordenado y una sonrisa que iluminaba su rostro.

-Buenos días -dijo, abrazándome desde atrás y apoyando la cabeza en mi espalda.

-Buenos días, mi amor -respondí, girándome para darle un beso en la frente-. ¿Cómo te sientes?

-Mucho mejor ahora que estás aquí -dijo, mientras se recostaba sobre el banco de la cocina y observaba los croissants que estaba preparando-. Todo fue tan perfecto anoche.

-Pues, para mí también -dije, colocando un croissant en un plato y dándole uno a Sara-. Creo que nunca olvidaré este momento.

Nos sentamos a comer, disfrutando de un desayuno simple pero delicioso. Conversamos sobre la noche, sobre nuestros sentimientos y sobre los planes para el futuro. La calma y la tranquilidad de la mañana contrastaban con la euforia de la noche anterior, pero ambos estábamos contentos y satisfechos.

-¿Qué vamos a hacer hoy? -preguntó Sara, mirando por la ventana.

-Primero, quiero disfrutar de este momento contigo -respondí-. Tal vez más tarde podamos salir a dar un paseo, celebrarlo con nuestros amigos o simplemente relajarnos.

Sara sonrió y asintió, claramente satisfecha con la idea.

-¿Te has dado cuenta de lo que hemos logrado juntos? -dijo-. No solo tú con tu victoria, sino nosotros como pareja.

-Lo sé -dije, tomándola de la mano-. Y me siento increíblemente afortunado de tenerte a mi lado. Esta victoria es solo un reflejo de todo lo que hemos construido juntos.

Terminamos el desayuno y decidimos pasar el día juntos, disfrutando de la tranquilidad y del tiempo que teníamos antes de que la vida retomara su ritmo habitual. Salimos a dar un paseo por la ciudad, disfrutando de la compañía mutua y de la oportunidad de estar juntos sin presiones.

A medida que el día avanzaba, la realidad de la victoria y el éxito de la noche anterior se asentaba en mí. Sentía una mezcla de orgullo, gratitud y amor, y sabía que el futuro nos deparaba muchas más aventuras y momentos especiales por compartir.

________

La victoria de Daniel en la pelea marcó no solo un triunfo profesional, sino también un hito en su vida personal. La dedicación y el esfuerzo que había invertido en su entrenamiento se reflejaron en el ring, pero el verdadero valor de su éxito se vio en la forma en que sus seres queridos compartieron y celebraron su logro.

La noche del after party, con la celebración en la Casa Madrid de Carrera, fue un testimonio de la camaradería y el apoyo que rodeaban a Daniel. La presencia de amigos como Spreen, Angie Velasco y Lit Killah, junto con el regreso de Frank, añadió una capa de calidez y emoción a una noche que ya era inolvidable. La fiesta no solo celebró el triunfo de Plex, sino también la conexión y el amor que compartía con su pareja, Sara.

El momento de intimidad que siguió, aunque privado y personal, consolidó la profundidad de su relación. En la tranquilidad de la mañana siguiente, ambos encontraron un equilibrio entre el entusiasmo de la victoria y la paz de estar juntos. El desayuno compartido y el paseo por la ciudad fueron un recordatorio de que, más allá de los éxitos y los desafíos, lo que realmente importaba era el vínculo que habían fortalecido a lo largo del tiempo.

Este capítulo en la vida de Daniel y Sara representa el resultado de la perseverancia, el apoyo incondicional y el amor. La victoria en el ring fue solo una parte de la historia; el verdadero triunfo fue la forma en que su éxito unió a las personas a su alrededor y fortaleció su relación. Con la mirada puesta en el futuro, Daniel y Sara sabían que, aunque el camino estaba lleno de incertidumbres, lo enfrentarían juntos, apoyándose mutuamente y celebrando cada logro y desafío que viniera.

You are my only victory -Yo soy plex Donde viven las historias. Descúbrelo ahora