Beer

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Jopa's POV

Adrián, Daniel y yo nos encontrábamos tomando una cerveza en un bar. Daniel tenía cara de querer hablar, algo raro desde que Sara ya no estaba en la EpicHouse. Él nunca quería hablar.

Su vida se había tornado un color gris. Aunque nunca nos quiso explicar por qué discutieron, creo que ni siquiera ellos mismos lo saben. Supongo que estaban estresados y cansados, pero créanme cuando les digo que nadie ama más a Daniel que Sara, y nadie ama más a Sara que Daniel.

Siempre he sido testigo de cómo se trataban tanto antes como ahora. Antes de ser pareja, siempre eran hiper atentos y muy cariñosos, y lo siguieron siendo al máximo. Era agradable verles, nunca se sentían forzados el uno con el otro, y en muchísimas ocasiones fui testigo de todas las veces que hablaron para intentar que nadie saliera dañado.

Estábamos los tres sentados en la barra. Daniel también estaba con el móvil, perdido en sus pensamientos como de costumbre.

—Daniel, ¿quieres explicarnos de una puta vez qué pasó con Sara? —dijo Adrián.

Daniel levantó la vista del móvil, sus ojos parecían cansados, como si llevara noches sin dormir. Suspiró profundamente, dejando caer sus hombros en un gesto de rendición.

—No es tan fácil, Adrián —respondió finalmente, su voz sonaba más apagada de lo normal—. No hay una sola razón. Fueron muchas cosas acumulándose con el tiempo.

Adrián y yo intercambiamos miradas. Sabíamos que presionarlo no era la mejor estrategia, pero también sabíamos que necesitaba desahogarse.

—Estamos aquí para escucharte, hermano —le dije, tratando de sonar lo más comprensivo posible—. No tienes que cargar con esto solo.

Daniel tomó un largo trago de su cerveza, como si el alcohol pudiera darle el valor necesario para continuar. Después de unos momentos de silencio, comenzó a hablar.

—Sara y yo... simplemente nos perdimos en algún momento. Las discusiones comenzaron a ser más frecuentes, y ya no éramos capaces de comunicarnos como antes. Sentía que cada vez que intentábamos arreglar las cosas, solo empeoraban.

Adrián lo observaba atentamente, asintiendo con la cabeza.

—¿Y cuál fue el punto de quiebre? —preguntó.

Daniel cerró los ojos, como si revivir ese momento fuera demasiado doloroso.

—La última discusión... fue la peor de todas. Ambos dijimos cosas de las que nos arrepentimos al instante. Después de eso, Sara decidió irse, y yo no hice nada para detenerla. Supongo que ambos necesitábamos un respiro, pero ahora no sé si podremos volver a ser lo que éramos.

El silencio se hizo pesado en el bar. Sabíamos que no había palabras mágicas que pudieran arreglar su situación, pero al menos Daniel había dado el primer paso al hablar con nosotros.

—Lo siento, Dani —dijo Adrián, colocando una mano en el hombro de Daniel—. Pero, como dijo él, estamos aquí para ti. No tienes que enfrentarlo solo.

Daniel asintió, visiblemente aliviado por haberse abierto con nosotros.

—Gracias, chicos —dijo, su voz más firme—. No sé qué va a pasar, pero me alegra saber que tengo amigos en los que puedo confiar.

La noche continuó, y aunque el ambiente seguía cargado, al menos ahora sabíamos cómo apoyar a nuestro amigo. Al final, eso es lo que importa: estar ahí, incluso en los momentos más oscuros.

Daniel's pov

Mis palabras colgaban en el aire, pesadas y crudas. Sentía que una parte de mí se había liberado al hablar con Adrián y el Jopa, pero al mismo tiempo, la tristeza seguía adherida a mis huesos.

Miré a Adrián y al Jopa, y vi en sus ojos la preocupación y el apoyo sincero. Eran mis amigos, mis hermanos, y su presencia era un recordatorio de que no estaba completamente solo en este caos emocional.

—Gracias por escucharme —dije, tratando de esbozar una sonrisa que no se sentía del todo real.

—No hay de qué, hermano —respondió Adrián—. Sabes que siempre estaremos aquí para ti.

Sentí un leve consuelo en esas palabras. El bar a nuestro alrededor seguía con su bullicio habitual: risas, conversaciones y el tintineo de vasos. Pero para mí, todo parecía amortiguado, como si estuviera separado por una delgada capa de neblina.

Tomé otro sorbo de mi cerveza, dejando que el líquido amargo se deslizara por mi garganta. Pensé en Sara, en los buenos momentos que habíamos compartido, y en cómo todo se había desmoronado tan rápidamente. Los recuerdos felices eran como un cuchillo de doble filo, tanto consuelo como tortura.

—¿Has pensado en hablar con ella otra vez? —preguntó Jopa, rompiendo el silencio.

—No lo sé —respondí, encogiéndome de hombros—. Quiero hacerlo, pero también tengo miedo. Miedo de que hablar solo empeore las cosas, de que nos haga más daño.

Adrián frunció el ceño, pensativo.

—A veces, enfrentar ese miedo es lo único que puede ayudarte a avanzar. Quizás hablar con ella, aunque sea doloroso, pueda darte alguna claridad.

Sabía que tenía razón. Evitar a Sara no resolvería nada. Pero el temor a revivir las discusiones, a abrir viejas heridas, era abrumador. Sin embargo, también sabía que no podía seguir así para siempre.

—Tal vez lo intente —dije finalmente, más para mí mismo que para ellos—. Necesito respuestas, y creo que ella también las necesita.

Adrián y Jopa asintieron, dándome el apoyo silencioso que necesitaba. Pasamos el resto de la noche hablando de otras cosas, tratando de distraerme de mis pensamientos oscuros. Sus esfuerzos no pasaron desapercibidos, y por primera vez en mucho tiempo, sentí una chispa de esperanza.

Cuando finalmente dejamos el bar, el aire fresco de la noche me golpeó con fuerza, despejando un poco mi mente. Caminé junto a mis amigos, sintiendo su apoyo como una manta cálida en una noche fría.

—Nos vemos mañana, Dani —dijo Jopa, dándome una palmada en la espalda.

—Sí, descansa, hermano —agregó Adrián, con una sonrisa.

—Gracias, chicos. Buenas noches.

Caminé hacia mi apartamento, pensando en lo que me habían dicho. Sabía que el camino por delante no sería fácil, pero con amigos como Adrián y Jopa a mi lado, sentí que podría encontrar la manera de enfrentar mis miedos y, tal vez, sanar.

You are my only victory -Yo soy plex Donde viven las historias. Descúbrelo ahora