Capítulo 12

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¿Por qué actúas así? Distante…

Entré en la peluquería con Sunny en brazos alegremente a mi lado. El aroma familiar del shampoo y el suave murmullo de conversaciones me recibieron. Pammy y Tanya estaban ocupadas con sus clientes, pero al verme, ambas levantaron la vista y sonrieron.

—¡Faye!.— Exclamó Pammy, con esa chispa de picardía que siempre llevaba en su rostro. —¿Qué tal la cena anoche?.

Sentí un leve calor subir por mis mejillas mientras me dirigía al área de descanso. Colocando mi paraguas en el perchero y dejando mi bolso en una silla.

—Bien, estuvo bien.— Respondí, tratando de sonar casual mientras me quitaba la chaqueta —Solo cocinamos ramen y charlamos un rato.

Tanya, que estaba terminando de secar el cabello de una clienta, se acercó con interés.

—¿Con quién cenaste?.— Preguntó, con una mezcla de curiosidad y diversión en su voz.

Pammy se estrechó de hombros ligeramente, su expresión burlona pero amigable. Sabía que ella siempre captaba más de lo que decía.

—Con Yoko, mi compañera de reparto.

Evité el contacto visual directo.

Pammy se apoyó en el mostrador, cruzando los brazos.

—¿Y cómo es ella?.

Su tono ligero pero lleno de insinuación.

Suspiré internamente, sabiendo que Pammy no dejaría el tema fácilmente. Me senté en una silla y comencé a hablar, tratando de mantener la compostura.

—Es muy talentosa y trabajadora. Tiene una energía increíble en el set, y fuera de él es bastante...— Hice una pausa, buscando las palabras adecuadas —Dulce. Se comporta un poco como una niña a veces, pero es realmente adorable.

Pammy intercambió una mirada rápida con Tanya, quien levantó una ceja, interesada.

—¿Dulce, eh?.— Repitió Pammy, sonriendo —¿Y cómo fue la noche, entonces? ¿Hubo... alguna chispa?.

Sentí mi corazón latir con fuerza, y no pude evitar que una leve sonrisa apareciera en mis labios al recordar los momentos compartidos. Pero me apresuré a controlarme.

—Fue una noche agradable, nada más.

Respondí, aunque sabía que mi voz no era tan convincente como debería.

Pammy se acercó más.

—Vamos, Faye, cuéntanos más. ¿Hubo algún momento especial?.

Me mordí el labio, mi mente viajando a los momentos en la cocina, los roces accidentales, las miradas prolongadas. Sentí un nudo en el estómago, una mezcla de nervios y algo más que no podía definir del todo.

—Hubo algunos momentos... interesantes.— Admití finalmente, mi voz apenas un susurro —Pero no pasó nada realmente. Solo... nos sentimos más cercanas, supongo.

Tanya, que había estado escuchando en silencio, se sentó a mi lado y me dio una palmadita en el hombro.

—Es bueno escuchar eso.— Sonrió comprensiva. —A veces, esos pequeños momentos son los que más importan.

Pammy asintió, aunque no dejó de sonreír con picardía.

—Sí, los pequeños momentos pueden ser muy significativos.— Añadió —Pero, ¿No crees que deberías intentar algo más? Parece que hay algo entre ustedes.

Suspiré, sintiendo una mezcla de frustración y anhelo.

—No estoy segura de cómo proceder.— admití —Es complicado. Tenemos una relación profesional y no quiero arruinarlo.

Mil maneras de amarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora