Kim Minjeong siempre había sido la niña con una sonrisa que iluminaba la habitación. Desde pequeña, su energía inagotable y su curiosidad la llevaban a hacer nuevos amigos sin esfuerzo y a llevarse bien con el resto. Contaba con el amor y apoyo incondicional de sus padres quienes siempres estaban orgullosos por su brillante e inteligente hija, porque si, Minjeong era una niña realmente inteligente por lo cual siempre era elogiada en el colegio y no solo eso, era realmente amable y educada, siempre ayudaba a sus madres y a cualquier niño quien podía verse en apuros. Esa era ella, una niña delgada pero fuerte, con cabello rubio que le llegaba por sus hombros, ojos cafés y unas preciosas mejillas rellenitas que le hacían ver muy adorable.
Era el primer día de clases de ultimo año en la primaria, se encontraba feliz por dar inicio a una nueva etapa la cual también sería la útima de su niñez, sin embargo, no le asustaba, le encantaban los retos y nuevos desafios.
Bajó para desayunar con sus dos madres, Taeyeon y Wendy. Taeyeon había tenido a Minjeong a muy temprana edad y debido a esa misma presión, su padre no se hizo cargo de su responsabilidad, sin embargo, consiguió el amor en una chica que las amaba profundamente y eso era lo que les importaba a las tres.
-Mamá, ya estoy lista. -Dijo con entusiasmo sentandose en su silla en el comedor.
-Estás preciosa, mi amor. No sé en qué momento creciste tanto. -Habló Taeyeon con pequeñas lagrimas en sus ojos.
-Incluso te vistes y arreglas sola... -Dijo Wendy con nostalgia mientras le daba su desayuno y le ponía su lonche al lado. -Come, no queremos que llegues tarde, cielo. -Besó la cabeza de la más pequeña y luego abrazó a su esposa. La pequeña asintió y comenzó a comer con entusiasmo.
Tiempo más tarde, cuando la primera clase terminó y los niños jugaban en el patio del colegio, la pequeña y alegre Minjeong se encontraba explorando su nuevo entorno con entusiasmo. Mientras corría por el patio de juegos, notó a una niña nueva sentada sola en un rincón. La niña estaba absorta en un libro, completamente ignorante de los juegos y risas que la rodeaban. Minjeong, siempre en busca de nuevas aventuras y amigos, no pudo resistir la tentación de acercarse para dar inicio a una conversació que podría resultar en una nueva amistad o al menos intentarlo.
-Hola, ¿qué estás leyendo? -Preguntó con voz animada, inclinándose para ver el título del libro. No obtuvo respuesta así que ladeó un poco su cabeza con algo de confusión mientras esperaba la respuesta.
La niña, cuyo nombre era Yoo Jimin, levantó la vista brevemente. Sus ojos eran oscuros y profundos, pero no mostraban ninguna emoción. Jimin regresó a su libro, dejando claro que no estaba interesada en conversar.
Minjeong no se desanimó y al contrarió, se sentó al lado de la pequeña niña pelinegra y sacó una galleta de su mochila, la colocó suavemente en el suelo entre ellas.
-Esto es para ti. -Dijo Minjeong con una sonrisa radiante. Jimin miró la galleta con una mezcla de sorpresa y desconfianza. Aunque no dijo nada, Minjeong percibió una ligera suavidad en su mirada. Era un pequeño paso, pero significaba mucho para Minjeong y sin saberlo, sería la puerta a un montón de posibilidades para la vida de ambas.
De este modo, día tras día, Minjeong se mantenía al lado de Jimin durante el recreo o en cualquier rato libre que tuvieran. A veces jugaban juntas, otras veces simplemente se sentaban en silencio porque poco a poco la rubia fue adaptandose cariñosamente a la personalidad de Jimin y no quería incomodarla o hacerle sentir mal. Minjeong nunca dejó de intentar comunicarse con su nueva amiga y descubrió que Jimin si podía escuchar con total normalidad y entender al resto pero simpemente no emitía palabra alguna e incluso evitaba hacer algún ruido. Es por esto que comunicaba sus pensamientos y sentimientos a través de pequeñas notas escritas en una libreta que siempre llevaba consigo. La primera nota que Minjeong recibió decía: "Gracias." Era un simple gesto, pero para Minjeong, representaba una gran victoria, realmente significaba mucho así que la guardó como uno de sus mayores tesoros. Aunque Jimin seguía sin hablar, Minjeong sentía que estaba comenzando a abrirse a ella y eso le daba pie a no rendirse y seguir esforzandose por no dejarla sola, nadie merecía estar triste y solo.
A lo largo del primer semestre, Minjeong continuó esperando pacientemente a Jimin. Aprendió a interpretar sus gestos y a leer las notas que Jimin le entregaba las cuales no contenían muchas palabras, eran simples como un "si", "no", "ok". Cada pequeño intercambio se convirtió en un hito en su incipiente amistad. Minjeong no veía a Jimin como un desafío, sino como una amiga valiosa con la que estaba dispuesta a construir una conexión significativa. Su paciencia y dedicación empezaron a mostrar resultados: Jimin, aunque aún reservada, empezó a confiar en Minjeong y a llevar esa amistad por muchos años más.
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Hi, guys. Decidí cambiar varias cosas (por no decir toda la historia) porque no me estaba gustando como iba así que ahora irá por este rumbo más o menos. Lo siento si les causé molestias pero es porque quiero que quede lo mejor posible. Poco a poco iré subiendo los capitulos pero los que ya están subidos, serán cambiados. Gracias por leer.
xoxo
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Waiting For Her - Wirina
Fiksi PenggemarKim Minjeong ha cuidado de Yoo Jimin desde que eran niñas apesar de que Jimin tenía problemas para la comunicación debido a un trauma que Minjeong desconocía y solo se comunicaba mediante pequeños gestos o escribiendo en su libreta. Sin embargo, Kim...