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El al principio dudo, pero asintió.
Al entrar él me elogio la casa mientras relojeo un par de libros que había sobre la mesa de living.
— ¿Vivis sola?
— Mjm.
— Piola.
Yo asenti mientras buscaba agua para darle. El pedo ya se me había pasado y no estaba tan ebria.
El me recibió el vaso con una sonrisa. Mientras yo me senté al lado suyo.
Tomo un poco de agua mientras leía lo que estudiaba.
— Me gusta tu letra.
— gracias, a mi mamá no le gustaba que sea tan desprolija con eso.
— A mi mamá también, pero como mi carrera no tenía nada que ver con caligrafía...
Yo me reí. Mientras lo miraba.
Lo miré como por minutos, él a mi también.
— Tus ojos tienen un poco de verde en ellos.
El río bajo.
— A mi me gustan tus pupilas. Brillan mucho.
Al escucharlo no lo pensé, le robe un beso como si lo necesitara. El me lo devolvió agarrando mi cintura. Yo envolví mis brazos alrededor de su cuello. Parándome de puntitas para besarlo.
De un momento a otro termine como en el baño. Arriba de la mesa con franco entre mis piernas.
*advertencia: contenido subido de tono, al que no le guste lo pasa*
Entre medio de besos le dije:
— el sillón— mientras señalé atrás, donde estaba el sillón que ocupaba la mayoría del living con la tele enfrente.
El me agarro los muslos envolviéndome en su cadera y me traslado al sillón. Él se sentó, dejandome a mi arriba.
Nuevamente entre besos le hablé.
— Esto está mal, tenes un vuelo dentro de unas horas— dije entre besos.
— Si, tenes razón — dijo el, pero nunca paro de besarme— esto está, muy mal— siguió besándome.
