Franco, Tiziana, Dybala, Joaquín y Oriana, se presentaron con una sonrisa.
Mia escapó de esa situación tan incomoda. Con la excusa de ir a preparar más pasta por la visita.
Franco quedó charlando con todos.
Congenió más con los hombres de la sala. Con preguntas como:
"Como van las carreras? Felicitaciones por empezar en fórmula 2" de parte de los chicos y comentarios de parte de franco como "bien, muchas gracias, ustedes como van con sus cosas?"
Tiziana y Oriana se miraron con complicidad, dejando charlar a los chicos mientras iban a la cocina con la excusa de ir a ayudar a Mía.
Cosa que no hicieron.
Asustaron a mia con el golpe de la cerradura de la puerta de la cocina.
— ¡Así te queríamos agarrar!— dijo Tiziana.
— ¡CON LAS MANOS EN LA MASA! — continuó Oriana.
— ¿Lo dicen en sentido figurado o...?— dijo Mia mientras amasaba la masa porque estaba haciendo la pasta casera que tanto le gustaba a sus hermanas y, a franco.
— ¡Lo decimos por Franco, Lara Mía!— Dijo Tiziana pegándole unos golpecitos en la cabeza.
— ¡Lo que dice ella!— dice Oriana pegándole también.
— ¡Ey, no se vale pegarle a la cocinera!— dijo Mia.
— ¿Entonces los rumores eran ciertos? ¿Te estás transando a colapinto? — Dice Tiziana.
Mía se cortó mientras cortaba la pasta, ya con las manos limpias.
— AUCH ¿Que? ¡¿POR QUE ESTAMOS HABLANDO DE TRANSAR?
— Mía no me digas que no te acostaste con él porque no te creo— Dijo Oriana.
— Bueno, si... una sola vez... estábamos borrachos, ¿si?
— Dios, Mía...— dice Tiziana refregándose la cara.
— ¿DIOS MIAAA QUEEE? Esta se fue a roma y volvió con anillo — dijo Mia señalando a Oriana.
— SIIII, con una relación de más de dos años, Mia. Y yo tengo 28, vos 18.
— Pero nada. Estas muy chiquita y la única relación que tuviste fue con Nacho.
— Pero lo de Nacho fue re forzado y lo saben, estuve con él solo porque fuimos muy amigos y la amistad se confundió, aparte mamá y papá querían que estemos de novios de chiquitos. Y no hagan tanto problema por nada, Franco y yo no somos nada, solo amigos.
Mía dio finalizada esa conversación con ese verso, dirigiéndole la mirada a la cocina y presentándole atención solo a ella. Mientras que sus hermanas se miraban comunicándose con la mirada.
Lo que Mia no sabía es que había un colapinto detrás de la puerta escuchando ese último verso.
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Pov Mía.
Las tres hermanas salimos, con la comida en manos.
Los chicos nos ayudaron y en cuestión de segundos, las parejas estaban sentadas.
Reímos, compartimos chistes entre todos. Hasta habíamos quedado en que volveríamos a juntarnos a almorzar mañana.
— Fuaa, cuando escuché lo de ustedes dos, no creí que fuera a ser verdad, pero enhorabuena a la nueva parejita— dijo Joaquin alzando el vaso para brindar.
Franco y yo nos quedamos callados.
Tiziana se frotó la cien en señal de necesidad de ayuda.
Y la pareja Dybala estaba mirando todo con la boca abierta.
Para mi suerte. Franco levantó su copa, rompiendo el hielo y diciendo:
— Enhorabuena, no sé si es tan así como vos decís, pero algo es mejor que nada, el tiempo va a decidirlo, ¿no?— dijo Franco mirandome con seriedad, nunca me miro así antes. Yo levante mi copa, con una mueca.
— Supongo...— dije yo chocando mi copa. Quise agarrar la mano de franco debajo de la mesa, pero él la sacó de lugar.
Al final, todos se habían ido quedamos franco y yo.
— ¿Que está mal con vos?— dije sacada de onda.
— ¿mal conmigo? La respuesta sería totalmente contraria.
— ¿Franco que mierda te pasa?
— ¿A MI? ¿Que te pasa a vos? Según vos, vos y yo no somos nada, no te tengo que dar explicaciones de nada.
— ¿Que carajos estas diciendo?
— ¿Yo? ¿Que carajos dijiste vos? ¿Negándome enfrente de tus hermanas, sin contestarle a tu cuñado cuando habla de nosotros dos como pareja?
— Franco, ¿esto es por lo que escuchaste cuando estábamos con mis hermanas?
— Por todo boluda, ¿sos joda? Me arrastre a vos como un débil de mierda, descalificado de una puta carrera y lo primero que hice fue acudir a vos y después decís que solo somos amigos.
— Primero que nada, vos y yo, solo somos amigos. Segundo, no tendrías porque mierda escuchar mis conversaciones, mucho menos sacarlas de contexto antes de preguntarme en vez de tratarme mal a la primera. Tercero, el hecho de que te hayas arrastrado a mi, no significa que seamos algo. Apenas nos conocemos— dije enojada. Al instante me calle, dándome cuenta de que esas no eran exactamente las mismas palabras que desearía haber soltado.
Franco me miro, como si fuera lo más mierda en el mundo, soltó una risa, se giró sobre sus talones y fue hacia la puerta.
Yo lo seguí.
— Para, franco.
Lo intente agarrar del brazo. Pero el pego un manotazo.
— Déjame— dijo con un tono re amargo en la voz.
Me sentí con una culpa inmediata. Lo estaba perdiendo por no saber comunicarme bien.
— Franco, por favor, quédate.
Suplique mientras sentía que se me caían lagrimas. El me miro mientras agarraba el pomo de la puerta.
— Nos vemos mañana, solo para quedar bien con los que me invitaron, no porque tenga ganas de verte.
