Sophia
Salgo de la habitación y abrazo a Nick que está frente a la puerta. Él me envuelve en sus brazos.
— ¿Vamos a mi habitación?- Nick se ve algo sorprendido ante mi pregunta pero asiente con la cabeza y comenzamos a caminar hacia las escaleras.
Cuando llegamos a mi habitación me alejo un poco de Nick, me quito la toalla que antes me ha puesto sobre los hombros y empiezo a tiritar por el frío. Llevo mis manos a mi espalda para soltar los nudos del bikini, me lo saco por la cabeza y suelto el nudo de la tanga.
— ¿Te vas a duchar?
— No, me voy a dar un baño. Y tu vienes conmigo.
— Creo que primero debemos hablar.
— No entiendo- a pesar de que estoy desnuda mantiene sus ojos fijos en los mios.
— ¿Qué ocurrió?
— No te entiendo- finjo demencia. Sé que habla de lo que ocurrió en la piscina.
— ¿Qué pasó en la piscina?
— Un ataque de ansiedad ¿ok?- digo seria ¿que nunca había visto a alguien tener uno?
— Sé lo que es. ¿Por qué?- empieza a sacarme de mis casillas.
— ¿Como que por que? Nicholas, ¿Me estas hablando en serio? ¿que crees que sentí al verlo? ¿Amor? ¿Crees que por eso tuve miedo, que por eso me lance a la piscina sin pensarlo dos veces? No, me lance a la puta piscina porque en mi cabeza solo podía escuchar las palabras de Christian diciendome que me vaya porque necesitaba pensar y asimilarlo. Por que la palabra aborto- se me escapa un sollozo y las lagrimas bajan por mis mejillas sin para- Esa puta palabra no dejaba de sonar en mi cabeza. ¿Qué esperabas?- busco algo con que cubrir mi cuerpo, odio recordar todo eso porque me siento sucia, y que me vea como lo está haciendo me ayuda en nada.
— Lo siento. Es que, no sé qué me pasa.- intenta acercarse pero yo me echo hacia atrás.
— No quiero que me toques.- Nick se confunde por mis palabras— ¿Puedes dejarme sola?
— No, no voy a dejarte sola después de comportarme como un gilipollas Soph. Ya te dije que lo siento y es verdad. No quería hacerte sentir mal, odio verte llorar, siendo impotencia al hacerlo, porque yo no puedo hacer nada mas que estrecharte en mi pecho y esperar a que pares de hacerlo.
— ¡Te dije que me dejes sola! por favor.
— ¿Qué pasa?
— Vete- le pido cubriendome con mis brazos.
— No me iré si no me dices que te pasa.
— Que me siento sucia ¿si? ¿puedes irte ya?- suelto con un hilo de voz.
Nick parece empezar a entender la situación porque su expresión cambia a una más comprensiva. Pero en vez de ir hacia la puerta viene hacia mí, retrocedo hasta que mis piernas chocaron con la cama haciendo que caiga en ella. Nicholas se pone de cuclillas frente a mi.
— No tienes porque sentirte así. Tu no tuviste la culpa, lo sabes ¿verdad?
— Nick, enserio quiero estar sola.
— Quieres estar sola porque crees que te veo igual a como tu te ves y te sientes.
— Lo estoy- las lagrimas no paran de caer por mis mejillas.
— Soph, tú no estás sucia, ellos sí.- me abraza aunque yo intento apartarlo, sollozó fuertemente, y me remuevo entre sus brazos. No quiero que me toque. No quiero que nadie me toque.
Esto me pasaba seguido, en especial en la noche después de tener pesadillas, no quería que nadie me tocara.
— ¡Déjame!- Pido entre sollozos y lágrimas.
Nicholas pasa uno de sus brazos por debajo de mis piernas y me lleva al baño. Me deja en el suelo y yo intento que me suelte pero me toma con fuerza las muñecas.
— Quieta, no quiero que te muevas, me vas a escuchar ¿Bien? no te voy a dejar hundir en la miseria como antes. No quiero volver a oírte decir lo de antes ¿entendiste?- asiento con la cabeza— Quiero que lo digas.
— Entendido- digo con lágrimas en los ojos, en verdad le importo, en verdad.
— Te vas a duchar, ¿Ok?
— No creo que pueda mantenerme de pie.- las piernas me tiemblan y me siento mareada.
— ¿prefieres que llene la bañera?- pregunta sosteniéndome de la cintura.
— Prefiero que entres conmigo a la ducha o a la bañera.- me sincero, no tengo fuerzas para pensar en enjabonarme, en lavarme el cabello, nada, no creo ser capaz de mantenerme de pie, ni siquiera de darme un baño.
— Sophia…- me advierte.
— Nicholas, no puedo mantenerme de pie ¿Ok? No tengo fuerzas. Tampoco me siento en condiciones para darme un baño.
— Bien, una ducha.- Abre la ducha y espera a que el agua esté tibia, mientras tanto se saca el bañador y el boxer.
Me agarra de la cintura y entramos a la ducha.
Siento el agua tibia caer sobre mi piel tensa, y todo comienza a disiparse. Nicholas empieza a enjabonarme el cabello mientras me sostengo de sus hombros. Sentir sus dedos dar círculos en mi cabeza me relaja, cuando termina con el cabello me ayuda a enjabonarme el cuerpo y después me envuelve en el albornoz y me deja sentada sobre el váter mientras él se termina de dar una rápida ducha, y sale envolviendo una toalla en su cadera.
Sin preguntar pasa un brazo por debajo de mis piernas y me levanta, me lleva hasta el armario donde me deja sentada en el puf del centro y toma un cepillo de mi tocador, me peina el cabello con delicadeza y después abre el cajón del que seguramente el otro día había sacado mi ropa interior. Saca unas bragas de encaje color negro y un brasier a juego. Me los pone y después saca unos shorts de tela justo a una camiseta negra, me ayuda a ponerlos y después me lleva hasta la cama.
— Deberías dormir un rato, estás cansada. Han sido muchas emociones para un día- se pone su ropa que antes ha traído a mi habitación y veo que tiene intenciones de irse.
— Nick- Lo llamó— Ven aquí- lo veo dudar pero se acerca.
— Soph, lo siento ¿Bien? sé que no debí reaccionar como lo hice.
— No quiero hablar de esto. Solo quédate. Quiero dormir y no lo conseguiré si no estás y si lo hago tendré pesadillas.- Nick no se ve muy seguro ante lo que le pido pero de igual manera se saca los tenis de un puntapié y se acomoda a mi lado, apoyó mi cabeza en su hombro y cierro los ojos.
Cuando despierto la mano de Nick acariciaba la curva de mi cintura con suavidad, Levantó un poco la cabeza para verlo a los ojos.
— ¿Dormiste bien?- asiento con la cabeza y vuelvo a recostarme.
— ¿Qué hora es?
— Es casi hora de cenar.
— Lo siento, debes tener hambre.
— No te preocupes, no tengo mucho apetito. ¿A qué hora dijiste que llega tu abuela?
— Para cenar.- Me tenso, si casi es hora de cenar, mi abuela no debe tardar en llegar.
— Soph, si no quieres verla…
— Si quiero- lo interrumpo— Lo dijo en serio, quiero verla, hablar con ella y que me vuelva a estrechar entre sus brazos, solo… Ha pasado mucho tiempo.
— Ok. Soph, no quiero hacerte sentir incómoda, no pensé con la cabeza fría, lo siento mucho.
— Nick, ya pasó ¿Ok? olvidalo, no quiero hablar más de esto, no me hace bien hablar de esto, dejemos el tema por favor.
— Bien. Pero quiero que aclaremos algunas cosas, que pongamos unas reglas en esta relación. Si nos sentimos incómodos o no queremos hablar de un tema o no nos sentimos bien al hablar de eso, se lo diremos a la otra persona. ¿Ok?
— Ok- contesto— debería ir a cambiarme de ropa.
— Aquí te espero.
Me levanto y me voy al armario,me saco la ropa y me quedo solo con la ropa interior y saco unos vaqueros ajustados azul oscuro con desgastes y un top negro con escote en V y mangas largas. Me calzo unos botines negros con poco tacon y vuelvo a la habitacion, encuentro a Nick ya con sus tenis y pasandose una mano por el cabello peinandolo un poco. Levanta su mirada hacia mí y me da un reparo muy poco disimulado.
— No me mires tanto, me vas a gastar.
— Creo que ya tuvimos esa conversación hace unos días.
— Es verdad.
— Te ves hermosa.
— Gracias, tú no estás nada mal.
Se levanta y camina hacia mi. Pone sus manos en mi cintura y apoya su frente en la mía.
— Si quieres irte, solo debes decírmelo, lo sabes ¿Verdad?
— Lo sé Nick, pero estamos hablando de mi abuela, no de Christian.
— Nena, sé que es tu abuela, pero eso no quita que te pueda hacer sentir mal o incómoda, si te quieres ir solo debes decírmelo.
Eso me tranquiliza, no importa lo mucho que haya intentado mentalizarme de que esto será normal y solo me dará una breve riña sobre no contestar ninguna de sus llamadas, pero si intenta regañarme o reprocharme lo de Christian (no usar protección) no sé de qué manera reaccionaria, mi abuela nunca ha Sido la típica abuela, esa que tiene sesenta y tantos años no. Mi abuela es una mujer de 57 años que no aparenta más de 40 porque en verdad podría decir que en toda mi vida no le he visto aparecer una sola arruga. Tampoco es la típica mujer 100% creyente que cumple todas y cada una de las normas de la iglesia católica, no, es la mujer adulta que me ha dejado beber desde los 15 (sin exagerar en consumo) y que sabe lo que hago con mi novio cuando me encierro con él en mi habitación y solo me habla sobre todos los métodos anticonceptivos que existen para prevenir tanto un embarazo como alguna enfermedad. Me ha dado mi libertad dentro de lo que cabe. Y eso es lo que más me gusta de ir con ella, porque Mike puede tener toda la autorización de dejarme hacer todo lo que mi abuela me dejaría Pero ella… bueno no le gusta dejarme a rienda suelta cuando no está cerca. Sé que si saca el tema del embarazo y me reprocha el no haberme cuidado voy a reaccionar de mala manera y con Christian aquí sé que será peor porque es capaz de tener una charla con ambos sobre el tema y lo irresponsables que fuimos.
Pero con todo lo que ya pasó hoy no tengo fuerzas ni para considerar esa charla, estoy exhausta y no quiero hablar de temas tan sensibles para mí.
— Gracias, en serio, sé que no soy fácil y que en muchas veces te hago pasar malos ratos pero…
— Soph, todo lo que te ha pasado no es tu culpa, sentirte mal no es tu culpa, es culpa de los que te hacen sentir mal, ¿Entiendes eso?
— Si.
Me abraza y yo escondo mi cara en su pecho. Tengo miedo, y al mismo tiempo quiero ver a mi abuela, en verdad, pero no quiero tener que pasar por contar todo de nuevo.
Nos separamos y bajamos las escaleras, vamos al salón donde encontramos a Ana, Erick, Elliott y Diane.
— ¿Y Esteban?- preguntó mirando a Diane.
— Con Dahiana en su cuarto. Mejor no vayan- dice haciendo una mueca, es obvio que están cogiendo así que intercambió una mirada con Nicholas y cambiamos de rumbo, salimos al porche y nos sentamos en los escalones, apoyo mi cabeza en su hombro y vemos el atardecer.
— Hubiera sido muy gracioso interrumpirse el polvo.
Se me escapa una risa por su comentario.
— Si, y muy seguramente tu hermana nos la devolvería después.
Nick hace una mueca y después sonríe.
— Si, mejor dejemos que sean felices.
— Es una buena idea.
— Y nosotros también podemos serlo mientras tanto.
Con un movimiento que me tomó de imprevisto Nicholas me toma de las caderas y me sube a horcajadas sobre él. Quedamos frente a frente y sus ojos hacen que sienta un cosquilleo en mi vientre. Ese azul nunca dejará de hacer estragos en mi interior.
— ¿Que haces?- pregunto juguetona.
— Disfrutar de mi novia.
— En el porche de su casa, al aire libre, con su abuela a punto de llegar pudimos encontrarnos así.
— Si- Contesta seguro— No le veo problema a eso en verdad, ni que estuviéramos follando aqui, solo te estoy dando cariños- dice acariciando mi cintura. Hace un poco de frío pero nada del otro mundo o como para ponerte un abrigo.
— Sé que lo de hoy fue incomodo para ti, bueno… para todos, ya que todo me vieron y a demás de eso lo de mi habitación y eso, pero Nick, sé que no tenías malas intenciones, tampoco sabías todo lo que siento cuando hablo de eso, quiero que sepas que me siento bien contigo, me siento segura ¿ok?
— Ok- me besa y yo enredo mis dedos en su cabello profundizandolo, lo atraigo más a mi y el me acerca más a él haciendo que sienta el bulto de su pantalón en mi sexo. Estoy exitada, no lo voy a negar, tampoco voy a negar que tengo muchas ganas de que nos vallamos a mi habitación para bañarnos la calentura, Pero sé que mi abuela llegará en cuestión de minutos y que no sería de lo más divertido que me interrumpirá la cogida con Nick. Nos separamos para poder respirar y vuelvo a mis cinco sentidos, los sonidos vuelven a entrar por mis oidos y mis ojos se abren dejando que me pierda en los ojos de Nicholas.
— Mi abuela no tardará en llegar.
— Mierda- dice apartando me un poco.— ¿Muy evidente que casi nos arrancamos la ropa aquí fuera?
— Un poco- digo una sonrisa burlona— Tranquilo, no es problemática hacia estos temas.
— ¿Le daré una buena impresión aunque esté así?- dice señalando el bulto que sobresale en su pantalón.
— Si me alejo puede desaparecer…- digo inocente.
— Ya crees.- Intenté volver a acomodarme a su lado Pero no permite que me mueva sujetando mis caderas.— ¿Que crees que haces?
— intentar quitarme para…- me calla con un beso.
— Ni aunque te quites bajara porque con el simple hecho de verte respirar me pones así.
No puedo evitar sentir que me sonrojo, nunca me han faltado comentarios como estos, pero no sé si es porque vienen de Nicholas o por lo que pasó Pero no puedo evitar sentirme nerviosa (no en el mal sentido, me encanta que me diga estás cosas, solo es como si fuera la primera vez que me lo dicen)
Una luz más intensa a las de las farolas que hay en los extremos del camino que recorre el auto para llegar a las plazas o al garage, la puerta de hierro forjado se abre y entran tres camionetas, porque si, yo fui la que se negó en rotundidad a que le pusieran escoltas, Pero si fuera por mi abuela llevaría dos calientas delante y dos tras de mí siempre que pusiera un pie fuera de la casa.
Me levanto y Nick hace lo mismo poniendo sus manos en mis hombros, la camioneta delantera y trasera se estacionan en una de las plazas y la de en medio (donde viene mi abuela) llega hasta quedar en frente de nosotros.
— ¿Dos camionetas escoltas? ¿Son blindadas o me parece?- escucho a Nick susurrar en mi oído.
— Mi abuela es un magnate del petróleo, dueña una de las mejores cadenas hoteleras de todo Europa y algunas sedes de Estados Unidos, es la dueña y presidenta actual de la mejor forma de abogados del mundo, dos camionetas son poco.
No hay que olvidar que también es una mafiosa.
Callate. Eso no nos importa, mantiene los negocios legales al margen de los ilegales, de esos se encargará Sara.
Verdad, tu primita.
Si, la que se supone no tengo.
Un hombre baja de del puesto del copiloto y abre la puerta corrediza de la parte trasera, de ella baja una mujer, alta, delgada, cabello rubio recogido en un moño muy bien hecho, poco maquillaje pero no menos de lo necesario, lleva puesto un vestido azul oscuro con cuellos en v con poco escote y unos centímetros debajo de la rodilla con unos tacones negros en punta, una cartera negra en su mano izquierda. Cuando su mirada se encuentra con la mía su cara sería cambia por una sonrisa, una de verdad, porque a diferencia de muchas de las personas con este estatus social ella solo sonríe cuando en verdad siente felicidad, abre sus brazos y yo corro hacia ellas y la abrazó sintiendo sus brazos rodearme y abrazarme con fuerza.
— No te imaginas todo lo que te he extrañado cariño- dice, Pero no logró formular palabra, solo la abrazo con un poco más de fuerza haciéndole saber que yo también la he extrañado, siento su aroma, ese aroma que siempre consideré mi hogar. Sin darme cuenta he empezado a llorar, unas cuantas lágrimas caen por mis mejillas y mi abuela se aleja un poco aún manteniendo el abrazo pero lo suficiente para poder vernos a los ojos.
— ¿Por qué lloras cariño?- dijo limpiando mis lágrimas con sus pulgares.
— Porque te extrañe demasiado.
— Yo también a ti nena, ¿qué te parece entrar a casa? Podemos tomar un té y platicar un rato.— ¿No habíamos acordado que los regalos solo se daban el mismo dia de mi cumpleaños?
— Lo habíamos hecho, pero no creo que sea posible esconder este regalo por una semana, a demás lo podrás tener contigo hasta el dia despues de tu cumpleaños.
No entiendo muy bien eso de que lo tendré hasta el día siguiente a mi cumpleaños pero prefiero no hacer preguntas. Mi abuela le hace señas a uno de los guardaespaldas para que abra la puerta del otro lado, me espero que saque una caja, o un sobre, o una bolsa, pero no es lo que ocurre, en vez de eso, veo una cabeza pelirroja, y lo entiendo todo a la perfección: Dalyan. No puedo evitar pegar un chillido de felicidad y abrazar a mi abuela para correr en dirección a Dalyan. En cuanto nos encontramos nos abrazamos con fuerza.
— ¿Como pudiste no decirme nada?- interrogue aun abrazadas.
— No todos tenemos problemas para guardar secretos, Elena y yo queríamos que fuera una sorpresa.
— Pues lo han conseguido.
— Nick no ha perdido su encanto- me dice en susurros.
— Pues que si lo ha perdido o ha ganado aún más, no lo sé, pero sé que es un gran chico y que está ahí para mí, pase lo que pase.
— Igual que yo Rubia, eso no lo puedes olvidar y lo sabes.
— Igual que yo para ti pelirroja.
Nos separamos y voy hasta donde esta mi abuela mirándonos, entrelazo mi brazo con el suyo y la guio hasta donde esta NIck con una sonrisa de angelito.
— Abuela él es Nicholas Montgomery, mi novio e hijo de…
— Los Montgomery, tuve el gran placer de conocer a tus abuelos hace algunos años. Es un placer conocerte Nicholas.- Dice mi abuela extendiendo su mano, Nick la toma.
— Créame cuando le digo que el placer es todo mío, tenía muchas ganas de conocer a una de las mujeres que han hecho de Sophia quien es hoy.- No puedo evitar sonreír por su comentario, Nick me adora de pies a cabeza y sé que para él es importante el hecho de que le presente a mi familia, a la que quiero de verdad, tanto a la parte de sangre como a los que he escogido como mi familia a lo largo de mi vida.
— Nick, que gusto volver a verte- dice Dalyan dándole un corto abrazo.
— Ha pasado mucho tiempo Dalyan.
— Espero que tu hermana no sea tan insoportable como lo era antes, o mejor dicho tan celosa- dice con una sonrisa. Dahiana es celosa por mil, termino con Esteban porque él me estaba cuidando, y soy su hermana, no quiero imaginar su reacción al ver a Dalyan, tal vez cuando los Montgomery vivían en Londres Dalyan se llevaba con Esteban muy mal, no se agradaban el uno al otro, todo cambio cuando Diane le pidió a Dalyan que se quedara en casa por un tiempo para que yo pudiera tener más compañia mientras Esteban viajaba. Desde ese entonces se llevan mucho mejor además de que se acostaron mientras Esteban y Dahiana estaban separados, Dahianan me dejó claro que solo fue un polvo, y nada mas, sabia que era verdad en especial porque sé que no ha terminado de superar a Jacob su ex.
— Yo diría que no te deberías preocupar por eso ¿no te llevas super mal con Esteban?
— No, en realidad somos buenos amigos ahora.
— ¿Los Cruz se quedaran aquí?- pregunta mi abuela.
— Si, pero abuela sé que no te gusto para nada lo que paso, el cómo te quitaron…
— Cariño, no es por eso, solo quería saber, Erick apenas si me rinde cuentas de la firma, no me ha dicho nada de lo que pasa en esta casa, y eso que es mía.- suelto una pequeña risa y entramos todos a la casa.
— ¿Dónde está Mike?
— Mis padres le dieron el día. Creo que está en el cine con una linda americana que conoció hace unos días.- Dijo con asco.
— Te están quitando el puesto de la niña de sus ojos, yo te ti me cuidaría la espalda.- me dice Dalyan con una sonrisa burlona, sé que en un rato me dara un abrazo y me dirá que eso nunca pasaría pero igual logra bajarme un poco la moral, Nick lo nota y pone sus manos en mis hombros.
— ¿Quienes además de los Cruz se estaban quedando aquí?
— Los Nguyen.
— ¿Todo bien con Christian o es necesario que mande a uno de mis guardaespaldas- sicarios— para que lo saquen de la casa.
— Todo bien- digo con tranquilidad.
— ¿Bien de lo puedes soportar o bien de que están bien, han arreglado todo lo que debían arreglar y ahora están bien?
— Arreglamos las cosas y estamos bien.
— Ok.
— Todos deben estar en la sala.
Nos dirigimos al salón donde si encontramos a todos, Esteban y Dahiana ya están aquí y hablan con Diane y Elliott. Y mis padres y los Nguyen contando a Christian hablan sobre algo.
— Buenas noches- saluda mi abuela entrando de primera.
Todos se ponen de pie y mi padre es el primero en venir a abrazarla (falso) lo hace para conseguir algo de la fortuna.
Mi madre intenta acercarse pero mi abuela la ignora, siempre considero a mi madre una cualquiera que solo busca dinero y fama, no digo nada al respecto, después de todo no fue capaz de querer a su hija, o de siquiera aparentarlo.
Mi abuela saluda a todos, les da un corto abrazo a los padres de Christian y uno largo a él, algo me pinta que ha ido a verla durante estos meses, las abuelas de Christian murieron cuando él era pequeño y apenas si las recuerda, cuando conoció a mi abuela y ella empezó a tomarle cariño se volvieron unidos, en alguna ocasión llegué a ponerme celosa de todo el cariño que mi abuela le tenía y probablemente le sigue teniendo. Saluda a los Cruz como siempre, con un corto abrazo y uno más largo a Esteban que la considera su otra abuela, en realidad la llama abuela.
Veo que Esteban le presenta a Dahiana. En ese momento me doy cuenta de que Dalyan no está con nosotros, en realidad no está en la habitación.
— ¿Viste a Dalyan?- le pregunto a Nick.
— Está detrás de la pared, quiere hacer una entrada triunfal.
Sonrió, ¡esa es mi chica! cuando menos me lo espero entra y dice un “sorpresa”, la cara de Esteban es de total sorpresa y felicidad, Dalyan va directo a saludarlo primero y él la aprieta y la levanta unos centímetros del suelo, la cara de Dahianan es todo un poema, tiene el ceño fruncido y se nota que si esos dos no se separan pronto se irá hecha furia.
— ¿Por que no me dijiste que venias?- preguntó Esteban soltandola-
— Era una sorpresa, tanto para Sophia como para ti, las promesas consisten en que sean sorpresa, por esa razón no dije nada.
— Ok…
— Que gusto volver a ver Dahiana- dice dándole un corto abrazo que ella corresponde sin muchas ganas.
— Lo mismo digo- dice poco convencida.
Dalyan saluda a los demás y se la presento a mis padres como mi mejor amiga.
Le pido a Gabriela que prepare otra de las habitaciones de invitados que está en el segundo piso.
— Soph, si quieres que me vaya para poder estar con Dalyan y tu abuela tranquila no tengo problema.
— Amor, si tu te quieres ir puedes hacerlo, pero si me hablas de lo que yo quiero es dormir toda la noche abrazada a ti y que seas lo primero que vea al despertar en la mañana. No te voy a mentir a la hora de decirte que quiero hablar un rato con mi abuela a solas, y otro rato con Dalyan, pero no quiero que te vayas. Pero tampoco que te quedes si no quieres hacerlo- me vencen mis inseguridades haciendo que lo último salga.
— Claro que quiero quedarme contigo.Un rato después estoy en mi cuarto con Dalyan, más precisamente en el armario, no quiero dejar a Nick solo mucho rato, bueno con Esteban y Dahiana, así que estoy aprovechando para cambiarme mientras hablo con Dalyan.
— Te ves feliz- dice con una sonrisa.
— Creo que despues de tanto tiempo por fin lo estoy.
— Si Nick te llega a hacer algo se las va a ver conmigo.
— Creo que eso ya lo sabe.
— No me cuenta nada decírselo a la cara.- ambos soltamos una carcajada.
— ¿Cómo estás?
— Hace mucho que no me preguntabas eso.
— Lo sé, no he sido la mejor amiga los últimos meses…
— Lo entiendo Soph, estabas mal, te sentías mal, y pasar por todo eso es algo que no puedo siquiera imaginar…
— No me justifica.- la interrumpo— podía estar muy al pero, tu estabas ahi, y ese simple hecho debía hacer que te hablara al menos.
— Soph, solo quiero decir que no te lo estaba diciendo para echartelo en cara ni nada parecido.
— Lo sé, pero quiero que sepas que me arrepiento, porque sé que tú también debiste tener días malos y yo no estuve ahí para ti, mientras que tu estabas ahí la mayoría de los días, convivias con Jacob solo para estar conmigo y eso te lo agradesco.
— Te amo Rubia, lo sabes y aquí estoy siempre, no importa que, siempre estoy a una llamada de distancia.
— Sabes que yo tambien, pelirroja aquí estoy.
Nos abrazamos y cuando nos separamos Dalyan me dio una sonrisa picara.
— Ahora vamos a elegir tu pijama para esta noche- y cuando habla de pijama se refiere también a la lencería de por debajo— ¿Hablaras con tu abuela ahora?
— Ese es el plan, me cambio y voy a su habitación, haremos lo mismo de siempre, sentarnos en su cama con los pijamas puestos y una taza de té.
— Me encanta esa tradición suya. Ahora a escoger lo que te pondrás. ¿Qué llevas bajo eso?- me saco el top y el jean quedando en la lencería que me había puesto Nicholas antes— Está bien, ahora escoger una pijama.- saca una de tela, de blusa y short color negro— Este debe quedar hermoso con tu tono de piel.
Me lo pongo y despues busco una mis pantuflas, encuentro unas en color negro con la cara de los osos escandalosos.
— ¿Quedé bien?
— Quedaste hermosa.
Salimos de la habitación y Dalyan me abraza antes de entrar a su habitación, sigo hasta la habitación de mi abuela y tocó la puerta, espero a escuchar el “siga” abro la puerta y encuentro a mi abuela sentada en la cama, lleva un pijama parecido al mío solo que en vez de short un pantalón en color vinotinto, tiene sus gafas de leer y está dejando un libro sobre su mesa de noche. A ella también le gusta leer, creí que eso lo saqué de ella.
Solo que tú lees porno.
Detalles innecesarios.
— Ven aquí- dice dando pequeñas palmaditas a su lado.
Me siento con las piernas cruzadas y la miro.
— Perdón- empiezo— Sé que debí haber contestado tus llamadas o al menos tus mensajes…
— Cariño, era un momento complicado, no voy a decir que no me dolió que no quisieras hablar conmigo. Pero, yo también debo pedirte perdón, porque yo no estuve ahí, y en verdad no luche con todas mis fuerzas, puede haber ido a verte, pero no lo hice, y debí haberlo hecho. Perdón.
La brazo, y una lágrima cae por mi mejilla.
— Claro que te perdono abue, sé que tampoco fue fácil para ti.
Nos quedamos así un rato y cuando nos separamos pregunta:
— ¿Y Nicholas?
— Le he contado todo. No se fue, y la verdad, no creo que lo haga…- digo con una sonrisa triste.
— ¿Entonces por qué te ves triste?
— Porque no él no se va a ir, pero no sé si yo me quedaré.
Y esa es la verdad que me atormenta a diario, no saber si seré capaz de quedarme, ¿Y si todo lo que está pasando con mis padres se desvanece de un momento a otro? ¿Sería capaz de quedarme? ¿Sería capaz de verlos todos los días? ¿Podría quedarme bajo el mismo techo que ellos?
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Aprender A Vivir Mi Vida
RomanceEsta es una historia sobre una chica, que sufre por que su familia no la quiere, por lo que ha pasado en su vida, por lo que quiere para su futuro, porque quiere enamorarse, pero no tiene el tiempo suficiente para empezar algo. en esta historia se...