Capítulo 3: Celos y Comprensión

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El verano continuaba en Konoha, trayendo consigo días largos y calurosos. Himawari e Inojin estaban disfrutando cada momento juntos, pero no todo era perfecto. En medio de su floreciente relación, Himawari comenzó a sentir una sensación desconocida: los celos.

Todo comenzó cuando Inojin fue asignado a una misión junto a Sumire Kakei, una talentosa kunoichi que también era amiga de ambos. Aunque Himawari sabía que Inojin y Sumire eran solo compañeros de equipo, no podía evitar sentirse incómoda cuando veía lo bien que se llevaban.

Una tarde, Himawari decidió visitar a Inojin en el campo de entrenamiento después de su misión. Al llegar, los vio entrenando juntos, riendo y charlando animadamente. Himawari sintió una punzada en el pecho que no pudo ignorar.

—¡Hola, chicos! —saludó, tratando de sonar casual mientras se acercaba a ellos.

Inojin se giró y sonrió al verla.

—¡Hima! Justo terminamos el entrenamiento. Ven, siéntate con nosotros.

Himawari se unió a ellos, pero no pudo evitar notar la cercanía entre Inojin y Sumire. Mientras hablaban, la mente de Himawari se llenaba de pensamientos inseguros.

—Sumire, has mejorado mucho en tu control de chakra —comentó Inojin, admirado.

—Gracias, Inojin. Tus consejos han sido muy útiles —respondió Sumire con una sonrisa.

Himawari forzó una sonrisa, tratando de mantenerse tranquila. Sin embargo, sus celos seguían creciendo. Después de un rato, decidió que era mejor irse.

—Creo que me voy a casa. Tengo que ayudar a mamá con algunas cosas —dijo, levantándose.

—¿Te vas tan pronto? —preguntó Inojin, sorprendido—. Pensé que podríamos pasar un rato juntos.

—Lo siento, Inojin. Tal vez otro día —respondió Himawari, esforzándose por mantener la compostura.

Cuando Himawari llegó a casa, se sintió abrumada por sus emociones. Sabía que sus celos eran irracionales, pero no podía evitar sentirse insegura. Pasó la noche dándole vueltas a la situación, preguntándose si debía hablar con Inojin al respecto.

Al día siguiente, Inojin notó que Himawari estaba distante. Decidió hablar con ella para entender lo que estaba pasando.

—Hima, ¿podemos hablar? —le pidió, encontrándola en el jardín de su casa.

Himawari asintió, sintiendo que era el momento de ser honesta.

—Inojin, he estado sintiéndome extraña últimamente. Me duele admitirlo, pero creo que estoy celosa de Sumire. Sé que no debería sentirme así, pero no puedo evitarlo.

Inojin se sorprendió, pero tomó la mano de Himawari con ternura.

—Hima, no tienes que sentirte celosa. Sumire es solo una amiga y compañera de equipo. Eres tú quien me importa, y eres tú a quien amo.

Himawari sintió cómo sus inseguridades comenzaban a desvanecerse ante las palabras de Inojin. Sabía que él era sincero, pero aún había algo más que necesitaba decir.

—Lo sé, Inojin. Confío en ti, pero a veces siento que no soy suficiente. Sumire es tan talentosa y cercana a ti que me hace sentir insegura.

Inojin la abrazó con fuerza, queriendo asegurarse de que Himawari sintiera todo su amor y apoyo.

—Hima, eres increíble tal como eres. No hay nadie que pueda reemplazarte en mi corazón. Te amo por lo que eres, y nada ni nadie cambiará eso.

Himawari sintió una oleada de alivio y amor mientras escuchaba las palabras de Inojin. Se dio cuenta de que sus celos eran solo una barrera que debía superar con confianza y comunicación.

—Gracias, Inojin. Prometo trabajar en mis inseguridades y ser más abierta contigo.

—Siempre estaré aquí para apoyarte, Hima —dijo Inojin, besándola suavemente en la frente.

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A partir de ese momento, Himawari e Inojin decidieron ser más abiertos el uno con el otro, compartiendo sus sentimientos y fortaleciendo su relación. Los celos, aunque dolorosos, les enseñaron la importancia de la confianza y la comunicación, elementos esenciales para su amor en crecimiento.

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